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Camino a la perdición por zandaleesol

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Ron y Hermione se asustaron a ver a Harry de pronto tan agitado, lamentaron haberle dicho todas esas cosas, creyeron que el saber las cosas que decían de el era lo que lo había puesto de ese modo; el chico de ojos esmeraldas de un salto dejó la cama cosa que preocupó más a sus amigos, no podían comprender que le sucedía. Harry pensó que el único que podía cambiar el destino de Lucius era el, aunque su cerebro no ideaba como haría para ayudar al rubio, lo único que comprendía era que debía ir al Ministerio de alguna forma, cuando se lo dijo a sus amigos esto le miraron entre impactados y asustados, definitivamente no comprendían.   Harry pensó que no tenía tiempo para dar demasiadas explicaciones, eran casi las nueve treinta y la lectura de la sentencia de Lucius se daría a las once. Tenía una hora y media para intentar hacer algo, debía aprovechar cada minuto que le quedaba   

-          Tengo que ir al Ministerio – dijo Harry presa de una gran agitación  

-           Harry… por qué… qué está sucediendo – preguntó Hermione muy preocupada  

-          Necesito que me ayuden a llegar ahí, sin ustedes no lo lograré –   

-          Pero cómo Harry… está muy lejos… y tú no sabes aparecerte  no estuviste cuando nos lo enseñaron – dijo Ron   

-          Ya lo sé Ron… es justamente ese el problema… cómo llegar ahí –   

Hermione pareció meditar por un instante   

-          Ya sé… usemos la chimenea del despacho del director – propuso Ron  

-          Pero cómo entraremos y si alguien nos ve… y si aún está Dumbledore ahí – dijo Harry  

-          No… no está… cuando nosotros veníamos el ya se iba al Ministerio quería hablar con algunas personas antes de que se reuniera el Wizengamot –   

-          Seguramente quería hacer algo por Lucius… estoy seguro – dijo Harry El que Harry llamara al señor Malfoy por su nombre no fue algo que pasara inadvertido a sus dos amigos   

-          Harry el querer ir al Ministerio está relacionado con él… con Lucius Malfoy –   

-          Sí – dijo Harry – pero no me pidan que se los explique    Los dos chicos se miraron entre si pero sin comprender   

-          Esta bien Harry… si queremos llegar a tiempo debemos darnos prisa… creo que primero deberíamos ir a la torre por tu capa… no sé quizá la necesitemos siempre nos ha sacado de apuros -  dijo Hermione – además no puedes ir al Ministerio en pijama  

No les resultó difícil salir Madame Pomfrey no estaba ahí, los pasillos de la escuela estaban desiertos, faltaban más de una semana para que iniciara el curso, luego del los hechos acaecidos la madrugada del 1 de agosto, todos los alumnos que se habían refugiado en la escuela habían regresado con sus familias, muerto Voldemort, y los Mortífagos en Azkabán todos se sintieron más seguros y libres.   

Harry no tuvo ni tiempo de apreciar otra vez la sala común de Gryffindor, hacia meses que no la pisaba, sin embargo ahora sus pensamientos se iban hacia Lucius Malfoy y en como haría para que esa sentencia que tan interesado estaba en darle Cornelius Fudge no llegara a pronunciarse.

 Corrió escalera arriba hacia su habitación, se vistió de cualquier manera con lo primero que encontró, tomó la capa que había sido de su padre y salió otra vez luego de dejar apenas caer una mirada rápida en derredor. Con la misma rapidez que había empleado para subir volvió a bajar las escaleras donde le esperaban sus amigos    

-          Bien Harry cómo haremos para llegar al Ministerio –   

-          Demonios aún no lo sé… vayamos al despacho de Dumbledore quizá podamos comunicarnos con él de alguna forma – propuso Harry   

