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Camino a la perdición por zandaleesol

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Debía estar tranquilo consigo mismo, había cumplido su objetivo de evitarle a Lucius la condena en Azkabán, podía decirse que ya no tenía ninguna deuda con él, sin embargo, este pensamiento no lo tranquilizaba. Le parecía que la decisión del Wizengamot había sido casi tan dura como la prisión de por vida, expulsión del mundo mágico, Lucius viviendo en el mundo muggle, un mundo que no era tan grande pero a pesar de ello era un lugar donde la gente se perdía. Se daba cuenta de que Fudge no había puesto ningún empeño en evitar esa condena tan drástica, pero que podía hacer él, nada, absolutamente nada, tenía que aceptar que su fugaz relación con Lucius Malfoy sólo quedaría en su vida como un recuerdo, quizá el más intenso, el más hermoso, pero sólo un recuerdo al fin de cuentas.    

En unos días comenzaría su último curso, su vida volvería a tomar un ritmo relativamente normal en cuanto a los usos, pero en relación a todo lo demás él ya no se sentía igual, no era el mismo de antes, este cambio no era algo que sólo notaba el mismo, todos quienes le rodeaban lo percibían, así como él también comprendía que ya no era mirada de la misma forma por el resto de la gente. El haber enfrentado a Voldemort y haberlo destruido sin realmente tener claridad de cómo lo había hecho, también hacía que la mayoría le miraba con cierto temor, con una aire de desconfianza que apenas podían esconder. Pero sus mejores amigos, la familia Weasley, Remus, los profesores, el director, para ellos nada había cambiado, ellos no habían modificado ni una milésima su trato hacia Harry, esto le daba al chico cierta tranquilidad, en relación a los demás había decidido no preocuparse por ellos.    

El nuevo curso iniciaría el 1 de septiembre sin contratiempos como sucedía inclusive cuando Voldemort vivía y era una amenaza constante. La vida regresaba a su curso normal, la vida del castillo volvía a ser la misma, las huellas físicas de lo sucedido ya no eran visibles, nada hacia pensar que una batalla había sucedido ahí, todo fue reparado como si nada jamás hubiese trastornado la apacible tranquilidad y belleza del castillo. Para alumnos y profesores todo pasaría a ser sólo un recuerdo, poco a poco todo pasaría y sólo quedaría con un mal sueño  todo lo acontecido, en la vida todo es cambio constante, nada es estático, todo sigue girando sin detenerse, el olvido pronto vendría a cubrir las cenizas dejadas por aquella dolorosa última batalla.    

A diferencia de los demás fue Harry quien manifestó los cambios más bruscos, esos cambios dejaron en evidencia que todo lo vivido antes de cumplir su mayoría de edad, le habían obligado a crecer más rápidamente que los demás, la madurez llegó de golpe, sus antiguos bríos habían sido templados y ahora era poseedor de una serenidad que iba aparejada de cierta melancolía que reflejaba su mirada. A Harry le resultaba extraño estar en Hogwarts esperando el inicio del nuevo curso, volvería a hacer su vida normal de estudiante, esa que había sido interrumpida hacia unos meses cuando había sido secuestrado de Hogsmeade, quizá todo eso se debía a que él ya no era la misma persona, o por lo menos no se sentía igual. Algo que también haría más patente los cambios ocurridos sería que después de tantos años de convivencia forzada Draco Malfoy ya no estaría en la escuela, el chico rubio no regresaría a terminar sus estudios, Harry no estaba seguro de que debía sentir al respecto, alivio quizá al pensar que ya no tendría que ver a diario al hijo del hombre que le había dejado una huella que no podría borrar jamás, la huella del primer amor, ese amor que marca a fuego el alma, podía ocurrir que llegara a enamorarse muchas veces más, pero estaba seguro que ese hombre al que le debía su vida, era al que amaría por encima de todos y al que jamás olvidaría.     

Para la mayoría de los que se habían enterado de cómo había acabado la sentencia de Lucius, no resultaba tan impactante que su hijo no regresara a Hogwarts, con un padre expulsado de la comunidad mágica, la posición de Draco había sido degradada a su rango mínimo, muchos de sus antiguos amigos pensaron que aquello casi equivalía a ser un “sangre sucia”, y que en tales circunstancia el chico había tomado la mejor decisión al no querer regresar. El que lamentó esta decisión de todo corazón fue Severus Snape, sus sentimientos por el chico eran fuertes aunque siempre había conseguido ocultarlos con maestría.  Snape había hecho todo lo posible por convencerlos para que se quedara a terminar su último año, pero Draco se negó rotundamente, se sentía solo, prácticamente había sido dejado a su suerte debido a la decisión del Wizengamot, el chico no quería saber nada del mundo mágico, había decidido partir con él a pesar de que le habían prohibido todo contacto con él, la severidad de la decisión de expulsar a Lucius lo llenó de rabia contra todo lo que se relacionara con el mundo mágico, Draco pensaba que si su padre estaría obligado a vivir como muggle, él también lo haría, no deseaba tener nada que ver con quienes lo apartaban de la única persona que le quedaba en el mundo.     

