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Lionhart por desire nemesis

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¿Qué pasa viejo?—fue la primera pregunta que hizo Tristán al recuperar la conciencia en ese oscuro lugar. Vio que ahí no solo estaban Joseph, Yugi y el abuelo Moto, estaba el mismísimo Faraón y Kaiba estaba inconsciente aunque después vio sobre su cuerpo… sangre.

 

¿Y esa cosa? ¿Dónde está?—preguntó asustado, saltando y mirando a todos lados--¿Y Tea? ¿Dónde está Tea?—

 

Es entonces cuando todos se dieron cuenta que el joven no sabía nada de los actos cometidos por el fantasma mientras poseía su cuerpo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La policía ya había arribado e investigaban todo mientras los amigos de Tris trataban de consolarlo de lo de la terrible muerte de Tea. Entonces Atem dijo—Es mejor que te vayas y descanses—

 

Lo que sonó raro a sus oídos por lo que el castaño replicó—No puedo irme. La policía nos tomará declaraciones—

 

Entonces Atem vio como unos buscaban con la vista algo y con un mal presentimiento metió a este a una de las habitaciones seguido de sus amigos mientras el susodicho se quejaba--¡Métete aquí dentro!—le ordenó sin más el tricolor indicando un locker.

 

¿De que hablas? ¿Qué locura…?—preguntó el castaño.

 

Apresúrate—le dijo Yugi mientras lo empujaba al locker abierto que el egipcio cerró en el acto justo cuando aparecieron los policías.

 

¿Dónde está Taylor?—preguntó uno.

 

Se fue a casa—contestó Yugi para sorpresa del que escondido oía.

 

No mienta. Sé que no ha salido. No lo oculten. Es un criminal violento. ¿No entienden lo que acaba de hacer? Mató a Tea Gardner y a Seto Kaiba sin piedad. ¿Por qué esconden a alguien así?—dijo el detective mientras el oyente se horrorizaba y asustado salía.

 

¡Yo no hice tal cosa!—gritó.

 

Buen intento pero vimos las grabaciones de seguridad. Todo esta grabado—dijo el tipo antes de esposarlo mientras el castaño miraba a su alrededor en busca de apoyo.

 

¡Chicos! ¡Díganle que no fui yo!—exclamó.

 

No lo fue—gritó el joven Moto con lágrimas en los ojos.

 

Ya dije, lo tenemos todo grabado. Te lo mostraremos en la comisaría para refrescarte la memoria—dijo el policía mientras lo empujaba hacia la puerta escoltado de su compañero.

 

Tristán estaba confundido y asustado.

 

Eso que decía… tenía que ser mentira.

 

¿Matar a Tea, él?

 

 

 

 

 

 

 

Tal como dijeron se lo mostraron y lo único que pudo decir el castaño tras ver tales escenas en la sala de interrogatorios era un pobre intento de auto convencerse que el muchacho con su cara que le clavaba una espada a su amiga cuando esta volteaba y el que hacía algo igual con Kaiba no era él.

 

Pero lo cierto era que lo era.

 

Él lo sabía. E intuyó todo de inmediato.

 

El espíritu de alguna manera lo poseyó para llegar a sus amigos.

 

Está bien que digas eso. Alegar demencia puede que te ayude. Tal vez el jurado te crea—dijo con desprecio uno de los policías mientras el abogado aconsejara que no dijera nada y su mente era un caos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al otro día los dos policías que iban por él a su primera audiencia conversaban.

 

No sé, Kimiko. Su mirada. Yo le creo—dijo uno.

 

Eres tonto o qué. Esta claro que lo hizo y ahora ve que se le viene una buena. Todo eso de que es inocente es pura chachara para salvarse. Viste el video. Los mató con saña—dijo el otro.

 

Lo sé pero hay tantas cosas raras en este caso. Las espadas no aparecen y esas luces raras. Tal vez el chico—dijo uno.

 

No te ablandes Mufasa. Esto es cosa de tíos perversos. Ya veras como se hecha a llorar y pide por su mamá en la corte—dijo el más cínico un segundo antes de llegar y poder ver dentro de la celda donde se veía unos pies a media altura. Ambos miraron para arriba por los barrotes. Directamente a la cara de Tristán Taylor quien había cometido el espantoso acto de ahorcarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El profesor Wheeler de educación física no era un destacado ni respetado profesor de la institución pero era querido por sus compañeros por ser una persona amable y solidaria. Ese año era el comienzo de clases y su compañero profesor le indicó mientras salían de los vestidores rumbo a encontrarse con los primeros alumnos de ese año—Parece que te hubieras pasado la noche sin dormir con esas ojeras—

 

El sonrió apenas pero nada contestó mientras su compañero pensaba que era uno de esos semblantes tristes que de vez en cuando el otro ponía.

 

Y es que ese día se cumplían dieciséis años de ese terrible día. Mas temprano había acudido a llevarles flores a Tea y a Seto, recordó ese terrible último momento en que el otro diera su vida por él y cuando se iba se encontró con Moki que lo miraba con un tinte oscuro en su antes cálida mirada, como si le hubiera quitado lo más preciado del mundo para él, lo que era cierto.

 

 

 

 

 

 

Volvió a la realidad luego de recordar esa mirada llena de rencor y tristeza y se vio parado frente al alumnado de la clase 2C de preparatoria.

 

¡Bien! ¿Están todos?—preguntó el joven profesor de 33 años y mirada melada.

 

No, señor. Falta Aome—dijo uno de los jóvenes.

 

Pues peor para ella, llegar tarde a su primer clase conmigo no le hará bien a sus notas—dijo el profesor algo molesto. (Nota del autor: Aome es un nombre femenino)

 

Profesor, Aome es chico—dijo una joven obviamente interesada en tal chico y buscando que nadie lo confunda.

 

Pues peor para él. Soy menos indulgente con los chicos—dijo el profesor mientras veía como la clase miraba tras el edificio que les quedaba al lado y donde él no podía mirar por estar del otro lado por lo que caminó hacia adelante mientras le informaban que el estudiante en cuestión había arribado pero se tardaba en llegar a la fila por lo que fue por él mientras su compañero le decía que no se acelerara, que apenas era el primer día.

 

¡Oye tú! ¿Piensas hacernos esperar todo el día?—preguntó al desconocido mientras daba vuelta la esquina.

 

Como dice su compañero, profesor, no se acelere. Apenas es el primer día—dijo el joven castaño de ojos azules con la cara de Seto Kaiba mientras caminaba parsimoniosamente hacia él y luego lo dejaba de lado.

 

(Nota de autor: Aome significa literalmente ojos azules)

 

Joey estaba estático. No podía creerlo.

 

¿Qué le sucede profesor? Cualquiera diría que vio un fantasma—dijo la voz engreída del CEO desde su espalda.

 


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