Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una sombra entre nosotros... por Kitana

[Reviews - 101]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: HOla, mil gracias por tenerme paciencia y esperar,me disculpo de nuevo por la lentitud al contestar los reviews, ¡lo siento!, prometo apurarme la próxima vez y no dejar que se acumulen, les agadezco todos sus comentarios y espero que les agrade este nuevo capitulo, bye!!!
 

Esta amaneciendo, ha sido una de esas fiestas de navidad maratónicas a las que mi familia esta acostumbrada. Por la forma en que se comportaron mis sobrinos simplemente creo que estas fiestas seguirán iguales por siempre.

Me he sentado en un tranquilo rincón de la sala a observar a la familia. No sé porque pero siempre me entristecen estas fechas, quizá se deba a que en esta temporada en especial recuerdo a mi padre y a Camus. Camus nunca va a dejar de ser parte de mi vida, esa es la verdad. Pero no puedo ni quiero vivir de recuerdos. Prefiero aferrarme a la hermosa posibilidad que se abre ante mí.

Hace unos días Shun le ha pedido el divorcio al cretino de su esposo, Shaina ya esta trabajando en eso. En cuanto lo supo se comunicó con él y le aseguró que en menos de una semana tendría lista la demanda de divorcio. Mi hermana esta decidida a sacarle hasta la risa a ese tipo. No puedo decir que no lo merezca, lo que me sorprende es que Shun parece estar de acuerdo con ella. Eso solo puede significar dos cosas, una que aún lo ama y esta despechado o que francamente lo odia. No sé que pensar y no me atrevo a preguntarle.

La verdad es que tengo miedo a que me confirme que aún esta enamorado de ese cretino. Como quiera que sea, no lo sabré hasta no preguntárselo directamente. Y en realidad no me siento muy animado a hacerlo.

- ¿En que piensas? - dice Kanon ofreciéndome una taza de ponche caliente.

- En nada.

- Sí esa  nada es pelirroja y responde al nombre de Shun me ofrezco a ayudarte. - dice sonriendo.

- Gracias pero no gracias...

- ¿Qué pasa? ¿Desde cuando te dan miedo los chicos guapos?

- El no me da miedo.

- A mi me parece que sí.

- No es cierto.

- Milo... estás actuando como niño chiquito, por favor, ¡se nota a kilómetros que él te tiene loco!

- ¿Y si se nota a kilómetros por qué él no se ha dado cuenta? - le digo, Kanon me mira y abre la boca pero no sale ninguna palabra, supongo que no se esperaba algo como esto.

- Bueno es que él...

- No se ha dado cuenta porque seguramente sigue enamorado de ese retrasado mental que tiene por esposo, eso ya lo sé. - susurro.

- Si me dejas te ayudo a saber si es eso o es otra cosa.- dice Kanon, ni siquiera me da tiempo a responder. Se ha ido. No sé por qué, pero presiento que esto me va a traer más problemas de los que podría manejar.

Será mejor que me vaya a un rincón todavía más apartado antes de que las "celestinas" comiencen con la estrategia de siempre. Dioses... si estuviera en sus  manos seguramente ya me habría casado por tercera vez al menos y tendría no menos de cinco hijos. En fin. Creo que lo mejor es quitar la cara de pesar y tratar de divertirme un poco, aunque espero que la diversión no termine siendo a costa mía.

Salgo un momento al balcón. No puedo decir que no me preocupa lo que intente hacer Kanon, a veces emplea unos métodos poco... tradicionales, pero hay que reconocerle que siempre se sale con la suya. Es una buena persona. Algo loco, pero buena persona.

Entro a hurtadillas en la cocina para comer un poco más de pastel, si mi hermana me ve comenzara a molestar con eso de que ya no tengo veinte y que empiezo a ponerme gordo. Lo ha dicho tantas veces que empiezo a creer que tendré que hacer dieta.

- Al fin te encuentro. - es Saga.

- ¿Y ahora qué rompieron tus hijos?

- Nada, es que Kanon quiere hablar contigo. - dice con esa sonrisa que significa que sabe algo que yo no.

- ¿Qué quiere?

- No me dijo, solo mencionó que eran buenas noticias. - dice y sale, allá vienen sus hijos, creo que el más cuerdo de esa familia es Leo, el resto están tan locos como Kanon y Saga.