Sin embargo, fue el mismo Lucius quien le rogó a su hijo que se quedara, no tenía porque abandonar el mundo que siempre había sido su hogar, el único que conocía y amaba. Draco comprendiendo que su padre ya se sentía lo suficientemente culpable por todo lo que debía cargar sobre sus hombres sin tener más opción, escuchó las palabras de Lucius, pero se negó rotundamente a quedarse en Hogwarts. El propio Dumbledore por petición de Snape le sugirió que se quedara, no logró convencerlo de que permaneciera en Hogwarts.     

La única ayuda que Draco aceptó de Dumbledore fue para que este le ayudara a ingresar a una nueva escuela pero fuera del mundo mágico Inglés,  el director era un hombre con más sensibilidad que los demás integrantes de Wizengamot y que el Ministerio, le dijo al chico que haría todo lo posible para conseguir que siguiera viendo a su padre, también creía que esa medida era muy dura y desproporcionada, Draco no quiso confiar mucho en estas palabras, pero Dumbledore parecía tan seguro de lograrlo que el chico no pudo menos que creerle. Dumbledore a pesar de su buenas intenciones y sinceros deseos de ayudar al chico sabía que su influencia sobre Fudge era escasa, sin embargo había comprendido durante la lectura de la sentencia de Lucius Malfoy que el único con poder para revertir esa decisión era Harry, así como había conseguido que se le permitiera hablar a favor de Lucius quizá también pudiera lograr que Draco siguiera en contacto con su padre.     

Harry había ido a pasar unos días a “La Madriguera”, aceptó la invitación de Ron y su familia, necesitaba recobrar algo de la normalidad que había perdido en su vida, dejando atrás los recuerdos dolorosos de lo últimos meses, pero sobretodo hacer un intento por olvidar aunque fuera en parte lo que atormentaba a su corazón. Estar con los Weasley era el mejor remedio a cualquier mal, los integrantes de la familia se ocupaban de él en todos los aspectos y detalles, desde Molly que se encargaba de obligarlo a comer en exceso, puesto que tras esos meses de cautiverio según ella se había acentuado su delgadez, hasta los gemelos se habían preocupado de traerle a Harry nuevos inventos desde su tienda para que se divirtiera todo lo posible.      

La mayor parte del tiempo a Harry le gustaba sentirse en confianza, acompañado, pero había instantes en que necesitaba un poco de soledad. Aquella noche era uno de esos momentos, aunque el verano estaba llegando a su fin aún se podía disfrutar de la frescura de la noche, se había quedado solo en el patio, las personas que lo rodeaban comprendían que necesitaba aunque fuera sólo un momento del día algo de soledad, Ron y Hermione que conocían su secreto, entendían que de momento su amigo necesitaba pensar en ese hombre del que se había enamorado y aunque ellos no podían entender como eso era posible, no debían conminarlo a que olvidara de un momento a otro, seguramente con el tiempo Harry iría apartando ese sentimiento de su corazón y sería libre para amar a alguien más.     

Harry se sorprendió cuando escuchó la voz de Dumbledore que lo saludaba, se preguntó que haría el director a esas horas ahí se preguntó intrigado    

-Profesor… pero que hace por aquí… sucede algo malo –    

-Ah… no Harry nada de eso… todo esta bien… pero seguro que podría estar mejor –   

-Creo que comprendo lo que quiere decir – dijo Harry   

-Sí Harry estoy seguro que lo comprendes… por eso necesito pedirte un gran favor -  dijo Dumbledore    

-¿Un favor?... bueno si puedo ayudarlo en algo… pues será un placer hacerlo –    

-Gracias Harry… en realidad el favor que deseo pedirte no es para mí… sino para alguien más –    

-Usted dirá –    

-Se trata del joven Draco Malfoy –    

Harry con sólo escuchar el apellido Malfoy sintió que su corazón se apretaba    

-Qué pasa profesor… a caso le ocurre algo malo a Draco Malfoy –    

-Bueno Harry… peores cosas de las que ya esta pasando… lo cierto es que las circunstancias tan tristes que vive ese muchacho pues…   

