Estaba conversando con un conocido en un bar muy exclusivo. Ambos acompañados de dos despampanantes chicas que modelaban. El mundo en otra época debió parecerle perfecto pero desde hacía meses el carácter del joven actor no hacía más que empeorar.
Gracias a su terrible depresión Yami Atemu había caído en el mundo de las drogas tratando de sacarse de la cabeza la humillación sufrida a causa de aquel rubio pero le era difícil porque dos por tres veía su sonriente cara por algún lugar, una tienda, un cartel, un anuncio.
El maldito se había llevado todo y a él solo le había quedado el silencio. Hasta ese momento el tricolor jamás había odiado a nadie pero gracias a ese tipo él aprendió. Se preguntó como pudo caer tan bajo para gustarle un tipo y luego recordó al guardaespaldas al que casi odiaba con la misma profundidad.
Entonces el otro que tenía un amigo en la discografica le contó entre risas--¿Es por que os robaron a la chulita que estáis tan ceñudo? Tranquilo hombre. He sabido de buena fuente que esos dos no tienen nada. Fue un truco publicitario de la empresa para subir las ventas y marcar más presencia—Yami recordó el beso del que fuera testigo y dudó de tal afirmación y entonces su amigo añadió—Me han contado que le han pagado una pequeña fortuna al guardaespaldas de ella para que hiciera el papel de novio así que tranquilizaos porque la chulita sigue tan disponible como siempre—
Entonces Yami Atemu sospechó la verdad.
¿Por qué no os habéis mudado de este dichoso apartamento? Ya no tenéis la excusa de poseer poco dinero—dijo el joven vestido de chica que se sentó en la mesita desayunadora de su custodio mirando todo con un aire desaprobatorio.
Jamás puse tal excusa—dijo el mayor—Vos fuisteis el que pensó que estaba aquí por dinero.
¿Os gusta tanto?—preguntó el melado curioso. ¿Qué le vería el otro a esa choza?
Puede decirse—dijo el ojos azules ambiguamente.
¿Que me estáis ocultando?—preguntó con el ceño fruncido Wheeler. El otro se sintió molesto de ser leído tan fácilmente--¿Estáis endeudado o algo por el estilo?—añadió.
No—dijo el ojos azules—Creo que es momento de que os diga la verdad—
¿De que…?—trató de preguntar el sorprendido cantante.
¡Tengo un hijo!—fue la sorprendente revelación de Seto.
¿Cómo?—preguntó el melado—Nunca lo…--
Como os habréis dado cuenta no le veo, su madre y yo tuvimos una relación pasajera y sucedió. Ella me lo ocultó pero yo me he enterado hace un par de años—le contó el ojiazul.
¿Estáis seguro de que es…?—trató de preguntar con delicadeza el rubio.
¿Mío?—preguntó mientras terminaba de servir la mesa para ambos y se sentaba—Sé de buena fuente que lo es. Lo que no he podido averiguar es donde están, hace años se lo llevó de Japón—le contó el castaño—Sé que mi historia no hace mella a la vuestra pero…--
¿De que habláis? Sois un papá genial—le dijo el ojos mieles con cierto brillo en los ojos—No digáis que no lo sabéis. ¿Y el dinero?—
Parte lo he usado para pagar al investigador y parte lo guardo para…--decía Seto cuando el otro le interrumpió.
¿Lo guardáis para él, verdad?—preguntó el muchacho sintiéndose muy orgulloso de la persona que había elegido. Se levantó presa de excitación y tomando por los hombros al otro lo besó.
¡Y eso?—preguntó el sorprendido castaño. Recibió un beso más profundo y luego lo abrazaron por el cuello.
¡Diablos oto san, eres tan genial que das miedo!—le susurró al oído el otro. Sus labios iniciaron el asedio y las manos de ambos tomaron vida propia mientras la merienda quedaba olvidada a un lado,
Seto llevó a Joey a sus habitaciones donde le fue despojando de los artilugios que lo convertían en mujer. Joseph disfrutaba acariciar sus hombros mientras era asido y besado por el castaño mientras este introducía su mano por debajo de la falda.
¡Esperad!—dijo de pronto el rubio.
¿Qué sucede?—preguntó el otro.
No me dijisteis y necesito saber… ¿Empecé a gustaros antes o después de saber que yo no era mujer?—el melado sonaba preocupado por lo que el ojiazul decidió contestar sinceramente.
¿Eso importa?—preguntó sin embargo.
¡Sabéis que sí, yo…!—le discutió el cantante.
¡Antes!—le cortó el custodio.
Lo que significaba que le había gustado cuando era mujer por lo que el otro—Entonces todo esto es una confusión. Os gusté por ser mujer…--dijo mientras se sentía inquieto con el corazón oprimido.
Tal vez fue así pero… ¿Acaso creéis que no me doy cuenta de que sois un hombre—dijo molesto y preocupado Kaiba mientras una de sus rodillas rozaba cierta parte del cuerpo bajo suyo que hizo estremecer a Wheeler—Sé en todo que sois un hombre y eso no evita que os desee—agregó mirando a sus ojos—Lo único que evitaría que os haga el amor sería que me dijerais que vos no lo deseas—
Joseph se enfrentó a tal decisión y compungido a la vez que armado de valor, cedió a sus deseos y lo besó.
En una oficina alguien tiraba un manojo de fotos sobre el escritorio de otra persona. Por él se esparcían estas mostrando varias tomas de Seto y Joey haciendo el amor. El dueño del escritorio y la oficina las miró horrorizado.