Después de la charla con Killua podía sentir como se creaba una atmosfera cargada de demasiadas emociones desde culpa hasta resentimiento y dudas más de las que podía tolerar, no estaba de seguro de lo que debía hacer si en verdad quería poner en claro que iba hacer de su vida debía tomar una decisión continuar con su venganza o detenerla y dedicarse al único objetivo que Killua no descarto entre sus posibilidades y este significaba continuar con su vida y formar una familia. Pensar en su tribu pero esta vez en el futuro de está, sin olvidar el pasado pero evitando tomar represalias por lo sucedido, no fue esta la primera vez que la tribu paso por este tipo de situaciones aunque es innegablemente que jamás llego hasta este punto el exterminio sin embargo quedaría en si mismo mantener el estirpe Kuruta con vida. Puede que fuera lo mejor pero algo en su interior se removía inquieto , como había dicho en una noche no se cambian años de pensamientos e ideologías y sabía que el odio que sembró por todo ese tiempo no se iba esfumar de la noche a la mañana.
Fue en ese instante que entró en la habitación la persona que más odiaba en el mundo y con la misma normalidad que los últimos días se sentó en el borde opuesto de la cama y le dedico una mirada, cuando este le miraba nunca supo como responder a estas es como si no pudiese tener la fuerza de responder a aquellos ojos y con una u otra excusa acababa esquivándolos.
Pero esta vez era distinta solo se dedico a examinarlo con la mirada y descubrió que no podía entender el porqué esa misma persona que estabavelando por su vida era la misma que torturo a sus amigos para encender los orbes de sus padres para así asesinarlos.
Killua realmente no entendía nada, en verdad nadie podía entenderlo siempre odio que la gente dice que entienden cuando no tienen la menor idea de las cosas.
¿que esperaba que sintiera piedad después de oír su pasado o lo difícil que es la vida en el basurero en el que nació? no podía, jamás lo haría no podía vivir mientras este tipo esta aquí sonriéndome como si no me hubiera hecho nada, es que tan poco significa para él la vida de los demás ¿Quién se cree que como si desconociera que me hizo? ¿Cómo puede vivir sabiendo que mato personas totalmente inocentes sólo para vender sus ojos? ¿Cómo es que en este mundo existen esta clase de personas?
Los ojos de Kurapika se mantuvieron fijos con los de Kuroro mostrándose escarlatas dando demostración de todo lo que ocurría en su interior.
- ¿Cómo puedes vivir sabiendo que quitaste la vida de tantas personas que eran completamente inocentes?- pregunto kurapika dejando escapar en sus palabras todo el odio que resurgía en él ya no podía callarse más, había dejado de importarle que no pudiera defenderse que hiciera lo que antojase con su cuerpo después de todo el verdadero Kurapika estaba allí enterrado con sus compañeros y jamás volvería porque este maldito le había robado todo lo que una vez tuvo significado.
- Pregunta difícil – dijo meditabundo mientras apoyaba su mano en su rostro mientras buscaba la repuesta a aquel interrogante – supongo de la misma manera que lo hacen las personas que compraron aquellos ojos, o los que nos contrataron para hacerlo, o de la misma manera que los dirigentes de los países adinerados lo hacen cuando crean guerras que no dan más que muertes, hambrunas y perdidas para poder tomar lo que quieren y vivo de la misma manera que todas las personas que están en este hotel ignorando completamente el dolor ajeno , piensas que a ellos les cuesta dormir aún cuando son consientes que hay millones de personas sufriendo mientras están cómodamente arropados en sus camas - suspiro para después continuar hablando – de la misma manera que todos ellos, vivo igual que tú, de la misma forma en la que todos vivimos de una manera egoísta buscando una falsa sensación de seguridad a cambio del dolor de muchos, no lo pensamos simplemente vivimos o más bien sobrevivimos- contesto mirando a aquellos furiosos ojos escarlatas que parecían ponerse más brillantes momento a momento.
- Deja de dar escusas estúpidas, no es lo mismo que matar a alguien con sus propias manos y lo sabes, respóndeme maldito – dijo subiendo el tono exasperado completamente cegado por su ira y sus brillantes orbes.
- Para ser sincero matar alguien con tus manos no es gran diferencia , por lo menos a mi parecer – dijo el otro ostentando toda la calma y tranquilidad que el otro había perdido –por lo menos cuando mato sé que es por una causa o porque son obstáculos para mi planes, mi respuesta ante tu pregunta es simple vivo porque lo ignoro, ignoro lo que es de las vidas de esas personas, si son buenas o no me importa poco ya que es fácil vanagloriarse de ser bueno cuando esto solo implica no molestar a los demás– contesto el pelinegro dándole una mirada hostil al Kuruta en verdad siempre desprecio a las personas que dicen ser buenas como si en realidad alguien estuviera en condiciones de juzgarse de manera objetiva.
- Eres un asesino – dijo el pelirrubio en un tono más bajo pero repleto de desprecio, sin titubear aquella excusas solo hacían que se enfureciera más.
- ¿Y tú que eres? - pregunto ciertamente molesto por lo último que dijo.
El silencio se hizo notar ante la pregunta pero estaba demasiado exaltado el pelirrubio como para callarse ante esa acusación.
- No es lo mismo, además técnicamente no lo mate, si tu araña murió fue porque era demasiado estúpido como para seguir una orden tan básica como la que le di, no me hare cargo de la ineptitud de tus arañas – contesto con desprecio y soberbia sin percatarse lo que acababa de desencadenar.
Kurapika evito la mirada del otro mirando hacia el costado pero fueron poco los instantes que pasaron hasta que kuroro se halle a unos pocos centímetros tomando su rostro conteniéndose para no romperle la mandíbula con la fuerza que ejercía, aquellas palabras hicieron que olvidara todo el autocontrol que tenía y despertaron su más oscura personalidad.
