Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lionhart por desire nemesis

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cuando recuperó la voz Tea le preguntó a Tristán--¿Cómo rayos se te ocurre preguntar semejante cosa?—

 

Estaba sorprendida. ¿Sería que Tris estaba interesada en ella? En ese caso debía tratarlo con cordialidad pero dejarle en claro que ella estaba aún enamorada de Yugi.

 

Ella se volteó para hablarle mientras oía que el mencionaba—Deberé averiguarlo de otra forma entonces—

 

Al terminar de dar la vuelta sintió una fuerte punzada en su estómago y al ver la cara del que creía su amigo vio en ella los ojos rojos que tanto temor inspiraban.

 

¡Es una lástima! Eres una chica muy linda—dijo el ojos rojos mientras ella se daba cuenta de que lo que tenía en el estómago era una espada clavada y su vida la estaba dejando—Lo peor que puede pasar es que moje mi espada con tu sangre pero si eres virgen como creo eso me otorgará un extra que ellos no esperan—

 

¿E…llos?—preguntó casi sin aliento la joven.

 

Quiero a esos dos muertos y tú me vas a ayudar—dijo el castaño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ambos se vestían sin mirarse. Es que una especie de vergüenza había embargado el lugar una vez que terminaron sus agitados corazones una loca carrera y el peso de lo hecho les llegó.

 

Hagamos como si no hubiera pasado nada—dijo el rubio adelantándose a tal frase del castaño lo que le enojó.

 

Y no fue solo eso. Estaba bien que él pretendiera que nada hubiera pasado pero el hecho de que el otro lo rechazara de semejante manera lo hacía sentirse molesto y desdeñado. ¿Cómo se atrevía el perro a tratarlo de semejante forma?

 

Es mejor que nos…--trató de proseguir el rubio pero de pronto se sintió halado hacia un costado y ubicado entre Seto y la pared--¿Qué ra…?—

 

¡Escúchame perro! Tal vez eres muy idiota para saber en que lado de la escala social te encuentras. Quizás esas tonterías de que eres la reencarnación de un príncipe y esas idioteces han freído las pocas neuronas que tenías pero voy a dejarte bien en claro esto: No hay la más remota posibilidad de que yo desee que alguien se entere de esto pero eso… No te habilita ni remotamente a creer que puedes decirme tales cosas a mí—dijo Kaiba, sus ojos azules destellantes de ira.

 

Cuando Wheeler iba a contestarle se vio besado con fuerza y su ropa tironeada mientras caía al piso.

 

¡Oye no!—gritó pero el otro no reparó en eso habiéndole bajado los pantalones rudeza y rapidez. Mientras Joey se debatía lo puso a horcajadas sobre él y su dedo medio penetró raudamente en su entrada provocando sorpresa al melado que lo miró atónito--¡Kaiba ya para!—pero este no paraba no reparando en su pedido, tenía una máscara torcida de autosatisfacción.

 

Entonces Wheeler ahí se dio cuenta de que el otro en realidad no se parecía en nada al Marqués. Este esperaba ansioso el convertirse en el esposo de su amada para tenerla entre sus brazos mientras el bastardo que tenía frente a él planeaba violarlo sin pudor para vengar su orgullo.

 

Seto se vio en un segundo halado hacia el otro extremo de la habitación como si se hubiera deslizado por el hielo y el rubio se había alzado por los aires como un acróbata chino que no acabara de caer.

 

¿Qué rayos…?—le preguntó mientras despacio el otro tocaba tierra y le miraba con mirada dura. El ojos azules no acababa de entender lo que había sucedido.

 

Veo que tu marqués no es tan galante como en la otra vida—dijo una tercera voz que Seto miró con premura pero a la que el rubio hizo caso omiso, su atención atrapada por el patético castaño sentado en el suelo con cara preocupada.

 

No existe manera de que este hombre sea el Marqués de Tormes—dijo Wheeler aún mirando al objeto de su enojo mientras Seto miraba a Taylor.

 

¿Marqués?—preguntó el CEO.

 

Pobre. ¿No creerías que solo una vida los ha unido con anterioridad, o si?—preguntó el ojos rojos con cara de sádico feliz.

 

Él no cree en nada—dijo con desdén el melado quitando por fin su vista del otro para fijarla en Tristán.

 

¿Cómo escapaste?—quiso saber la princesa en el corazón de Joseph.

 

Nuestra compañerita me hizo el gran favor de sacarme—dijo el muchacho.

 

¿Tea?—preguntó Joey de pronto cayendo sus defensas por la ansiedad.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).