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JOSEPHINE por desire nemesis

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Joseph estaba mirando la cara de Seto desde su pecho mientras ambos descansaban en la cama con aire inquisitivo y de pronto se irguió sobresaltado y preguntó--¿Y la chica?—

 

¿Chica? ¿De que chica ha…?—preguntó Kaiba desconcertado.

 

¡No os hagáis el tonto! Sabéis de que chica hablo perfectamente. ¿No era que la queríais a ella?—preguntó el rubio con ánimo de justiciero.

 

¿Chi…?—dijo el castaño desconcertado y se detuvo a mitad de la pregunta habiendo comprendido. Cerró los ojos mientras se tapaba la boca pero después de un momento sus intentos de prevenir que eso saliera no tuvieron éxito y la destapó cuando su risa por fin estalló.

 

Joseph lo miró primero algo confundido y luego admirando de la cálida risa que desprendían sus labios y entonces recordó que jamás lo había visto reír, si había sonreído falsamente o por compromiso en su presencia pero nunca lo había visto reír de veras. Concluyó que tenía una hermosa sonrisa de niño.

 

¿De que os estáis riendo, idiota?—preguntó al ser sorprendido observándolo y le aventó una de las almohadas que estaba a su alcance en la plena cara o eso intentó pero esta rebotó en los brazos protectores del ojiazul.

 

¡Calmaos, calmaos!—pidió el guardaespaldas manteniendo sus brazos entre ambos--¡Dejad que os explique!—

 

Más vale que lo hagáis—le indicó el otro--¿Es que todo vuestro interés por ella se esfumó en un segundo?—preguntó Wheeler sorprendiéndose de estarla defendiendo y temiendo haber sido engañado por el otro y que solo se estuviera divirtiendo con él.

 

¡Ni por un segundo!—respondió Seto partiendo su corazón en un instante.

 

¡Hijo de una mala madre!—le gritó enojado Joey e intentó golpearle pero el otro lo detuvo al instante y lo retuvo con sus brazos para que no lo siguiera golpeando.

 

¿Es que no lo habéis entendido?—preguntó Kaiba pero era inútil, el otro no atendía a razones.

 

Lo único que entiendo es que me habéis usado, gilipollas. Me habéis mentido, hijo de…--exclamó el ojimiel.

 

¿Queréis verla?—preguntó el guardaespaldas.

 

¡Claro que quiero! Quiero mostrarle la clase de maldito bastardo que sois vos. A ella y al tipo con el que vive para que te rompa la cara de una buena vez y…--el rubio hubiera seguido pero el castaño lo cortó.

 

¡Decídselo!—exclamó apuntando hacia un lado el ojos azules y Joey quedó congelado. ¿Estaba ahí? Se preguntó mientras giraba la cabeza para ver su rostro que le devolvía la mirada desde un espejo.

 

¿Qué clase de maldita broma es…?—de nuevo Joey no pudo concluir su parlamento porque el guardaespaldas lo cortó.

 

¡Os dije que era complicado!—le recordó el mayor.

 

¿Estáis diciendo que yo…?—preguntó el melado pero la pregunta era retórica y después se le vino a la mente la forma en que se sintió estando tan cerca de él con lo del dedo y se preguntó si él había sentido lo mismo sabiendo la respuesta--¿Hace cuanto?—preguntó.

 

Eso ya no importa. ¿Cierto?—preguntó el otro halándole hacia él y entonces el rubio torció el gesto.--¿Qué os…?—ahora fue él el cortado.

 

¿Y me preguntáis? ¿Olvidáis lo de hace un rato?—preguntó Wheeler y Seto recordó, miró las sábanas extendidas donde varias salpicaduras de sangre le recordaron que Joseph no había sido tratado adecuadamente en su primera vez—Lo siento—dijo sinceramente Kaiba--Es que…--

 

¿Olvidáis lo que os dije?—preguntó el rubio y ambos recordaron que al otro no le había importado en verdad las consecuencias.

 

El ojos azules percibió un cambio en su mirar que le hizo preguntar--¿Qué sucede?—

 

Pienso en Sery chan. Ella estaba tan entusiasmada con vos, cuando se entere…--dijo el ojos mieles.

 

¡Iremos paso a paso!—dijo el castaño tomando una mejilla de Joey con su mano y acariciando la piel cercana a la herida con mucha ternura—Sabéis bien que esto no ha de terminar acá. Todo esto traerá consecuencias que deberemos enfrentar. Atemu os vió, sabe vuestro género y no creo que después de lo que pasó se lo calle—Entonces Joseph cayó en la cuenta de que lo que decía era verdad—Sabéis lo que pasará. Vuestra carrera y la mía terminaran cuando él hable. Vos por mentir y yo porque simplemente ya no seré confiable para mi trabajo—

 

Primero Joey se derrumbó en sus brazos pensando en que todo se había acabado como el otro dijera pero después de un momento de autocompasión  sus dotes de resurgidor salieron a la luz y se abalanzó sobre la ropa cercana a la cama escapando de los brazos del otro.

 

¿Qué hacéis?—preguntó el sorprendido Kaiba y en los minutos siguientes oyó al maestro de la manipulación, como le llamaba a veces mentalmente, hablar con dos distintas personas, primero Ishida san para que le diera un número de teléfono y luego con el representante de cierto joven actor al que convenció para que le diera el número de este.

 

¿Lo llamaréis?—preguntó preocupado y sorprendido Seto.

 

¿Creéis sinceramente que abandonaré todo sin pelear? Recordad que no hago esto simplemente por fama—le imprecó el melado con ese tipo de decisión que hacía temblar al mundo y a la que Seto solo le ayudaba a enamorarse más del bastardo.

 

Después del tercer intento y de la furia arreciar en su mente le contestaron.

 

¿Quién dia…?—preguntó el ojos violetas.

 

Espero que el golpe no os atontara mucho—soltó Wheeler. Esperó el tiempo prudencial para dejar que asumiera el golpe de las revelaciones que le estaba dando—Solo quiero deciros algo. Si llegáis a abrir esa bocaza que tenéis voy a ocuparme personalmente de que seáis juzgado por intento de asesinato, recordad que mi querido amigo fue testigo de vuestro intento y aunque es posible que logréis que no os encarcelen vuestra carrera se acabará en el mismo momento en que presente la denuncia y lo sabéis—

 

¡Puedes estar tranquilo pequeño hijo de perra! No diré nada por ese preciso motivo. A diferencia de vos yo si acabé la primaria y se sumar dos más dos—respondió Yami desde el otro lado del teléfono.

 

Bien, me alegro porque si sabes sumar sabrás que nosotros somos más que vos y que si os desviáis un segundo de este pacto mi novio va a patearos el trasero de tal manera que os dolerán hasta los dientes—le insultó el melado furioso antes de cortar.

 

Me gustó eso de “mi novio”—le susurró de pronto Seto a su oído por la espalda de un modo que lo puso rojo en el acto. Se volteó para mirarlo y el otro estaba con ese rostro feliz, parecía orgulloso de lo que él había logrado. Trató de hablar pero estaba tan confundido que las palabras no le salieron y el castaño aprovechó para besarlo.


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