Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL LOST EMPEROR por desire nemesis

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

10 Golpe fatal

 

Después de mirarlo por un segundo con ese rictus, el emperador le dijo—No te preocupes que todo salió como estaba planeado, el hijo que procreas en tu vientre es mío. ¡Felicidades! Ese niño será el lost emperor y el emperador Landson a la vez. Llevas una vida muy importante contigo. Es mejor que en adelante te cuides bien, por eso he decidido ponerte dos guardias que te vigilen—

 

¿Quién crees que soy? Yo no dañaría a mi propio hijo—le retrucó el otro.

 

¡Oh, sé que no lo harías! Pero me preocupa que los disidentes de las lunas traten algo contra ti. Después de todo son muy peligrosos a veces—dijo el emperador fingiendo no disfrutar de la idea de quitarle libertad aunque Joseph le concedió que esa gente era violenta a veces, y es que los disidentes de las lunas eran parte del pueblo del emperador que cansado de sus abusos se armó y dirigía sus operaciones desde los recovecos inefables de los satélites.

 

 

 

 

 

 

 

 

Era una niña, una dulce y pequeña niña que lo miraba con la sorpresa propia de todo recién nacido. Él la miró extasiado mientras su otro padre la miró maravillado de que esa pequeña cosita fuera su propio hijo. Claro que deseaba un varón pero eso ya habría tiempo de tenerlo. Por el momento Gideon se encontró tan feliz que mandó hacer una fiesta como nunca antes se había visto allí. Esa personita evocó a otra persona en los ojos de Joey, a una niñita que solo pudo ver por unos segundos luego de nacer y que volvería a ver quince años más tarde.

 

Esa noche Gideon estaba tan feliz y tan seguro de todo que cuando se emborrachó y Joey se fue del festejo con una falsa excusa pues no aguantaba su presencia lo fue a buscar.

 

¿Qué rayos haces aquí? Debes estar conmigo en el festejo. ¿Si no, que dirán todos?—preguntó el molesto emperador.

 

No me importa lo que piensen—contestó Joey cansado.

 

¡Claro que no! De otro modo no te hubieras convertido en la perra de ese humano en primer lugar—dijo furioso el otro.

 

No saques ese tema—le advirtió el rubio.

 

¿Por qué? ¿Te supone mucho dolor pensar en él en estos momentos? ¡Pobrecito!—dijo burlándose de él.

 

Deberías agradecerle porque gracias a él, tú y yo tenemos un hijo—le retrucó el melado harto de hacerse el dócil.

 

Los ojos negros parecieron enardecerse en la expresión malévola y herida de Gideon y Joey supo que lo que le dijo le había dolido, temió haber provocado que la ira de su esposo se derramase sobre los suyos. Que cayera sobre él no le importaba ya que a él ya nada excepto su hija le importaba y él no le haría daño a su propia progenie, además estaba bastante seguro de que el otro aspiraba a un hijo barón que desplegara ambos títulos.

 

¡Lo haría pero en el lugar donde está dudo que puedan llegarle mis palabras!—dijo el landsonian y vio como el otro quedaba perplejo, entonces añadió casi feliz de dañarlo—A menos que sea en una plegaria para los muertos—

 

El cuerpo entero de Joseph se heló—No serías…--trataba de pensar que jugaba con él por el daño recibido.

 

Jamás llegaron a destino—le dijo el cruel emperador--¿En serio pensaste que los dejaría ir así como así? Eres un completo iluso, Joseph. Disfruta bien de nuestra hija porque es la única que te queda—

 

Los rostros de su amada familia se posaron en su imaginación mientras las palabras de su marido repercutían en su mente en shock. Cayó de rodillas con la mirada perdida.

 

Seto, Mokuba y Setsuna…

 

Serenity, su padre y su madre…

 

Yugi…

 

Ese es el lugar que ocupas en la escala de este palacio. Es mejor que lo aprendas—dijo el satisfecho landsonian mientras se dirigía hacia la puerta.

 

Un profundo odio se apoderó del ojos mieles y también impotencia pues no podía hacerle nada a alguien tan corpulento y armado como Gideon y entonces tomó una decisión mientras gritaba el nombre del emperador, este se volteó algo sorprendido y confuso.

 

Yo también te quitaré algo importante—dijo el ojos mieles antes de romper la mesa de vidrio a su lado, tomar un pedazo y clavarlo en su vientre.

 

Horrorizado el otro vio esa prueba de coraje mientras con ojos como brasas y mientras un hilillo de sangre salía de su boca el rubio sonrió y dijo—No compartiré más descendencia contigo—le negaba así el hijo varón que sabía que el otro estaba deseando.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).