Ah!... Solo eras tú –volví a acercarme al peli rojo-
Detente –grito-
Esto es lo que has logrado, lo has convertido en un mounstro –añadió el rubio-
Cállate –fui a donde estaba ahora él, hice lo mismo que con el peli rojo y comencé a pasar la navaja por todo su pecho-
Alto –me gire a donde estaba el, ahora me apuntaba con un arma
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Desde que nací había sido rechazado, no tenía el amor de mis padres, ellos me habían dejado al cuidado de una señora de nombre Dadan. Ella cuidaba de más niños aparte de mí, nunca supe lo que era el amor de una madre o de un padre, Dadan no me quería, siempre me mandaba a hacer los deberes de la casa, yo solo debía preparar mi comida, si no moriría de hambre, era como un tipo de juego de supervivencia.
Cuando cumplí los 5 años me escape de esa mujer, corrí por las calles, sin rumbo, sin saber a dónde ir, corría el riesgo de que alguien me secuestrara o quisiera matarme, pero no importaba, eso era mejor que la situación en la que estaba.
Fue entonces cuando lo conocí, caminaba por la calle con una botella de sake, llevaba un extraño sombrero de paja, no estaba ebrio, aun así yo tenía mucho miedo, el me llevo a su casa y estuve viviendo con él, no había sido un secuestro, habíamos hablado un buen rato en el parque momentos antes de que me aceptara en su hogar
Todos los días iban sus amigos a su casa y jugaban cartas, bebían sake hasta no poder más, yo me unía a ellos con un vaso lleno de jugo. Había una chica que iba a visitarlos, su nombre es Makino, ella normalmente les cocinaba y lavaba su ropa, no le pagaban, ella decía que lo hacía por gusto. Tiempo después de que regrese con Dadan no volví a saber de ella.
Al cumplir los 6 años había decidido que quería ser como Shanks, el vivía a su gusto sin que nadie le dijera que hacer, cuando alguien quería ponerle un alto o lo regañaba, al marcharse esa persona el comenzaba a reír.
No entendía porque lo hacía, yo le hubiera dado una paliza.
Algo que tiempo después no podría hacer por miedo a que me la regresaran.
Paso un año más, con 7 años de edad estaba más que dispuesto a seguirlo, el me conto que se iría de viaje por un tiempo, era hora de conocer más partes del mundo, no quería que se fuera, quería que me llevara con él a donde fuera con tal de no regresar con Dadan, el solo dijo “No tengo hijos para no cargar con responsabilidades”, quería demostrarle que yo era valiente y no sería una carga para el así que tome una navaja y la enterré debajo de mi ojo izquierdo, me había dolido demasiado, fui a urgencias y me cocieron la herida quedando en ese lugar una cicatriz algo peculiar, tiempo después Shanks dijo que eso no había servido de nada, aún era un niño, coloco su sombrero en mí y me pidió que lo cuidara por él, algún día se lo regresaría, ya me había encariñado con el así que no planeaba devolvérselo a menos que me lo pidiera… así y se marchó.
Mi abuelo se enteró de donde me encontraba y fue por mí, me regaño e hizo que regresara con aquella mujer, todo volvió a la “normalidad”, volví a mis tareas diarias. Un día llego un niño rubio, sus padres trabajaban en una empresa reconocida no solo en la cuidad, no en el país, si no mundialmente, era un niño odioso y mimado...
Estaba caminando cerca del rio, había unos peces enormes y lindos dentro del agua, llamaban mi atención, introduje un palo de madre al agua haciendo que estos salieran huyendo a otros lados, de verdad estaba tan divertido, jamás había visto tantos peces juntos y así de enormes.
Sentí un pie en mi espalda, mi equilibrio comenzó a perderse, haciendo que yo cayera al agua. Sabía que en cualquier momento dejaría de resistir y terminaría hundido, el agua estaba fluyendo y yo iba a su ritmo. Comenzaba a perder el conocimiento cuando un chico de cabellos azules me saco de ahí, pasaron por lo menos 3 minutos cuando volví en mí. Desde ese día le temía al agua. Y todo gracias a ese rubio mimado.
Mis últimos 3 años los pase en casa de aquella señora, haciendo los deberes, preparando mi comida, había hablado con aquel chico, la verdad es que estábamos en la misma situación, sus padres no le hacían caso y era por eso que había terminado en ese lugar al igual que yo.
Al cumplir los 10 años mis padre decidieron que ya era tiempo de que viviera con ellos, al principio me negaba, no los necesitaba, termine aceptando ir, ya que prometieron que iría al colegio, cuando vivía con Dadan, también asistía a uno, al principio mis profesores eran particular, yo quería conocer a nuevas personas así que pedí que me inscribieran en uno de verdad. Y así fue, seguí asistiendo a ese mismo colegio hasta que cumplí los 12 años y me gradué, entrando a la secundaria, fue ahí cuando todo empezó a derrumbarse.