Camino despacio hasta la sala. Toda la familia me lanza esas miraditas y comienzan a murmurar. Esta va a ser una vergüenza más grande que la que me hicieron pasar en mi cumpleaños.

Kanon aparece frente a mí salido de la nada.

- ¡Buenas noticias! - dice, sinceramente no me creo su sonrisa. No tengo oportunidad de decir algo, él me arrastra a otra habitación. - ¡Le gustas! No sé por qué pero le gustas. Aunque sospecho que no solo le gustas, debe sentir algo por ti. - dice, no se quien de los dos está más feliz.

- ¿Él te lo dijo?

- Sí tonto, él con sus labios y su lengua me dijo que cree que eres guapo y simpático, insisto, no sé porqué pero tú le gustas y mucho.

- Quiero pensar que solo le preguntaste y no se te ocurrió mencionar que estoy enamorado de él. - le digo, los ojos de Kanon van a perderse en el tapiz de la pared. - ¿Le dijiste?

- Técnicamente no le dije nada... se le salió a Leo. - dice apenado.

- Solo a ti se te ocurre meter a un niño en una conversación como esa... dioses ahora sí que quiero que me trague la tierra...

- Oh vamos si no ha sido tan malo, a él no le eres nada indiferente primito, ¿sabes? Los ojos se le iluminaron cuando mi Leo dijo eso.

- Como quiera que sea, en caso de que hubiera oportunidad con él, me hubiera gustado ser yo quien lo descubriera.

- No te enojes, ya estás viejo para actuar como niño, ni él ni tú están para juegos.

- Tal vez tengas razón... pero eso no te da derecho a meterte en mis asuntos de esa manera.

- Sí no me meto en tus asuntos terminarás como un solterón amargado reprochándote no haber aprovechado tu oportunidad. - dice agitando su índice frente a mis ojos.

- De acuerdo... creo que tengo que agradecerte por la ayuda... ¡y por el ridículo en el que he quedado gracias a ti!

- No te atrevas a gritarme, no hubiéramos tenido que intervenir si tú te encargaras solo de esa clase de cosas.

- ¿Qué quieres decir con eso de que no hubieran tenido que intervenir y qué es eso de que yo no puedo encargarme solo de mis asuntos?

- Milo, no preguntes si no quieres saber la respuesta... - susurra Kanon con una seriedad que pocas veces se puede ver en él.

- Mejor dímelo o Saga va a escupírmelo en el rostro cuando vayas a llorar a sus brazos.

- No estoy para bromas insectito. - dice, solo me llama insecto cuando está molesto. - Si lo que quieres es que te diga porque lo hago es muy simple, me meto en este asunto porque no quiero que seas tan torpe al elegir como lo fuiste cuando decidiste que querías casarte con la sanguijuela de Camus.

- ¿De qué hablas? - pregunto confundido.

- ¿Recuerdas el accidente que tuve cuando esperaba a mi primer hijo?- asiento con la cabeza. - No fue accidente. - lo miro como si no pudiera creer lo que dice.

- Pero tú dijiste...

- Lo dije porque él te importaba... y no tuve corazón para desengañarte... me equivoqué... y todos pagamos ese error. El me empujó...

-¿Te refieres a  Camus? - con lagrimas en los ojos Kanon susurra un sí que hace estremecer todo mi ser.- Debiste decirme...

- ¿Habrías creído en mí? No lo creo, él te tenía en sus manos, lo amabas demasiado. No quería que terminara alejándonos de ti. Aunque al final de cuentas lo hizo, cuando murió tú no podías ni vernos a la cara, y eso dolía demasiado Milo.

- Estaba mal... muy mal... entiéndeme.

- Te entiendo perfectamente, pero ese no es el punto. Shun y tú merecen ser felices... tú no merecías a alguien como Camus, así como él no merecía a una persona como ese Hyoga.

- Tú sabes algo que no quieres confesarme, ¿cierto?

- Te haría más mal que bien saberlo Milo, hazme caso y deja ya a Camus en el pasado.

- No puedo hacerlo sin saber exactamente que es lo que sucedió entre ustedes.

- Si te lo digo entonces no vas a detenerte hasta reparar lo que creerás roto y sería el cuento de nunca acabar.

- Él se atrevió a lastimarte a ti sabiendo lo que significas para mí, necesito saber porque se atrevió a una bajeza semejante.

- Lo descubrí en algo que no quería que supieras...