A la carrera salieron otra vez de la sala común y corrieron por los pasillos, nadie se interpuso en su camino, ni siquiera los fantasmas que habitaban el castillo eran visibles. Cuando finalmente llegaron al despacho del director ya eran las diez con diez, restaban cincuenta minutos para la lectura de la sentencia, Harry abrió la puerta con brusquedad, lo primero que miró fue la chimenea preguntándose si podrían usarla si estaría conectada a la red flu, eso era algo que nunca se le había ocurrido preguntarle al director, la escuela siempre había estado cercada por barreras mágicas sabía que dentro de la escuela nadie podía aparecerse, pero quizá sí pudiera utilizar la chimenea, cuando estaba  a punto de preguntar donde guardaría Dumbledore los polvos flu, Ron llamó su atención sobre algo que estaba encima de la mesa   

-          Harry mira eso –   

-          ¿Qué cosa? – dijo el chico mirando hacia donde le indicaba su amigo   

-          Creo que conozco esa tetera – dijo Hermione   

-          Yo también… creo que es la misma que

-          Dumbledore usó aquel día... mejor dicho esa noche en que vi que la serpiente atacaba a tu padre Ron…se acuerdan de eso –   

-          Sí… es cierto… yo diría que es la misma tetera – dijo Hermione – pero por qué la dejó sobre el escritorio  

-          ¿Será posible que él supiera?...   

-          ¿Qué supiera qué cosa Harry? – preguntó Hermione   

-          Que yo querría ayudarlo –   Al oírlo sus amigos recién comprendieron las intenciones del chico de ojos esmeraldas y se miraron uno al otro muy asombrado   

-          Harry cuando dices que querrías ayudarlo te refieres a Lucius Malfoy – preguntó Hermione   

-          Sí… hablo de él… no puedo permitir que lo envíen de por vida a Azkabán –    

-          Harry él es culpable de todo lo que se le acusa eso lo sabes –  dijo Ron  

-          Lo sé Ron… pero él me salvó la vida… supongo que supieron que Dumbledore recibió información de cuando sería el ataque a la escuela –   

-          Sí Harry lo supimos –   

-          Bueno fue él quien dio esa información… sin eso quizá la historia sería totalmente diferente –   

-          Eso lo entiendo Harry… pero no puedo olvidar lo que le hizo a mi hermana en segundo año y estoy seguro que tú tampoco lo has olvidado – dijo Ron seriamente   

-          Ron no lo olvido… pero aún así debo ayudarlo… entenderé si no quieres venir –   Ron lo miró fijamente por unos segundos   

-          Iré contigo… eres mi amigo ante todo… y por último como tu mismo dices en parte ayudó a salvarte la vida – dijo Ron   

-          Gracias amigo –   

-          Bien chicos ¿lo intentaremos con la tetera? – preguntó Hermione   

-          ¿Y si nos lleva a otro sitio? -  dijo Ron   

-          Sí eso sucede… deberemos intentar la aparición – dijo Harry preocupado   

-          Bueno si no intentamos jamás lo sabremos… además son casi las diez con veinte – dijo Hermione consultando su reloj   

Se acercaron a la tetera, luego de intercambiar una última mirada pusieron su dedo en ella,  la sensación fue la misma que Harry recordaba haber sentido en esa ocasión en que habían sido enviados a la casa Sirius, un instante después estaban los tres chicos levantándose del suelo, estaban en fuera del Ministerio, sin perder tiempo siguieron el mismo procedimiento que había tomado Harry el año anterior cuando vino con el padre de Ron a una audiencia disciplinaria. Esto le causó cierto dolor, recordar todo lo sucedido ahí hacia un poco más de un año aún le resultaba amargo, pero era necesario olvidar ahora había un asunto más urgente del cual ocuparse.   

Antes de tomar los ascensores los tres chicos se miraron nerviosos, estar otra vez en ese lugar le traía a la memoria todo lo sucedido en el departamento de misterios. Sin pensarlo más tomaron el ascensor que comenzó a bajar, los chicos quedaron muy asombrados cuando vieron que este se detenía en el segundo piso, y preguntaron a Harry por qué si se suponía que iban hacia la sala del Wizengamot, Harry no dio muchos detalles sólo dijo que antes debía visitar a alguien. El ascensor se abrió y los tres chicos salieron, en aquel piso estaba la oficina administrativa del Wizengamot, Harry esperaba encontrar allí a alguien que le dijese como ubicar  al Ministro, cuando miró otra vez su reloj vio que eran casi las diez treinta, en media hora se reunirían para dar la sentencia.   

