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JOSEPHINE por desire nemesis

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Seto hubiera ido tras él preocupado como estaba por el futuro de Wheeler pero se dio cuenta que no podía darse ese lujo. Si algo pasaba por su culpa y Joseph perdía  los medios de atender a su hermana jamás se lo perdonaría, concluyó, así que debía aguardar en silencio hasta el día en que todo terminara.

 

La espera no iba a ser fácil se dijo pero para suerte de su destino tendría otras cosas de que ocuparse. El tiempo en que no viera a Joey fructificaría de otra manera.

 

Dos semanas más tarde el investigador a cargo de buscar el paradero de su hijo le trajo noticias. Una de sus agentes disfrazada de ex compañera de clases en la universidad de su ex novia le habló a la hermana de esta como por casualidad y le preguntó por la vida de aquella recibiendo respuestas sinceras sobre la ubicación de esta.

 

Estaba en Estados Unidos con una nueva pareja y un niño de siete años, muy posiblemente su hijo. Seto no había sido bien recibido por su agencia después de enterados de su incidente y solo recibía trabajos poco prioritarios y cubría los libres de otros por lo que no fue difícil que se tomara unos días libres cuando recibió la información de su paradero exacto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Unos 5 niños de más o menos siete años jugaban en un parque de Nueva York mientras una mujer, consumidora de estupefacientes trataba con un dealer (vendedor de drogas) de poca monta a no mucha distancia. Sentados en un banco hacían como que hablaban de cosas felices pero las miradas nerviosas de ella la descubrían. Sus flacos brazos lucían enfermizos.

 

Si no hubiera sido por esa razón Seto no se habría planteado la posibilidad de alejar a su hijo de la madre, pues viendo a donde conducía todo temía por el futuro de su vástago.

 

En ese momento la joven nerviosa miró a uno de los niños y le gritó--¡Mokuba, no hagáis tanto ruido!—se sentía molesta y frustrada por el poco dinero que para consumir tenía.

 

Entonces miró al chico de ojos azules y pelo negro que jugaba con otros dos sintiendo que por fin veía a una persona añorada por mucho tiempo. Así que ese era su hijo, se dijo con orgullo y luego miró a la mujer claramente decadente que tenía por madre y se lamentó por lo que el chico debía estar pasando.

 

 Cuando recorría con la mirada la zona lo vio allí parado con una mirada intensa. Kaiba estaba plantado bajo unos árboles cercanos y los miraba sin tapujos.

 

El dealer vio que ella miraba fijo a un punto y miró para el mismo lado encontrando la misma visión que lo puso nervioso.

 

What does this guy there? (¿Qué hace ese tipo de ahí?)—preguntó nervioso—Look like a cop! (¡Luce como un policía!) I’m gonne! (¡Me voy!)—dijo levantándose nervioso.

 

Ella trató de persuadirlo—No, he is…! (¡No, él es…)—y lo agarró del brazo pero el otro se soltó y se largó para su desgracia y miró furiosa al castaño que se acercaba.

 

¿Qué queréis aquí?—le preguntó ella desafiante.

 

Creo que es obvio. En tus condiciones no es posible que podéis criar a nuestro hijo como se debe—le dijo el castaño.

 

¡No os lo daré!—le dijo la mujer.

 

¿Por qué? Obviamente sentís que os estorba en vuestro camino—le dijo él.

 

Es mi hijo y yo haré lo que lo que quiera con él, aludió la pelinegra con lenguaje mordaz.

 

Entonces llamaré a los servicios públicos para ver que piensan de esto. Por otra parte si decidierais cederme pacíficamente la custodia del niño puede que os ayudara un poco—le dijo el castaño mostrándole un fajo de billetes americanos.

 

¡Donde habéis conseguido tanta pasta?—preguntó la ojos azules sorprendida.

 

He ahorrado para mi hijo—le dijo él en contestación.

 

¿Cuánta pasta poseéis?—preguntó mas curiosa y conciliadora la joven madre y Kaiba supo que la tenía y pronto recuperaría lo que era suyo. Quería darle un futuro mejor a su hijo del que tendría con esa mujer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era la fiesta por el final de la filmación  y todos estaban ahí. Atemu sujetaba una copa de champagne mientras miraba al foco de su odio que agradecía con sonrisa angelical a todos los demás y que de vez en cuando le miraba con recelo.

