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JOSEPHINE por desire nemesis

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¡No yo…!—trató de replicar la cantante pero el daño estaba hecho.

 

¡Estáis saliendo juntos! ¡Que gran primicia!—de inmediato las cámaras 1 y 2 fueron por Seto y encontrándolo lo hallaron reticente.

 

¡Y pensar que a Yuki le habéis mentido!—se rió la conductora.

 

¡No es cierto! Yo…--pero Josy estaba predicando en el desierto. La conductora ya no prestaba atención a sus palabras sino a la romántica idea de una cantante y un guardaespaldas juntos hasta que recordó esa película.

 

¿Cuál película?

 

La película.

 

¡Es como en “El guardaespaldas” con Whittney Houston y Kevin Costner!—dijo embargada de emoción con corazoncitos en los ojos mientras la platea aplaudía y gritaba, excitada a más no poder.

 

Todo se fue de las manos, pensó Josephine mirando a su angustiada compañera y a Ishida que tras las cámaras lucía como un cadáver. Esa mirada que Kaiba le veía a veces y que anunciaba una jugada temeraria volvió a la cara de la rubia y lo más pancha dijo—Es cierto. Lo ocultábamos pero ya no más, nuestras fans merecen saber de mis asuntos del corazón—

 

¡Josephine!—exclamó a su lado Seraphine llena de sorpresa.

 

El ojos azules quedó como un papel--¿Qué ha… dicho?—estaba como un zombie.

 

¿Ha empezado antes de vuestra anterior entrevista, verdad?—preguntó la mujer.

 

Mucho me temo que no. Es más bien… un asunto reciente—dijo luciendo toda su dentadura al sol de la iluminación con una caradurez…

 

Al menos así lo pensaba Seto “¡Como no se desdiga le bajo toda la dentadura de un golpe!”se dijo.

 

¡Es un galán! Muchas chicas van a envidiaros—le dijo la conductora.

 

¡Tal vez! Lo que sé es que yo no voy a envidiarme a mi misma!—soltó crípticamente la melada.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo os atrevisteis?—preguntó Ishida muy enojadoa.

 

Vosotros lo habéis visto como yo, aunque nada dijera se lo creerían y todavía me tacharían de mentirosa y eso no podemos permitírnoslo. ¿Me equivoco?—preguntó la chica con la mano en la cadera, estaban en su apartamento pues habían salido como una exhalación del canal al acabar la entrevista—Además pensadlo… Una cantante y su guardaespaldas. Tanto los pasquines como los diarios serios se comerán la historia sin pensarlo dos veces. Las fans agotarán en horas llevadas por los románticos sentimientos de la juventud y mientras vos y vuestros jefes tendréis más ganancias y prensa gratis. Lo que antes os llevaba semanas para concretar lo tendrán en un solo día. ¡Ya lo veréis! Y todo gracias a mí—

 

Estaba tan seguro de si mismo el bastardo, pensaba el humillado Seto mientras lo veía organizar su vida sin su autorización y para colmo Ishida lo miraba casi aprobatoriamente.

 

¿Qué hay de él?—preguntó el agente.

 

¡Puede hacerlo!—saltó la rubia.

 

¡No decidáis por mí!—se molestó Seto.

 

Sé que sois grande para decidirlo. Muy grande—se burló ella—Pero pensadlo. La compañía puede pagaros, digamos como gastos de representación. ¿Verdad, Ishida sama?—agregó--¡Pensadlo! Os vendría bien una paga extra—insistió mirándolo de arriba abajo y luego sonriendo con picardía, obviamente refiriéndose a su atuendo de presupuesto de asalariado.

 

¡Puede que tenga novia, Josey! Tenéis que pensar en los demás antes de decidir eso—replicó su compañera.

 

¿Ogi san? ¡Jajaja! ¿Tenéis novia ogi san?—preguntó divertida la melada.

 

¡Ya! ¡Dejad de llamarme de esa manera!—le gritó Kaiba.

 

¿Tenéis novia o no?—preguntó la “chica” segura de la respuesta mientras mantenía las manos en las caderas y lo miraba de esa manera insolente.

 

Para su desgracia, el castaño tenía que responder—¡No!—

 

¡Listo!—dijo Josephine en un grito triunfal.

 

¡Eso no tiene nada que ver! ¡No voy a prestarme para esto! ¡Buscad a otro!—le respondió el guardaespaldas saliendo del apartamento con estruendo mientras todos se callaban.

 

¡Calmaos! ¡Voy a convencerlo!—dijo la cantante y antes de que se dieran cuenta estaba fuera del apartamento.

 

¡Oy!—dijo Ishida a la puerta cerrada después de darse cuenta que ella había salido.

 

Seto estaba en su puesto de siempre junto a la puerta pálido como un muerto y con cara de terco. Lo que  no hizo diferencia para el otro.

 

Sabes que no puedo buscar a alguien más. ¡Vos conocéis mi secreto, viejo! Además, sabéis porqué hago esto—dijo tocando el brazo del castaño que sintió el impacto de sus palabras y recordó lo que atestiguara en Suiza. Era una sensación alarmantemente conmovedora—Vamos, solo serán unos días y luego el ilidio se acabará. Nos separaremos bajo alguna excusa. Si llegáis a encontrar a una chica que os guste pues… nos separamos y listo y a otra cosa mariposa. Mientras os pagarán bien. ¿Qué decís, ogi san?—preguntó luego.

 

Ya dejad de llamarme así—se removió molesto Seto aunque su mirada era más conciliadora ahora—Esta bien, lo haré—no lo miraba a los ojos aunque sabía que el otro se alegraba con una cara de triunfador lo que era humillante.

 

Josephine asomó la cabeza por la puerta--¡Ya está! ¡Lo convencí!—dijo feliz.

 

Esa muchacha… siempre consigue lo que quiere—dijo el agente moviendo la cabeza con resignación.

 

Otome estaba preocupado por la relación entre la cantante y su compañero. Si bien era pura pantalla con una muchacha linda pretendiendo ser tu novia, las cosas serían difíciles para el ojos azules.

 

Seraphine tenía una mirada triste en los ojos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡No hay la más remota posibilidad de que haga eso!—exclamó Seto Kaiba.

 

¿Hah?—dijo el chico junto a la mesita ratona dispuesta con pizza y cervezas—Pero si estuvisteis de acuerdo en…--

 

Actuaré como vuestro novio de puertas para afuera pero eso en ninguna manera me obliga a jugar esos tontos juegos con vos—dijo el castaño con los brazos cruzados y mirada imponente en medio de la habitación.

 

¿Tontos juegos?—preguntó el melado que estaba en playera y jogging y luego su cara cambió de una sorprendida a una astuta--¿No será porque tenéis miedo de perder tan humillantemente como la vez anterior, no es así?—

 

¡No lo es!—gritó fuerte Seto para refutar y también para esconder que era totalmente cierto. Era una persona muy competitiva y odiaba perder pero sobretodo que la derrota fuera tan humillante era… y esa mirada en el otro le auguraba que si cometía futuros errores también se los recordaría de por vida.


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