Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

JOSEPHINE por desire nemesis

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Llegó a su apartamento con la sensación de irrealidad todavía en su mente aunque ya había llevado a la ojos mieles a su apartamento y recorrido su camino a casa con esa sensación en la boca del estómago. Se sentó pues sus piernas estaban algo más débiles de lo usual y se quedó mirando al piso con la cabeza entre las manos. Refregándose la nuca se preguntó que rayos estaba pasando y que iba a hacer en adelante. Se había dado cuenta de algo al bailar con el cantante.

 

Fuera hombre o mujer le gustaba y no era poco. Su cuerpo entero se había estremecido con su cercanía y por un instante estuvo a punto de… no quería ni pensarlo.

 

Era el momento se dijo. Si esperaba más podía arruinarlo todo. Tomó el teléfono y buscó en la agenda el contacto necesario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al ver que Seto no estaba en su puesto al otro día se decepcionó un poco pero también algo tranquilizador porque una extraña sensación lo embargaba desde la noche anterior. ¿Qué sería?

 

Pasaron varias sesiones de fotografías para una revista que publicaría una nota de ellas y luego un cóctel que la discográfica organizó para despedirlas por la partida de su gira.

 

Y entonces al día siguiente al ver que Kaiba no estaba en su puerta como siempre su sensación de que algo malo estaba pasando aumentó—¿Pero por que rayos no está aquí?—le preguntó a los gritos a Hiro san.

 

¡Él pidió que lo reasignaran señorita—le contestó.

 

¿Qué dicéis?—preguntó la melada espantada justo cuando Otome y Seraphine salían de su departamento. Josephine y su custodio estaban frente a este.

 

¡Josey! ¿Qué sucede?—preguntó preocupada la ojos azules.

 

¡El dice que Kaiba san a pedido que lo manden a otro lado!—acusó a Hiro san.

 

¿Hicisteis algo para que se fuera?—preguntó preocupada Sery.

 

¡Por supuesto que no!—se horrorizó la melada—La última vez que nos vimos fue en el cumpleaños y no peleamos ni nada—

 

Debe haber algo que podamos hacer—dijo la otra rubia y entonces Josey recordó que tenía su teléfono en el celular y lo buscó.

 

¿Qué pensáis hacer?—preguntó Otome desconfiado.

 

Recuperarlo por supuesto—le dijo Josephine.

 

¡Pensad lo que hacéis! Si él ha pedido el cambio es mejor…--dijo el custodio pero el rubio no lo siguió oyendo, entró en su departamento para escapar de su escándalo y oír la línea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Del otro lado Seto desayunaba cuando oyó su rington y mirando la pantalla de su celular saltó su nombre pues lo guardó después de la llamada. Lo pensó un segundo y cortó.

 

Dejó el celular sobre la mesa y agarró la tostada que dejara para tomar el aparato, abrió la boca para introducir un pedazo en ella y entonces oyó de nuevo ese sonido. Miró la pantalla desde su posición sus ojos transmitían una triste sensación, miró para otro lado mientras su dedo por intuición cortaba la llamada.

 

Otra vez pasó lo mismo. Le dolía un poco esa insistencia sin futuro. Estaba claro que no contestaría. ¿Qué? ¿Acaso no se rendiría nunca?

 

 

 

 

 

 

 

¿Pero que rayos le pasa a ese estúpido por la cabeza?—preguntó el ojos mieles cabreado porque era la cuarta vez que le saltaba el contestador. Eso solo significaba que el otro le estaba cortando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se estaba colocando el saco para ir a su nueva asignación con las llaves en una mano cuando los furiosos golpes sonaron en su puerta. Supo por instinto de quien se trataba aunque su mente cabía la esperanza de que se equivocara.

 

¡Sé que estáis ahí! ¡Maldito Kaiba abre antes de que me cabree de verdad!—los golpes insistentes en su puerta siguieron por un rato-- ¡Kaiba! ¡Kaiba! ¡Kaiba! —su nombre repetido una y otra vez causaba una rara sensación en el castaño que se recostó en la pared mientras oía las llamadas desesperadas del otro lado de la madera--¿Por qué rayos me abandonáis en este momento? Me debéis una explicación. ¡Vamos, abrid hombre! ¡Hablemos, no seáis cobarde! ¡Kaiba!—su voz trató de sonar conciliadora pero estaba desesperado y se notaba--¡Maldito! ¡Os arrepentiréis! ¿Acaso crees que sois insustituible? ¡Ya veréis! ¡Perdeos!—

 

Al final sonó frustrado, pensó el ojos azules mientras una sonrisa triste recorría su rostro sin arrepentirse. Era lo mejor. El tiempo iba a darle la razón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pasó un mes en el cual el humor de Josephine fue infumable. Iba de mal en peor. Nada la satisfacía y por todo hacía rabietas pero sin la alegría y la picardía que la caracterizaron siempre.

 

Habían terminado el último concierto de la gira y estaban en el camerino conjunto. Joey se estaba cambiando por ropa de calle para ir al hotel cuando Sery empezó a gritar--¡Oye Josey! ¡Es Kaiba san!—le dijo y él fue hacia donde estaba sentada y apuntando a la tele. Era cierto. Aunque lo vio solo por un momento pudo distinguirlo. Estaba junto a un político en campaña y el rubio supo cual era su asignación  actual.

 

¡Os tengo, idiota!—murmuró triunfal y tétrico el melado con una perversa sonrisa de satisfacción en la cara.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miró por cuarta vez el reloj pulsera mientras ocupaba el lugar junto a la puerta al que estaba acostumbrado desde que empezara con esa nueva rutina. Atari san estaba tardándose un poco de más con esa reunión se dijo interesado por volver a casa y dormir un poco. Sería la primera vez en dos semanas que se fuera temprano a la cama.

 

Entonces escuchó el alboroto en la otra habitación, la que precedía a esa desde el pasillo del despacho de abogados. Oyó un grito que decía “¡No podéis!” “¡Alto!” y se puso alerta. Él y su compañero se prepararon para algún bravucón o incluso algún atacante y es tal vez por ello que la visión de cierta rubia de ojos mieles entrando como una tromba en la habitación lo tomó tan desprevenido.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).