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JOSEPHINE por desire nemesis

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Estaba en el set cuando escuchó los acordes de una música que lo transportó a otro lugar. Joseph estaba vestido de Josephine en su remolque preparándose para la siguiente actuación. Pese a todo se lo tomaba muy en serio y todos apreciaban eso. Claro que Yami era la excepción. Se vestía solo por obvias razones y el maquillaje era lo único que no podía hacer por si mismo por razones contractuales.

 

Sintió una punzada en el estómago de anticipación  y corrió a ver de que se trataba. Al ver a Duke san en el improvisado escenario su corazón se detuvo.

 

¿Os gustan? Son nuevos pero suenan bien—le dijo una maliciosa voz desde su espalda.

 

¡Vos! ¡Habéis hecho esto a propósito!—le acusó ella.

 

¿De qué habláis? Yo solo estoy apoyando a los jóvenes talentos. ¿Acaso no te parecen fantásticos?—preguntó señalando hacia la banda justo cuando el guitarrista y voz los veía y hacía un descanso para ir a su encuentro.

 

¡Atemu san, gracias por darnos esta oportunidad!—le dijo el de ojos verdes acercándose y Josephine se volteó de tal forma que no pudiere verle la cara.

 

¡No es nada! Josey chan también apoya a los nuevos talentos. ¿No es verdad, Josey chan?—preguntó el sonriente ojos violetas mientras la miraba con malicia pues ahora ella debía mostrar la cara a su antiguo amigo aunque el actor estaba seguro que el otro no la reconocería. Quería hacerle pasar un mal rato no arruinarlo todo.

 

¡Gracias, Josephine san!—le dijo el feliz muchacho mientras con miedo ella volteaba a verlo. Al ver que su expresión no cambiaba cuando vio su cara se sintió más segura. Debía haber visto su cara cientos de veces en los carteles y los anuncios, se dijo a si misma.

 

No es nada—le respondió.

 

¡Volved! ¡Un cámara os llama! Que os vaya bien en la escena—le deseó el hipócrita Yami.

 

El pelinegro se alejó hacia el escenario montado para un baile de graduación que salía en la película y los dos quedaron casi a solas.

 

Lo habéis hecho adrede—dijo la rubia.

 

¿No os lo dije? Volveré vuestra vida un infierno y esto es solo el comienzo—dijo el ojos violetas.

 

¡Maldito! Pero no os saldréis con la vuestra. Voy a divertirme. La pasaré bien a vuestras costas. Si creéis que moriré en los rincones solo porque vos…--decía la triunfal melada cuando el otro la dejó petrificada con su siguiente frase.

 

Seguramente os envalentona el seguir viéndoos con vuestro amiguito—dijo el actor—Si. Os dije que fuerais cuidadosos. ¿Creísteis que mi interés en vuestra vida privada había menguado? Pues os equivocasteis y para vuestra desgracia eso es mi pleno. Tengo nuevas fotos. ¿Queréis que os las muestre? ¿Y que pasa con vuestra moribunda hermana? Si ella y vuestros padres se enteraran de la clase de degenerado que sois. ¡Tal vez el disgusto la matase!—dijo el maquiavélico Yami.

 

Esta última desencadenó la furia y el temor de Joseph ante esa idea lo que provocó que golpease al otro de lleno en la cara y todos volteasen a mirar la escena de pelea entre de ambos pero dejaron de mirarla pues estaban acostumbrados o tal vez lo atribuyeron a un ensayo.

 

El que no cayó en el autoengaño fue Duke Deblin que viendo la situación se fue acercando y cuando el actor agarró la mano de la joven que lo había golpeado y la veía iracundo.

 

¿Está todo bien?—se atrevió a preguntar a la pareja y el hombre lo miró furibundo.

 

¡Meteos en vuestros asuntos, pendejo!—dijo Atemu furibundo.

 

¡Oíd vos!—dijo algo molesto el guitarrista.

 

¡Que os…!—trató de decir Atemu y mientras se distraía la rubia lo empujó. El tricolor trastabillar, la miró con odio y le dijo—Vos y yo no hemos terminado. Os arrepentiréis—y se largó.

 

De pronto Josephine sintió la presencia del pelinegro a su lado. No se había dado cuenta de que se acercaba hasta que estuvo a su lado porque se quedó pensando con temor en lo que el otro podía llegar a hacerle. Lo miró sorprendida.

 

¿Estáis bien?—preguntó el ojiverde.

 

Hai—respondió sencillamente la rubia tratando de alejarse.

 

¡No me temáis! No voy a haceros daño—dijo el joven cantante.

 

Lo sé—respondió sencillamente la melada.

 

¡Waw! ¿Tanto así confiáis en mí? ¡Me halagáis!—dijo el ojos verdes y ella se lo quedó mirando con una mirada intimidada por unos segundos--¿Sabéis? Hay algo tan familiar en vuestra mirada—añadió y vio entonces el susto que sus palabras provocaron. La joven salió corriendo y él mirándola se preguntó--¿Qué dije?—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Solo en su camerino Joseph temblaba y no era de frío. ¿Y su Duke kun al estar tan cerca se daba cuenta? Sería el final para todo. Se sentía cercado. Primero Yami y ahora también Deblin.

 

Extrañaba a Seto y su ayuda ahora más que nunca. Miró el celular sobre la cómoda de su camerino rodante y decidió que era el momento de hablar con él. Al tercer timbrazo respondió.

 

¡Joey, estoy trabajando!—le dijo el otro bajito.

 

Seto, es urgente. Ha pasado algo y no podremos vernos más—le dijo el rubio.

 

¿Qué ocurre?—preguntó el castaño.

 

Nos han descubierto, en el shopping. Si volvemos a vernos podría…--se le ahogaba la voz por tener que admitir esa posibilidad.

 

Lo entiendo pero decidme como es posible que no os hayan despedido si os descubrieron—se limitó a inquirir el ojos azules.

 

No fue la disquera—respondió Wheeler trataba de evitar decirle como evitó decirle de la autoría de las primeras fotos.

 

¿Entonces quién?—preguntó el guardaespaldas.

 

No había querido decirlo pero…--Atemu san. Él ha puesto alguien a seguirnos y…--le decía el melado cuando fue cortado.

 

¿Él es el culpable de todo esto, no es verdad?—preguntó Kaiba al borde de una furia casi silenciosa.

 

¡No hagáis nada! ¿Me oís?—le advirtió el rubio.

 

Eso me dice que tengo razón—dedujo Seto.

 

¡No hagáis nada! Si lo hacéis…--tenía miedo de perderlo todo, pensó en los gastos de hospitales, en su familia destruida, no le importaba tanto su imagen pública pero abandonar a Serenity y a sus padres en un momento como ese…--Él tiene copias de las fotos y si llegara a enojarse. ¿Quién sabe lo que haría?—preguntó Wheeler.

 

¿Acaso no trabajáis con él ahora?—se preocupó Seto al recordar que ambos rodaban una película.

 

¡No os preocupéis! Por ahora lo tengo controlado pero si hacéis algo…--mintió el ojos mieles.

 

No haré nada en cuanto y tanto todo este bien—prometió el ojos azules.


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