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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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En su camino a sus nuevos aposentos los tres pasaron frente a la morada de Shun, la que Sei miró un momento con la tristeza nublando su mirada. Es que pensar que su hermano estaba sometido y encerrado, que había cambiado a tal grado que ya no podía reconocerlo y que ya no podía alcanzarlo de manera alguna para hacerlo volver a como era antes eran espinas clavadas en el corazón del hermano mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estos son los aposentos de visita—dijo el pelinegro.

 

Gracias por traernos. Ya puedes irte—le dijo el “amable” Abarai. El otro sonrió de lado--¿Qué? ¿No piensas confiar en nosotros?—

 

Mis habitaciones también están aquí—le informó el asesino para el disgusto de Renji—Me retiro ahora. Elijan la que deseen. Nos veremos mañana por la mañana—

 

Si es nunca, mejor—le respondió el tatuado y luego que se perdió de vista en los pasillos de lo que parecía más bien un hostal, el pelirrojo advirtió a su compañero y amigo—Ten cuidado con ese tipo. Sé que lo has olvidado pero se dedica a asesinar gente y es uno de los mejores. De no ser por Wheeler él sería el rey. Me he dado cuenta de como te llama la atención pero es mejor que guardes tu distancia con él—

 

Hai, Abarai sama—le contestó su medio discípulo con pesar porque entendía lo que el otro le explicaba, sabía que era verdad y a la vez sentía curiosidad.

 

Bien. Yo me quedo aquí. ¡Ve a buscar algo para ti! Que no sea lejos. Estar entre estos tipos me pone los pelos de punta. Pueden hacernos desaparecer como si nada y nadie nos buscaría aquí. ¡Maldito Kaiba y sus ideas de don Juan!—dijo Renji antes de meterse a una habitación.

 

Subaru iba a meterse en un cuarto cercano cuando percibió que de una cercana puerta salía luz por debajo y se preguntó si la persona detrás de esta…

 

Iba a pasar pero su impulso fue más fuerte y de pronto estaba tocando a esta. Un hombre alto, de pelo azabache al igual que sus ojos le abrió. Estaba con la camisa a medio desprender y sin lentes.

 

Perdón por molestar—dijo el joven plantando retirada.

 

No molestas. ¿Necesitabas decirme algo?—preguntó cortésmente Sakurazukamori. El otro asintió—Entonces pasa—dijo sin ninguna tonada diferente en su voz a la que hablaba habitualmente y es que su mente estaba razonablemente en un estado de post shock y meditación.

 

Una vez los dos estuvieron en la mitad de la habitación, Sei sentado, sacándose sus costosos zapatos y Su parado algo tenso, éste le dijo—Quería agradecer las molestias que se ha tomado por nosotros y pedirle que perdone los modales de Abarai sama, a veces él…--estaba nervioso por la actitud que el otro se había tomado con Seichiro desde que se conocieran y dado que ahora estaban en su territorio lo mejor era que estuvieran en buenas relaciones.

 

No tienes que preocuparte de esas cosas. Tu amigo y yo no terminaremos matándonos, a menos que pretenda algo contra mí yo no tengo nada contra él—le contestó con la mente algo distraída por la tarea y por otros pensamientos y luego de terminar con el primer zapato le dijo—No tienes porque ponerte tan nervioso. No voy a comerte o algo así—

 

Subaru demoró algo en hacer la pregunta que le había llevado a golpear la puerta en realidad—Esa casa fortificada… ¿Pasa algo allí?—Eso tomó por sorpresa al otro ojos negros que le miró directamente—Es que al pasar por enfrente su rostro se tornó dolorido—le aclaró el menor recordando la faz que viera en esos momentos y que le dejó intrigado y preocupado.

 

Veo que eres más perceptivo de lo que creí—le dijo el mayor—Antes lo demostraste en los aposentos de Wheeler pero no pensé que hasta a mí me percibieras tan bien. Eso puede ser un problema—

 

Recordando la advertencia de Renji el joven dio un paso atrás. Viendo su reacción el otro sonrió—Ya te he dicho que no tienes nada que temer, pero recuerda no ser tan directo u otras personas pudieran molestarse contigo chico—le tranquilizó el asesino antes de pararse. Frente a Subaru era como un edificio de varios pisos ante una pequeña casa pues la altura de Su era de apenas 1.65 mientras que la de Sei era de 1.80.

 

¿En esa casa hay algo que le causa dolor, verdad?—preguntó el joven.

 

Te he dicho que es mejor que calles esas cosas—le dijo el mayor pero con una voz y sonrisa dulce como quien reprende a un niño pequeño por una travesura tierna.

 

Es que…--dijo el muchacho pero los labios de Sakurazukamori sobre los suyos no lo dejaron continuar.


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