Irremediablemente el ahora ojiazul se encontró con la mirada de aquellos ojos negros que hicieron que tragara saliva, ahora todo su valor y osadía se habían perdido en la oscuridad que aquellos ojos.
- Tú que te crees bastardo para hablar así de uvog – kurapika se percato de lo que acababa de hacer pero que caso tenía, no podía retractarse ahora como si eso sirviera de algo, tenía la intención de escapar de alguna manera pero cuando lo intento el pelinegro lo empujo contra la cabecera de la cama con brusquedad haciendo que sus ojos se abrieran aún más y volvieran a su tonalidad roja – vamos mátame – le incito kurapika casi escupiéndole esas palabras empujado por las emociones que despertaban sus ojos cuando se encontraban en ese estado.
Sonrió ligeramente el mayor haciendo que el kuruta instintivamente buscara más distancia entre los dos aunque era inútil ya que estaba totalmente arrinconado contra la cama.
- ¿Y para que haría eso?-pregunto – si hay muchas cosas peores y estás podría hacerlas cuantas veces quisiera– le dijo con tono suave mientras se acercaba a su oído haciendo erizar la piel del kuruta al sentir el aliento del tan cerca de él– no me gustaría matarte porque sería un desperdicio pero supongo que debo disciplinarte – se alejo de su oído satisfecho por las reacciones obtenidas, y ahora volvió a dirigirse a su rostro acortando la distancia entre sus rostros, llegando a tal cercanía de confundir sus respiraciones y también lo suficiente para notar el nerviosismo de su víctima por mucho que se esforzaba en esconderlo.
- sabes lo que hacemos en ryuu-seigai con los muchachos insolentes como tú - pregunto mientras su mano libre paso a jugar con los cabellos del rubio que ahora observaba con terror al pelinegro consciente de a que refería con sus palabras, paso así algún tiempo en el que el pelinegro le sonreía mientras miraba con aquellos ojos que ahora eran como dos fozas oscuros carentes de emoción, no parecía humano sino más bien un depredador al acecho de su presa, y Kurapika acorralado sintiendo la respiración del otro en su rostro y ante la pérdida de su espacio personal que cada vez era mayor, porque el otro se posicionaba ahora completamente encima suyo haciendo sentir todo el calor y opresión de aquel cuerpo.Invadido por tantas sensaciones y abrumado como estaba abrió la boca tal vez para tomar un poco de aire que sentía que le era usurpado por su atacante pero no importaba la razón porque no tuvo tiempo siquiera de reaccionar cuando el otro se adueño de su boca, su cuerpo inútilmente quiso liberarse, era inútil en esa posición y con sus pocas fuerzas ni siquiera con un milagro escaparía y allí estaba él invadiendo su boca, sabía que si le mordía o intentaba de hacerle daño esto se vendría en su contra y empeoraría es una de las cosas que aprendió durante los últimos meses que estuvo atrapado con aquellas mujeres que le contaron sus experiencias.
Aun así la teoría dejarse llevar es mucho más fácil decirla que vivirla.
El pelinegro ajeno a los pensamientos del rubio continuo revisando cada rincón de la boca del rubio, mientras aumentaba su agarre que ahora era en sus muñecas y cada vez producían más dolor consecuencia de la fuerte presión que ahora ejercía.
El menor sentía como todo cuerpo parecía incendiarse y las corrientes eléctricas parecían recorrer todo su cuerpo en cada rose de sus lenguas aquel beso se profundizo mas y más hasta que las consecuencia de que sus ojos estuvieran tanto tiempo en ese estado se hicieran visible.
No sabía cómo transcurría el tiempo y cuanto duro esa tortura pero su cuerpo no dejo de temblar aun cuando termino y sus ojos parecían estar quemándose, en cambio el pelinegro sonreía triunfante ante aquel espectáculo que se le ofrecía, jamás había visto color igual que el de aquellos ojos en ese instante sin contar que disfrutaba de humillar al maldito que se burlo de la muerte de su amigo.
Siguió con los besos un buen rato hasta que después de separarse noto la falta de resistencia por parte del menor, no había pasado mucho tiempo así que le sorprendió al parecer es ya lo había quebrado mentalmente – ya tan pronto – dijo con tono desilusionado mientras sentía su corazón cada vez más acelerado y sentía su cuerpo más entumecido, se acerco a su oído y sensualmente le susurro – no te creas que porque no te resistas me detendré, no parare hasta que me ruegues que te mate o hasta que te guste – dijo haciendo énfasis en las últimas palabras buscando algún signo de resistencia.
Pero aquellas palabras fueron inútiles ya que el kuruta había perdido la conciencia y no tenía sentido continuar.
El pelinegro quedo un tiempo en la misma posición observando como el cuerpo del Kuruta seguía agitado sin contar que la tonalidad roja no abandonaba su rostro.
Se levanto de la cama y sintió como el deseo de matar se adueñaba de él, aquellas palabras que pronuncio habían hecho que realmente se enfureciera, no era una persona que se dejara llevar por sus emociones pero la perdida de uvog seguía siendo un punto sensible en él, más cuando dijo que la consecuencia de aquello era por la estupidez de su amigo. Si había alguien estúpido fue él que no pudo prever lo que sucedería, fue su culpa desde el principio supo que la subasta de yorkshin era una apuesta arriesgada y continuo, además de no evitar cualquier tipo de imprudencia como aquella.
No podía hacer nada por arreglar el pasado, pero este era el momento de volver a la araña a redimirse continuando con su deberes y ahora no le quedaban dudas Kurapika le ayudaría en esto, como castigo por lo que dijo.