¿Qué haremos ahora?—preguntó la castaña al rubio.
Lo mejor es cerrar Ciudad Batallas—respondió el otro.
¡Ni de chiste!—anunció Seto.
¿En serio quieres que alguien más muera?—preguntó el melado.
No voy a detener todas las actividades porque un fantasma anda suelto—dijo como si la idea fuera una locura Seto—Además esa cosa no hace más que perseguirte—
Dile eso a tu arqueólogo estrella, Kaiba. En verdad me tratas como idiota pero te comportas como un imbécil. ¿Qué harás si otro de tus empleados muere o el mismo Moki, o tú? Perder dinero por un tiempo no es lo peor que te puede pasar, estúpido. Si sigues así te puedes arrepentir de por vida—se defendió el ojos mieles y Seto de mala gana le dio la razón.
Debemos encontrar una manera de exorcizar esa cosa—dijo el otro castaño.
El ojos azules dio la orden a control para que evacuaran el edificio por su celular mientras los otros peroreaban a sus espaldas.
Seto parecía indiferente a sus palabras pero la verdad es que no lo era, porque no solo se daba cuenta de que increíblemente el perro tenía razón sino que desde que mencionaran ese estúpido nombre estaba un poco inquieto.
Después de colgar la curiosa mente de Seto se puso a buscar los datos de ese tal Marco Julio Plineas en la web. Encontró unas 15000 menciones pero lo que interesó al CEO fue la imagen de un dibujo hecho a base de una escultura que lo representaba. Lo que le inquietó más es que efectivamente los dos se parecían y mucho. Eso daba a entender que lo que dijera el rubio cuando supuestamente estaba tomado por ese espíritu griego podía ser…
Eso le ocasionó otra fuente de interés para corroborar tales datos. En el buscador colocó lo que sabía del griego y apareció unas imágenes grabadas en una cerámica que por el estilo griego no eran tan gráficas pero que sin duda se parecían al melado aunque con algo de músculo, pensó el castaño, luego leyó un segmento en el que mencionaban a Marco Julio.
Decía que Ácato fue hecho prisionero por él, fue su esclavo y luego de unos años escaparon para formar una especie de resistencia contra la invasión romana.
Ambos murieron jóvenes y en batalla años después de que se unieran contra Roma. Se hablaba de los amantes de Leoponto cosa que trastocó la mente del pobre empresario un poco. Que lo compararan con un…
Luego de un momento se calmó y volvió su atención a la pandilla de imbéciles--¿Y bien? ¿Qué rayos planean? ¿Quieren que quiebre antes o después de la medianoche?—
¡Vaya! Kaiba tiene sentido del humor, ahora sé que estamos en problemas—fue la “amigable” respuesta de Joey—Lo hemos discutido con el abuelo y calculamos que lo mejor es que yo me quede aquí mientras ellos encuentran a alguien, quien nos ayude—
Tú decidiste eso solo. Yo no voy a despegarme de ti hasta que toda esta mier… pase—dijo Tristán muy enojado con su amigo por pretender quedarse solo con semejante peligro.
Yo no quisiera dejarlos solos, chicos—dijo Yugi.
Lo entendemos Yugi, debes ir con tu abuelo, además él se preocuparía si te deja aquí—dijo el rubio alegre mientras Tris también sonreía al de grandes ojos preocupados y culpables.
Y yo por supuesto me quedo—dijo la ojiazul.
En fin que casi todo el mundo se queda—dijo el melado y luego vio a Seto que cruzado de brazos los miraba con el ceño fruncido—Y algo me dice que el fresa también se queda—
Por supuesto, perro. Esta es mi compañía y esa piedra es mía—dijo el otro apuntando al collar que el rubio sostenía en una mano y que él le devolviera después del incidente—No le perderé de vista—añadió amenazante.
Lo siento Tris—dijo a su amigo el melado mirando al de al lado—Esta noche no podremos robarla—
No te preocupes, no faltará oportunidad—le siguió la broma el ojos café.
Ustedes rían cuanto quieran pero si esto no acaba rápido yo mismo le daré a ese fantasma lo que quiere—dijo el castaño.
¿Ves? Ya hasta crees en fantasmas y todo—dijo el melado satisfecho y poniendo en apuros al CEO.
Se fueron a otra parte del edificio para decidir como pasar la noche.
Lo que nadie vio fue la negra figura que subió por la parte trasera de los pantalones de uno de los miembros del grupo mientras se iban.