Con algo de nerviosismo cruzaron una puerta, el lugar se veía bastante solitario, cuando iban a dar la media vuelta para salir una joven bruja los detuvo para hablarles   

-          ¿Puedo saber que hacen ustedes aquí, este sitio es de transito restringido? – dijo la mujer    Harry algo nervioso miró a sus amigos    

-          Soy Harry Potter… ellos son mis amigos… necesito hablar con el Ministro –   

La chica le miró asombrada y la vez temerosa, seguramente había leído lo que decían en el Profeta, Harry lejos de molestarse por esa actitud, pensó que quizá pudiera servir a sus propósitos el hecho de que la gente le temiera  

-          Me temo que eso no es posible, el señor Ministro está presidiendo el Wizengamot que en este momento ya  está reunido –   

-          Necesito hablar con el Ministro ahora mismo – insistió Harry en un tono nada amable   

-          Ahora… es imposible…  

-          Le juró que si no me lleva donde el Ministro ahora mismo… destruiré todo este lugar – dijo Harry amenazante sacando su varita   

La mujer le miró asustada y retrocedió unos pasos   

-          Llamaré a los Aurores… usted no puede…  

-          No quiero problemas… sólo deseo ver al Ministro… usted sabe quien soy y lo que hice… unos cuantos Aurores no serán un problema para mí – dijo Harry con frialdad  

La mujer dudó un instante  

-          Está bien… venga conmigo –   

Harry pasó delante de sus amigos que le miraban con la boca abierta, pensando en cuantos problemas tendrían debido a eso, los tres chicos subieron al ascensor después de la mujer, un instante después se detenían en el primer piso, salieron y caminaron por el pasillo, en el fondo estaba la puerta negra que los tres habían cruzado hacia poco más de un año, Harry prefirió desviar la mirada, le resultaba doloroso recordar todo lo sucedido ahí.

La mujer joven abrió la puerta que no estaba cerrada y entró, dejando a los tres chicos a la espera, se miraron nerviosos pensando en que sería lo que sucedería ahora.

Cuando la puerta se abrió otra vez, Harry se encontró con el rostro de Cornelius Fudge, se notaba muy contrariado a la vez que sorprendido pero no gratamente  

-          ¿Qué está sucediendo aquí?… ¿es cierto que has amenazado con destruir la oficina si no te dejaban hablar conmigo? -    

-          Sí señor Ministro así es – dijo Harry seriamente   -         

No es necesario que amenaces a nadie Potter… estoy disponible para hablar con cualquiera que lo solicite de buena forma…   

-          Lo siento… señor Ministro… pero tenía prisa no podía esperar a que me dieran una cita con usted –   

Sin saber por qué al Ministro no le gustaba el tono de Harry, notaba en el algo de displicencia  

-          En este momento se reúne el Wizengamot… cualquier cosa que desees decirme deberá esperar –   

-          No… justamente de eso quiero hablarle… quiero entrar a la audiencia –   

-          ¿Qué? –   

-          Lo que escuchó señor Ministro… quiero estar presente en la audiencia –  

-          No puedes… sólo los integrantes están presentes, además de algunos funcionarios… nadie… que no sea…  

-          Yo no soy nadie… soy Harry Potter y voy a estar presente –   

-          Me importa muy poco jovencito quien seas… no eres nadie… 

-          Creo que no entiende – dijo Harry moviendo la cabeza en señal de negación, luego se volvió hacia Ron y Hermione que permanecían silenciosos a unos pasos de distancia   

-          Déjate de tonterías  Potter…   

-          Escúcheme señor Ministro usted me dejará entrar a esa audiencia y además me permitirá que tome la palabra, antes que el Wizengamot de su veredicto yo debo decir algo -  

-          El juicio ya terminó Potter… no veo para que deseas intervenir… Lucius Malfoy será llevado a Azkabán de por vida, puedes estar tranquilo pagará muy caro por haberte secuestrado y llevarte donde… ese ya sabes…  

-          Es justamente lo que deseo evitar… no quiero que Lucius Malfoy sea condenado a Azkabán – dijo Harry con tranquilidad   

-          ¿Cómo?... estás bromeando cierto…  

-          No… no es broma… hablo muy seriamente –  

-          Creo que ya entiendo… esto es idea de Dumbledore… estaba muy interesado en que Lucius Malfoy no fuera condenado a Azkabán…  

-          No… él no tiene nada que ver en esto… pero me alegra saber que quiso hacer algo por el señor Malfoy –  

-          Esto es ridículo… todos ahí dentro saben perfectamente quien es Lucius Malfoy –  

-          Es cierto todos lo saben… pero no saben quien es usted realmente –  

-          ¿De qué estás hablando?...  

