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Lionhart por desire nemesis

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Esta vez será diferente—prometió el antiguo príncipe a su contrincante y el rubio le miró sin importarle lo que decía. Lanzó al espadachín llameante como la otra vez, deseando con todas sus fuerzas que esta vez terminara la pesadilla pero la suerte quiso que esta vez su enemigo fuera más veloz que su propio campeón y esquivándole fue directo a por el melado.

 

Ácato se hubiera presentado pero es que la conclusión de una toma de poder en el cuerpo del rubio llevaba demasiados instantes como para ser lograda y su oponente esquivo no se mantenía en línea recta con su mano el suficiente tiempo como para que la princesa pudiera acertar su poder en él.

 

Y así fue como la mortal espada, de punta, se dirigió a su corazón. Fue en ese breve instante que separaba su vida de su muerte en que algo insospechado por todos ocurrió y de pronto algo atravesó el espacio entre Wheeler y la espada consagrada con la sangre de Tea que Tristán intentaba clavar en su pecho.

 

De la nada surgió otro campeón al rescate. Menos impactante que un espadachín en llamas pero tan impetuoso como un dragón blanco. Seto se puso justo en ese instante entre el antiguo egipcio y su presa y recibió él el mortal embiste ante los ojos horrorizados de Joseph y el abuelo Moto.

 

El antiguo miró con odio a quien por segunda vez clavaba en su espada y la desclavó de prisa porque por él venía otro mortal enemigo, el espadachín, y dejó no sin furor a su presa tras el castaño mientras este con desconcierto miraba la herida que le dejaba y luego se derrumbaba en tierra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto siempre había sido un hermano protector con Mokuba y tal vez, alguna vez que otra, se preguntó no sin algo de meditación, el porque de tanto desvelo con la seguridad de su hermano que lo hacía ver más como un padre que como un hermano mayor. Porque si bien es la función del hermano mayor proteger al menor la mayoría también procura hacerle miserable la existencia, burlándose de él o utilizándolo como sirviente o conejillo de indias. Pero él nunca había hecho tal cosa, procurando siempre un bien mayor para su hermano que para él mismo. Fue en ese instante de infinita claridad que se concede entre la vida y la muerte que Kaiba obtuvo la respuesta a esa pregunta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una joven lo miraba con ojos admirativos y contemplativos ataviada con un velo y vestido blancos, su rostro era hermoso y sus ojos mieles bastante expresivos, sonreía mientras estaban tomados de las manos y escuchó que el mismo le decía un momento antes de besarla en la frente—Yo juro siempre protegeros. Ningún mal os acaecerá mientras estéis a mi lado. Podéis confiar en mí y en esta promesa que os hago. Juntos permaneceremos y yo siempre estaré para vos—

 

Se separaron brevemente para mirarse mutuamente y luego al que oficiaba lo que se dio cuenta era su boda con ella. Vio que en la mano que sostenía se encontraba el anillo símbolo de tal unión.

 

 

 

 

El dioclesiano los declaró marido y mujer y se volvieron ante los congregados y caminaron por el pasillo con ceremonia recibiendo de todos las miradas. Pero a él solo le importaba una y a ella también.

 

Entraron al salón del festejo y se pararon a un lado entonces apareció el primer invitado que dijo algo revelador—El Marqués de Tormes cuidará muy bien de vuestra alteza—

 

Entonces la conciencia de Seto adormilada por tal sueño despertó al escuchar el familiar cargo. ¿Marqués?

 

Veo que tu marqués no es tan galante como en la otra vida

 

No existe manera de que este hombre sea el Marqués de Tormes

 

¿No creerías que solo una vida los ha unido con anterioridad, o si?

 

La conversación que él no entendiera del todo entre el rubio y su amigo, ahora enemigo, era tan clara ahora. Eso es lo que despertó su conciencia a entender que entonces el rubio…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De pronto ambos  estaban en un pasillo, escoltados por unos soldados ataviados de gala pero con escudos y lanzas tal vez decorativas pero en su interior lo dudaba.

 

Ella se colgaba de su brazo y ambos se detuvieron frente a una habitación que él supo en su interior que se trataba de la alcoba nupcial.

 


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