 

“Tranquilo” pensaba “Aún no pienso arruinaros la vida. ¡Esta también es mi fiesta”.

 

Joey se sorprendió al verse de pronto ante un conocido que no esperaba.

 

¡Hola!—le dijo jovial el joven cantante y guitarrista de ojos verdes.

 

¡Hi!—respondió la joven.

 

Me siento muy feliz de haber sido invitado—le dijo él a ella--¡Muchas gracias!—

 

¡No… no tenéis que agradecerme! La producción…--dijo nerviosa la cantante y ahora actriz tratando de renegar de un mérito que obviamente no era suyo.

 

Pero Duke estaba tan feliz que no la escuchó y señalando a sus camaradas se los presentó formalmente--¡Ellos son el resto de la banda! El que parece soldado raso es Tristán kun, nuestro baterista—el nombrado puso cara incómoda—El peliblanco bajito es Bakura kun y por supuesto toca el bajo—el susodicho puso mala cara pues odiaba que se refirieran a su estatura—Y el que queda es Malik kun, el segunda guitarra—

 

Joseph estaba que no podía más de los nervios y Yami lo disfrutaba pues sabía que al menos una parte del grupo era la antigua banda del rubio al que no había sido difícil de estudiar una vez supo su verdadero nombre que obtuvo pagando un soborno a un empleado de la disquera. Malik era el único que no conocía al joven ya que en realidad Duke había sido primero el segunda guitarra y el primera guitarra y voz del grupo había sido el propio Wheeler. Malik fue buscado una vez este dejara al grupo para unirse al proyecto de la disquera del cual ellos nada sabían. Los había encontrado en un bar de mala muerte y le habían parecido el instrumento de tortura ideal para el rubio.

 

Todos la saludaron algo cordialmente pero visiblemente incómodos y es que a ellos no les gustaba el pop solo el rock pesado. Duke era el más heterogéneo del grupo aunque el resto pensaba que le gustaba la cantante y viéndola bien algo de razón le daban.

 

¡Pues bien! ¿Cómo os sentís ahora que habéis terminado?—preguntó el de ojos esmeralda muy simpáticamente.

 

¡Muy bien, gracias!—Joseph trataba de ser cordial y natural pero era difícil con sus conocidos mirándolo fijo.

 

¿Él no se ha metido más con vos?—preguntó algo preocupado el pelinegro.

 

¿Eh? ¡No!—le contestó la rubia en cuanto se dio cuenta de quien hablaba pues estaba algo distraída sumida en sus propios pensamientos.

 

¡No dejéis que os trate así de nuevo!—exclamó algo preocupado.

 

¡Por supuesto que no! ¡Gracias! Yami san no es tan malo, solo se ha puesto nervioso después de una escena que salió mal—lo disculpó la rubia pues no quería que su amigo se entrometiera en todo eso, podía descubrir ciertas cosas que no quería.

 

¡Como digáis! Pero cuidaros aunque ahora que terminó la peli supongo que ya no tendréis que veros las caras—dijo el galante cantante.

 

¡Tenéis razón! Ahora disculpadme que debo hablar con alguien. ¡Disfrutad la fiesta, chicos!—les dijo ella a modo de excusa para alejarse y el pelinegro la siguió con la mirada.

 

¡Estáis tirando muy alto!—le dijo Tris a su amigo al ver su mirada anhelante.

 

¿Vos creéis? Es una chica después de todo. ¿Qué habría de malo con que saliera con una super star?—preguntó el ojos verdes aún mirándola entre la gente.

 

De malo nada pero no creo que vos seáis su tipo. ¡Has visto como defendió al tipejo? Es la típica noviecita sumisa, una masoquista de aquellas. Debe estar pirada por él y con eso de que es un super actor en ascenso… ¡No os lancéis porque no hay agua y os recogerán con cucharita!—dijo su amigo castaño.

 

Si, si—le respondió de lado escuchándolo a medias el otro y Tristán supo que era inútil advertirle pues cuando a su amigo se le colocaba una idea era imposible sacarla.


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