No sobre salía tanto, no tenía amigos, muchos se burlaban de mi sobre todo por mi cicatriz debajo del ojo, habían inventado historias de cómo me la había hecho, no les dije nada, creía que dejándolos decirme de cosas se harían mis amigos, lamentablemente no fue así, había pasado 3 años de secundaria siendo molestado, humillado, golpeado y escupido, trate de hablar con mis padres, no conseguía que ellos me hicieran caso, fue a mitad de secundaria cuando conseguí hablar con ellos, les había contado todas las cosas por las que había pasado, mi madre se molestó mucho conmigo, me abofeteo y me dijo que jamás volviera a mentir, que no llamaría la atención de nadie si me convertía en un mentiroso, estando en mi posición necesitaba que alguien me hiciera caso, necesitaba que notaran mi presencia, que no solo se burlaran, si no que me tomaran en cuenta.
En clase de gimnasia era el blanco cuando jugábamos a los ponchados, todas las pelotas iban hacia mí y hacia otros chicos con quienes no me llevaba bien.
No tenía la voz o autoridad para pedirles que pararan, que sufría… que necesitaba el cariño de alguien… había pensado en que quitarme la vida quizá era la solución, pero si lo hacía muchos estarían felices, quizá debía hacer algo bueno por ellos dejándolos en paz, quizá así mis padres no tendrían de que preocuparse cuando los llamaban del colegio porque me había metido en un problema, ellos seguían sin creerme aun viendo las marcas y heridas que solía traer casi siempre.
Cuando termine la secundaria, decidí que iría a una escuela de gobierno, así la situación cambiaria un poco, eso creía, quizá la gente de la alta sociedad no era lo que esperaba, necesitaba mezclarme con alguien que me entendiera y no se burlada de mi por mi posición económica, no era tan mala, mis padres trabajaban duro, teníamos una linda casa algo grande.
También quería conocer gente de todo tipo, gente con quien convivir por primera vez… en pocas palabras AMIGOS.
Cuando entre a la preparatoria… fue cuando todo comenzó a derrumbarse… ya no quería asistir gracias al grandulón de Kidd y al rubio Sanji.
En primer grado, no le hablaba a nadie, solía esconderme la mayor parte del tiempo, así nadie me molestaría, a veces me preguntaba bajo que estrella había nacido para merecer esto.
Hasta que conocí a Law, aquel día justo cuando él me salvo… no creí que el fuera a ser una persona importante en mi vida… justo ahora lo tenía enfrente de mi apuntándome con un arma.
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¿Qué planeas con eso? –me aleje un poco del rubio- Law baja esa arma ¿Acaso ya no me amas?
Luffy-ya –me miro molesto- esto lo hago por tu bien, si yo te disparo entonces nada saldrá bien… -dijo acercándose a mí y plantando un tierno beso en mis labios- Esto debe parar, te has convertido en lo que menos querías… en ellos –los señalo-
Quiero que se acuerden de mi –lo abrase- quiero que cuando vallan a molestar a algún otro chico, miren esa cicatriz y recuerden lo que pueden llegar a provocar, quiero que sufran como lo hice yo…
El solo me abrazo, al sentirlo comencé a llorar, Law era la única persona en quien y confiaba, era quien me había apoyado desde el inicio hasta ahora estaba conmigo, en esta situación sabiendo que si alguien nos descubría podríamos ir a la cárcel-
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Ahora me daba cuenta que no necesitaba de vengarme, hacerlos sufrir de esa manera, lo que yo necesitaba en realidad era alguien con quien compartir todos esos sentimientos de rencor que había estado acumulando durante toda mi vida, alguien que me apoyara y me diera consejos, que estuviera para mí cuando más lo necesitaba, que no me abandonara… Lo que yo necesitaba era un amigo.
Había conseguido ser amigo de Law, el me había permitido ser parte de su vida… simplemente era el mejor amigo que había tenido, sin contar que era mi primer novio… al principio no estaba seguro de que era lo que sentía.
No tenía idea de cuales eran mis gustos, estaba tan enfocado en sufrir, en que la vida no valía nada, todo por culpa de aquellos chicos que no encontraban algo mejor que hacer… Fue en primer grado de preparatoria, cuando me di cuenta de que me gustaban los chicos, no quería decírselo a nadie, probablemente se burlarían de mí, así que hacia lo que podía por conseguir novia, todas me rechazaban o me ignoraban, yo sabía que no andarían con un don nadie como yo…
Fue gracias a Law que me arme de valor, para comenzar mi venganza hacia ellos, decidí dejar de sufrir por cosas sin sentido, al principio no estaba tan seguro de si en verdad hacerlo, puesto que si me descubrían, me golpearían, humillarían y destrozarían lo poco que me quedaba de vida.
En ese entonces estaba más muerto que vivo, respiraba no porque quería, algo en mi me decía que debía seguir adelante.
Estaba seguro que algún día podría enterrar mi pasado, e iniciar una nueva vida, donde no habría más sufrimiento para nadie. Algún día encontraría la felicidad de ser querido por muchas personas, aunque no necesitaba de nadie más que de Law.
Ace ¿era mi amigo? El me había salvado también, sabía que yo era un chico, bueno que Lucy era un chico, y aun así guardo mi secreto, creo que no había sido nada justo con él, si volvía a verlo algún día, se lo agradecería formalmente, solo esperaba que para entonces todo esto terminara, aun no regresaba de su viaje.
Todo esto estaba por terminar al fin, Law tenía razón me había convertido en un monstruo como ellos, verlos sufrir no me hacía nada feliz, no hasta que comprendí que si yo sufría por alguien a quien no le importaba, ellos debían hacerlo, quizá podría darles una buena lección que jamás olvidarían en sus vida.
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