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EL LOST EMPEROR por desire nemesis

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7 Lazos

¿Setsuna es mi hija, no es así?

 

No sé de que hablas—dijo lleno de desesperación el ojos mieles mientras forcejeaba para alejarse de Seto.

 

El otro lo empujó fuerte contra la pared—¡No me tomes por idiota, perro! Esto puede salirse de control si no me dices la verdad ahora mismo… aunque no creo que sea necesario… tu simple negativa y tu pánico me han dicho que estoy en lo correcto—dijo el ojos azules en lo profundo de la oscuridad velada.

 

¡Por favor no…!—trató de pedir el rubio.

 

Otra vez abusas de mi paciencia. ¿Acaso crees que soy idiota? Ese emperador no tardaría un segundo en despojarla de su libertad o su vida si se entera de la verdad—dijo el castaño.

 

Gracias—le dijo Joey.

 

¡No me lo agradezcas! ¡No lo hago por ti! Lo hago por ella—aclaró el ex CEO.

 

Para mi es lo mismo—aclaró el otro mientras lo oía murmurar.

 

Ahora entiendo porque Ojos azules la defendió cuando nos atacaron, lo supe en el momento en que ese tipo declaró que podías engendrar. ¡Vaya secretito que…!—dijo Seto.

 

Yo no lo sabía, no me enteré hasta que llegué aquí. No me dijeron la verdad de mi origen hasta que me trajeron—dijo Joseph.

 

¿Te trajeron? O sea que tú no viniste…--dijo el ojos azules sondeando a Wheeler.

 

Nada supe hasta que esa mañana me encontré a mi padre desesperado por llevarme con él, no supe nada—le explicó el melado.

 

¿Ellos te obligaron a casarte con…?—preguntó Kaiba con un tono algo sombrío.

 

No, pero en verdad no tenía muchas opciones. Al principio querían casar a Sere—le contó el otro.

 

¿Y que pasó?—preguntó el castaño hurgando.

 

Al parecer yo le gusté más—dijo con cansancio el rubio.

 

¡Y él te gusta!—no era una pregunta, era un reproche.

 

¡Claro que no! Te dije que no tenía op…--trató de defenderse pero no pudo pues sus labios fueron acallados por otros más fogosos mientras unas duras manos juntaban sus cuerpos haciéndolos enardecer.

 

¿Qué haces? Yo---trató de serenarlo y serenarse Wheeler pues esos contactos hacían que deseara más.

 

No se te ocurra despreciarme perro. Sabes lo que ocurre cuando lo hacen. Voy a dejar de nuevo mi huella en ti y ni se te ocurra alegar que eres de otro. Eres mío, no me importa los papeles que te hallan obligado a firmar, yo te tuve primero, yo soy el único con derechos sobre ti—dijo el castaño con un ronroneo gutural.

 

Joey no podía evitar sentir que ese deseo inmenso se desbordaba. Sus cuerpos se buscaron el uno al otro, la boca del castaño exploró el cuello, un hombro y bajó por el pecho hasta hacerse con una tetilla que humedeció con la punta de su lengua mientras una de sus manos acariciaba primero suavemente y luego de manera salvaje la parte más sensible de su erecto pene a la vez que la otra llevaba a que una de sus piernas se flexionase para que sus dedos tuvieran acceso directo a su entrada que desproveyó de vestiduras. El rubio que no había sido tocado desde aquel día se sintió en el mismo paraíso, sintió que lo olvidaba todo en manos tan expertas que lo ubicaban en la cima del placer sin otro consenso que las ansias.

 

Poco a poco la visión se le nubló y cuando se vino, agarrado fuertemente a las solapas de Seto y tirando de ellas para encorvarse largó un grito gutural que provocó una total satisfacción en el padre de su hija.

 

De pronto recordó y sin aliento le pidió—¡Kaiba no! Yo…--

 

No me importa. Tendrás a mis hijos, Wheeler, a todos mis hijos—le dijo Seto mientras pujaba y pujaba cada vez más fuerte para estar dentro suyo de una manera que no volviera a olvidar porque aunque el otro no lo supiera, en todo ese tiempo el castaño tampoco había logrado olvidarlo.

 

 

 

 

 

 

¿Ojos azules la defendió?—preguntó bajito acurrucado en su pecho.

 

Si. En ese momento no entendí el porqué pero ahora que sé que lleva mi sangre es evidente—le explicó Seto.

 

El rubio se levantó y comenzó a acomodarse la ropa a tientas, otra vez una mano fugitiva hizo de él presa.

 

¿Qué harás?—fue la pregunta.

 

Debo volver, lo sabes. Esto es una farsa y…--unos labios callaron a Joseph que sintió la calidez de la mano del otro que sostenía su nuca y la dureza de la otra que tomaba su cintura evitando que se alejara.

 

No es una farsa, tú eres mío bastardo y más vale que te vayas haciendo a la idea—le dijo el ex CEO.

 

El otro respiró con cansancio sorprendiendo un poco a Seto—Veo que no entiendes. Esto ya no es la Tierra, ellos no juegan con tus reglas, cualquier intento y no solo nosotros lo pagaremos. Debes darte cuenta de en que punto de la escala estás, incluso yo estoy mucho mejor apostado y no puedo hacer nada sin poner en riesgo a Setsuna, Serenity o mis padres—le contestó el melado.


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