18 Una enorme pérdida
Gideon observaba feliz a su presa antes de poder percatarse que alguien le ponía frente al cuello una daga.
Me agrada verte, querido—dijo el rubio a su oído.
¿Qué pretendes?—preguntó furioso e impotente el emperador.
¿Acaso no es obvio?—preguntó el rubio--¡Diles que entreguen sus armas!—le ordenó al pelinegro, como el otro se tardaba le sacudió y agregó--¡Ahora!—
A regañadientes el otro obedeció.
¿Y ahora que hacemos genio?—preguntó Seto a Joey.
¿Quieres callarte?—dijo el ojos mieles.
Veo que se llevan bien—dijo el ojinegro.
¡Cállate!—le dijeron ambos.
Propongo algo. Tomen una nave. Les daré un salvoconducto para que se vayan—propuso el emperador. Todos los miraban—Les doy mi palabra—
No es por agredirte, Gideon pero no confiamos mucho en lo que digas—le dijo su marido.
Pueden confiar en que no aceptaré que nadie derribe una nave en la que va mi hija, tal vez haya caído de mi aprecio al desobedecerme y seguirte pero hasta ahora ella es mi hija y no dejaré que ni siquiera por sus estupideces alguien de mi imperio la dañe—dijo el pelinegro muy decidido. No tenía ni un deje de temor en la voz. Se veía imperioso aún en su actual estado.
¡Sé que es cierto!—dijo al castaño el melado aceptando que era verdad que el otro jamás dañaría a su vástaga—Pero no por eso te daré más oportunidad de dañarnos—dijo a su esposo--¡Manda a que traigan una nave aquí mismo!—le ordenó luego pues en realidad la nave central de ese complejo servía como bahía.
El emperador se lo pensó un momento y dio orden a uno de sus hombres al que se le permitió salir. Minutos después un transporte de tropas recalaba ahí, su piloto se bajó.
¡Bien! Todo está dispuesto. Ya no tienen excusa—dijo al ojos mieles Gideon y los demás empezaron a dirigirse hacia la nave después de que el lost emperor asintiera en pos de ellos.
Seto aún tenía sus dudas pero debía ir, el melado obligó a Gideon a caminar hacia la nave y mientras los rebeldes vigilaban a los desarmados soldados se dispuso a irse tras ellos dejando a su esposo. Kaiba volteó cuando llegó a la puerta de la nave para decirle que se apresurara cuando se quedó mudo ante lo que vio.
Joey estaba parado con su corazón atravesado por la misma daga que momentos antes empuñara. Lo miró con desconcierto por unos segundos y luego cayó de rodillas al suelo, para después despatarrarse sobre él mientras el ojos azules le miraba.
¿Creyeron que mi oferta lo abarcaba a él?—preguntó el emperador con su mano derecha aún manchada con las salpicaduras de la sangre de Wheeler—Era un traidor, una persona desleal y abyecta. ¡Se lo merecía! –dijo el pelinegro para furor de Seto que estaba enfrentándose a la posibilidad de aniquilarlo ahí mismo pero los hombres de Gideon le rodearon de inmediato para evitar que le atacaran con sus vidas como escudo y además ellos estaban en inferioridad de condiciones, fuera de ahí un ejército bien provisto aguardaba, si oían disparos dentro…--¡Váyanse antes de que me retracte de mi oferta!—dijo el ojinegro—Ustedes no revisten mayor interés para mí. Yo vine por él—aludió creando un verdadero torbellino dentro de Seto que intentó llegar al cuerpo del rubio.
¡No! ¡Él es mío! Esto está fuera de discusión—dijo el emperador Landson mientras sus hombres también rodeaban a Wheeler--¿Qué esperan para irse?—preguntó después.
Aunque no quería el ojos azules debió aceptar el destino allí mismo por el bien de todos pero se juró que eso no quedaría así mientras cerraba la puerta de la nave haciendo que la visión del otro desapareciera tras el frío metal.
La palabra del emperador valió y nada les hicieron en todo el viaje. Mientras volaban los pensamientos de todos permanecían centrados en la horrible tragedia.
¿Estarás contenta ahora?—le preguntó Kisue a May.
Serenity sentada a un lado de esta la agarró y la cubrió con sus brazos mientras su sobrina lloraba, entendía a la joven, su amado padre asesinado ante ella por su otro padre, debía ser lo más horrible de atestiguar, se dijo con dolor pensando en su querido hermano mayor.
No seas tonta—dijo May con tristeza, tal vez ahora no nos llevábamos bien pero jamás hubiera deseado…--se le quebró la voz—Joey es una de las personas que más he querido, mi mejor…, mi más grande amigo—recordó ella con lágrimas en los ojos mientras pensaba en cuando él perdió a propósito un duelo para que ella no perdiera su alma.
El dolor abundaba en la nave. Tristán y Setsuna estaban inconsolables pero se mantenían visiblemente algo tristes por el pequeño Theo que no entendía del todo lo que estaba pasando. Yugi también escondía su tristeza apenas por el niño y Mokuba estaba que no mostraba la cara bañada en lágrimas.
Pero sin dudas el que peor estaba era Seto pues recién estaba cayendo en lo enorme de su pérdida porque aunque entendía que el otro le gustaba y le atraía de una manera muy fuerte además de tener una especie de estimación por su comportamiento siempre protector hacia sus amigos y familia, cosa que nunca le dijera, ahora se daba cuenta de que además sentía una especie… de opresión en el pecho que nunca había sentido porque aunque antes tuvieran separaciones siempre hubo la posibilidad de reencontrarlo pero ahora…