-          Yo sé quien es usted… pudo engañar a todos… pero yo sé la verdad –   

-          No entiendo de qué demonios hablas – dijo Fudge de muy mal humor apartándose de Harry para regresar a la sala   

-          Sé todo sobre el trato que hizo con él…  Estas palabras hicieron que Fudge detuviera sus pasos y se volviera para mirar a Harry   

-          No sé de que hablas – dijo con voz insegura   

-          Claro que lo sabe – dijo Harry acercándose hasta quedar a unos centímetros del hombre que era bastante más bajo que el – usted hizo un trato con él… estaba dispuesto a entregar el Ministerio a cambio de conservar sus privilegios y poder… si no fuera porque el hombre que esta ahí dentro traicionó a Voldemort en este momento él estaría gobernado y usted sería la mano ejecutora   

-          No tienes pruebas de lo que dices –   

-          Las tengo… todos esta aquí… - dijo Harry señalando su cabeza – lo vi todo ese día que Voldemort poseyó mi cuerpo… con un pensadero será fácil demostrar a todos la verdad   

Ante estas palabras Fudge pareció rendirse  

-          Qué pretendes Potter… quieres decirle todo esto al Wizengamot –   

-          No diré nada… me guardaré su secreto a cambio de que me permita estar presente… y hablar a favor del Señor Malfoy –   

-          ¿Crees que unas palabras tuyas harán de cambiar de opinión a todos? –   

-          Sé que Dumbledore me apoyará… y usted también deberá hacerlo… naturalmente – dijo Harry   

Cornelius Fudge pareció meditar por un instante, comprendía que estaba al borde del precipicio, su puesto y prestigio peligraban, no tenía más alternativa que ceder a la petición del muchacho y hacer todo lo posible porque la sentencia de Lucius Malfoy no fuera prisión en Azkabán, se daba cuenta de que Harry no tenía miedo, estaba dispuesto a todo con tal de salirse con la suya, no tenía opción o aceptaba o el muchacho le haría caer en desgracia ante toda la comunidad mágica, si evitando que Lucius Malfoy  fuera a Azkabán compraba el silencio del chico eso le bastaba, aunque estaba seguro que esto lo ataría de por vida, ahora le pedía eso, después quien sabe, pero no tenía alternativa, lo cierto era que no tenía valor para afrontar lo que sucedería si se sabía la verdad.  

-          Está bien… entrarás… y te daré la palabra…   Harry alzó una ceja   

-          Apoyaré lo que digas… quizá Malfoy pueda librarse de Azkabán pero eso no es garantía de que no le den otra pena… supongo que eso lo has pensado –   

-          Sí… lo he pensado… cualquier cosas es mejor que Azkabán –   

-          Bien debo regresar… espera un momento y luego entra… dejaré un asiento libre a mi lado… para que lo ocupes –   

Dicho esto Cornelius Fudge intentando controlar su ira y regresó a la sala, Harry se volvió para mirar a sus amigos

-         Harry qué sucedió… de qué hablaron tú y…

-         Prometo que les contaré… Ron creo que tú y Hermione deberían esperarme en la oficina de tu padre, cuando esto acabe nos veremos ahí –  

-         Harry y tú…   

-         Yo entraré a la audiencia… si todo sale bien… quizá Lucius quede libre ahora mismo –   

-          Harry no entiendo porque haces esto, pero espero que todo salga como tu deseas – dijo Ron  

-          Gracias chicos… por acompañarme hasta aquí –

   Harry por segunda vez en su vida, giro el picaporte de fierro y entró a la sala del tribunal. 


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