-Es cierto… deber ser muy difícil para él todo lo que ha ocurrido… ya sabe eso de que no podrá tener contacto con su padre…  

-Justamente de eso quería hablarte Harry… estoy seguro que estarás de acuerdo conmigo en que esa medida fue muy drástica… intenté evitarla pero no tuve éxito… pero al parecer tú tienes una influencia especial con nuestro Ministro –    

Harry guardó silencio pero su rostro mostró el evidente odio que sentía hacia Fudge   

-Tú lograste lo que yo no pude… que la sentencia de Lucius fuera cambiada –    

-Sí… pero creo que esa sentencia que le dieron fue tan dura como ir a Azkabán –    

-Es cierto… fue muy dura… pero Lucius es un hombre fuerte… siempre lo fue… estoy seguro que saldrá adelante… el que me preocupa más es su hijo –    

-Si… yo entiendo… debe estar muy triste… por lo que le ha pasado a su padre – dijo Harry    

-Por supuesto el no desea volver a Hogwarts –   

-Lo comprendo… todo el mundo lo mirará con malos ojos – dijo Harry    

-Eso es algo a lo que no hay que darle importancia Harry… cuando estamos seguros de lo que valemos… la opinión de los demás no debe importar –    

Harry miró agradecido al director sabía que esas palabras más que por Draco eran un consuelo para él   

-Harry aprovechándome de tu buena voluntad y de esa influencia especial que tienes con Cornelius Fudge… quisiera pedirte que hablarás con él… que le pidas que le permita a Draco ver a su padre… estoy seguro que a ti te escuchará –   

Tras un momento de silencio en el que Harry pareció reflexionar el asunto,  no le agradaba la idea de tener que ver Fudge otra vez, pero luego pensó en Lucius, seguramente estaría igual de triste que su hijo por la situación, a pesar de todo igual se sentía en deuda con el rubio, no lo había ayudado tanto como deseaba hacer, si por lo menos lograba que pudiera ser visitado por su hijo le estaría dando algo de alegría   

-Sí profesor… haré lo que usted pide… mañana mismo iré a ver a Fudge… pero quizá usted debería acompañarme –    

-Claro Harry será un placer… sólo espero que mi presencia no sea contraproducente –    

-No… no se preocupe… si usted me respalda en esta petición no habrá problema – dijo Harry seguro      

- Bien esperemos que Cornelius Fudge no se niegue –    

-No se negará… se lo aseguro – dijo Harry    

El director miró sonriente a Harry, guardó silencio, comprendía que cada cosa que hacía Harry en beneficio de la familia Malfoy no era sólo en razón de la nobleza de sus sentimientos, sino que tenía mucho que ver ese sentimiento tan especial que guardaba en su corazón por Lucius Malfoy. Se preguntaba el mago si sería posible que alguna vez volvieran a reunirse, que la separación a la que habían sido forzados por las circunstancias en algún momento pudieran cambiar, o que algo las hiciera cambiar, dándoles la oportunidad de ser felices.    

Quedó acordado que la siguiente mañana Dumbledore llegaría a buscarlo para irse juntos al Ministerio. Una vez que estuvo ya acostado Harry pudo disfrutar del silencio de la noche para pensar en Lucius como lo hacia cada noche y para añorar ese amor que había conocido por sólo unas horas y que sin embargo era tan poderoso que estaba seguro que jamás moriría en su corazón. Tenía una nueva oportunidad de hacer algo para que Lucius fuera más feliz en medio de todo el caos que significaría para un mago el ser expulsado de esa  forma tan terrible. Haría todo para que por lo menos esa parte de la sentencia fuera anulada, era infame lo que había hecho Fudge, una cobardía, quien era él para juzgar y señalar lo delitos de otros, cuando el mismo había estado por aceptar que Voldemort ganara la guerra con tal de no tener que enfrentársele, aún más anteponer sus ambiciones sobre la vida de tantos inocentes que hubiesen muerto si Voldemort hubiese logrado sus propósitos.    

Pero sabía que debía tener cuidado, la verdad que únicamente el conocía lo ponía en riesgo, debía pensar muy bien las cosas y planear con cuidado lo que haría y diría a Fudge en esa reunión, debía buscar la forma de ponerse a salvo, era necesario protegerse de alguna forma, pero no revelar lo que sabía era una forma de tener controlado al Ministro, esa información tan valiosa en algún momento podría volver a necesitarla.    


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