Los labios se enganchaban de forma natural y apremiante mientras las lenguas se abrazaban dentro de su boca y exploraban de fortuita manera en el interior de las cavidades. El rubio empujó al otro en la cama para acurrucarse en su pecho mientras era besado y una de sus piernas se introdujo sagazmente dentro de las del ojos azules que le advirtió--¡No sigáis que no podré contenerme y vos estáis herido!—
¡No me importa!—dijo de pronto impaciente Joseph--¡Marcadme como vuestro!—palabras intensas en una situación intensa que descolocaron y provocaron sensaciones nuevas en el usualmente controlado Seto.
¿Marcaros? ¿En serio estáis pidiendo una cosa como esa?—Kaiba no lo podía creer, que una persona en el siglo XXI estuviera pidiendo semejante cosa y además que removiera sentimientos tan instintivos en él mismo.
No me importa derramar mi sangre si soy vuestro—le dijo la voz del otro a milímetros de su boca antes de besarle con pasión--¿No queréis marcarme como vuestro?—ni el mismo conocía el monstruo que despertaban esas palabras.
Seto se impuso sobre el cuerpo del melado con el suyo propio y después de unos momentos de besuqueos presurosos y caricias lascivas Seto hizo que volteara.
¡Esperad!—pidió algo asombrado más no asustado Wheeler.
¿Qué queréis que espere? ¿Acaso no fuisteis vos mismo el que me instigó a todo esto? ¿No eras vos el que me decía que os marcara como mío?—preguntó el guardaespaldas con una voz ronca que el otro no le conocía hasta ese momento.
Todo bien pero esperad que me prepare, las paredes son delgadas y alguien del edificio podría…--le indicó el cantante.
¡Quiero que os escuchen gritar! ¡Quiero que todos sepan que sois mío!—le dijo el ojos azules mientras el otro bajo él sin que lo viera se sonrojaba todo como una colegiala ante su primera declaración de amor por parte del chico que le gusta. ¡Eso definitivamente no podía estar pasando!
Las embestidas de Seto se hicieron duras y apremiantes y los gemidos de Joey llegaron a desesperantes vocablos mientras los dos llegaban al más profundo de los éxtasis.
¿Está lastimada, Josephine san?—preguntó el solícito Otome cuando los vio salir del ascensor, la rubia rengueaba ostentosamente y se sentía algo avergonzada por ello. Seto también se sentía avergonzado aunque era más capaz de ocultarlo.
¡Josey chan! ¿Qué…?—saltó la otra joven artista que había oído el nombre voceado en el pasillo por su guardaespaldas justo en el momento en que se levantaba de su sillón para ir por un refrigerio. Se dio cuenta de la rasgadura en la mejilla de su amiga que yacía bajo una curita--¿Qué os ha sucedido en la cara?—
Con la mención de Otome se había olvidado de ese detalle, la rubia se cubrió con los dedos la mejilla herida y dijo con una alegre sonrisa--¡No os preocupéis por nada! Fue un infortunado accidente en una escalera mecánica. Es que a veces soy muy torpe—
¿En serio?—preguntó la ojiazul preocupada por su compañera.
¡Hai! Lamento preocuparte—le contestó la otra.
¡Vaya!—dijo algo sentida Seraphine—Kaiba san, cuidad un poquito más de ella. ¿Si? No quiero que le sucedan más cosas—le pidió amablemente la rubia al guardaespaldas pensando en todas las cosas feas que la otra estaba atravesando con su hermana.
¡Hai, Sery chan!—contestó muy seriamente el susodicho mientras el rubio le miraba con algo de frustración.
“¡El muy gilipollas! Si el mismo es el causante de que esté prácticamente inválido” pensó la melada.
Luego ella y el ojos azules los dejaron para entrar en el apartamento. Iba a decir algo pero se quedó muy quieta mientras un escalofrío le recorría la espalda mientras miraba el lugar donde la escena de violencia había acontecido.
¡Preparaos! ¡Llamaré a los de la limpieza para que se encarguen de todo esto mientras os dais un baño y…--dijo Seto mientras dejaba un saco que trajera ella puesto y que era de él, es que ella no había llevado abrigo y era una tarde algo fría de inicios de otoño.
¡Ellos no saben nada!—dijo la joven.
Creí que era lo mejor. Os esforzasteis mucho para que esto no saliera a la luz pública…--Kaiba iba a seguir pero Wheeler lo cortó.
¡Podrían despediros si saben que ocultáis…!—trató de decirle la cantante mientras se le acercaba.
¡Podrían despedirme de todas formas! Deberían. Ellos no aprueban que uno de sus subordinados y una protegida…--el castaño dejó flotando las palabras.
¿Sabéis una cosa que me gusta mucho de vos?—preguntó de pronto Josephine y él la miró de hito en hito sin animarse a arriesgar—la manera como me cuidáis, no muchas personas tienen eso del ser amado.
Seto se atragantó y no solo por la confesión sino por lo de “ser amado”.
¿Os dejé mudo, no?—preguntó la rubia con cara de ganadora. Le gustaba ver así de sorprendido a Seto.
Cuando salió de tomar un baño y vestirse fue como el castaño lo dijera, era como si nada hubiera pasado. El control roto y el desorden ya no estaban y la mancha de sangre en la moquette donde la cabeza del actor descansara había desaparecido casi del todo. Solo una mancha parecida al agua descansaba en ese lugar de la alfombra beige.
De pronto se dio cuenta de que era observado por dos pares de ojos azules y vio a Seraphine sentada en su sofá lo que le causó una extraña sensación de confusión y vergüenza.
Kaiba san me dejó pasar cuando le dije que sabía. Espero que no os moleste—le dijo la cantante al chico en ropa deportiva.
Joey miró a Seto que hasta entonces no sabía que el secreto era compartido por la joven. Debía sentirse decepcionado de él.
¡Por supuesto que no!—le respondió el rubio con una sonrisa tranquilizadora.
Traje papitas y pistachos para comer y una película genial que aún no salió de los estudios y que Ishida san me consiguió—le dijo la joven cantante mientras lo llevaba junto a la mesa ratona, se sentaron en el sillón, Seto percibió como la mirada de Wheeler se perdía en el lugar de la pelea y pensó que todo eso lo estaba afectando.