- Solo dilo Kanon, estás destrozando mis nervios. - y es la pura verdad. Lo miró, jamás creí que vería el día en que Kanon se quedara callado frente a mí, pero esta sucediendo y eso solo puede presagiar algo que no es nada bueno. - Vamos Kanon... solo dilo, sea lo que sea, creo que puedo soportarlo. - mi primo solo niega con la cabeza.

- No algo como lo que voy a decirte...

- Por favor Kanon...

- De acuerdo... solo espero que no quieras matarme... tu esposo se veía con alguien... - una sonrisa triste se posa en mis labios. - Veo que no te sorprende.

- Lo sabía... y con certeza. Después de su muerte encontré entre sus cosas cartas, de un tipo que le escribía cartas de amor en un francés horrendo, ¡como si yo no supiera francés!- me siento furioso.

- Lo siento... sé que debí decírtelo entonces, que no tenía que callarme pero... ¡él me amenazó con dañar a Saga! Y ya había perdido a mi hijo por su culpa, no iba a arriesgarme a perder también a Saga y a ti. - mi primo baja el rostro, esta llorando.

- Tranquilo... lo más probable es que yo no te hubiera creído, mi amor hacía él me cegaba. Nunca imaginé que fuera capaz de algo semejante... es que él era tan dulce... - miento, pero necesito hacer que Kanon saque todo ese rencor que ha guardado por años.

- Pues no lo era, créeme Milo, tu esposo era muchas cosas, pero dulce no es una de ellas.

- Dilo... sé que te hace falta decirlo...

- Bien... te lo diré con una condición.

- Pide lo que quieras...

- No se lo cuentes a Saga.

- Tienes mi palabra de que no va a salir de estos labios. - digo, Kanon me mira, parece que desconfía de mí.

- Tú sabes que soy entrometido por naturaleza... y tenía mis sospechas, no era normal que se negara a todas mis invitaciones sabiendo lo bien que nos hemos llevado siempre. Así que un día me le escapé a Saga de casa y lo seguí. Se encontró con alguien, no pude verlo bien. Se estaban besando y eso fue superior a mí.  Cuando el tipo se fue, lo confronté... el muy cínico lo admitió, dijo que no tenía caso que te dijera nada... me enfadé, le  grité, él se fue... y en la primera oportunidad que se le presentó, me lanzó escaleras abajo.

- ¡Por todos los dioses! ¿Por qué no dijiste nada? Eso que te hizo es sencillamente monstruoso. - esto es algo que ni siquiera pude imaginarme... ¿cómo pudo ser tan cruel?

- Él dijo que si yo decía algo Saga sería quien pagara las consecuencias... - murmura Kanon, lo abrazo al notar que esta llorando... Dioses... esto es asqueroso, podrido... Sabía que Camus no era lo que aparentaba, sin embargo, jamás lo creí capaz de algo semejante. Los dioses me perdonen pero ¡ese hombre era un infeliz! Saga y Kanon estaban muy ilusionados con ese bebé, lo recuerdo bien. Cuando Kanon lo perdió ambos se deprimieron terriblemente, Saga se volvió aún más taciturno de lo que era y solo volvieron a ser completamente felices cuando nació Leo. - ¿Ves por qué no te lo dije? - dice Kanon al ver que aprieto con fuerza los puños. - Además en esos momentos... tenía suficiente, Saga y yo estábamos devastados, no podía decirle que aquello había sido fruto de la maldad de tu esposo, con toda seguridad tú habrías salido en su defensa y aquello se hubiera transformado en un verdadero conflicto familiar.

- Entiendo... - murmuro solo para calmarlo un poco. Lo abrazo con fuerza, esto no es algo que hubiera querido escuchar... él tiene razón... yo hubiera defendido a Camus por encima de todo, aún de mi familia, lo amaba demasiado...

- Mami, mami, Alcestes se está colgando en el balcón. - es Helena, Kanon se levanta como impulsado por un resorte y corre en dirección a donde el pequeño Alcestes intenta hacer un acto de equilibrismo. Dioses... no puedo reponerme de la impresión...

- ¿Te encuentras bien? - e s mi hermana, apuesto a que me harán salir a la tienda a comprar algo de ultima hora, si no la conociera...

- Si, si todo bien, ¿Qué tengo que comprar esta vez?

- Nada, solo quería informarte que Shun no se siente bien,  llévalo arriba y cuídalo. - más que una invitación eso me ha sonado a orden.

- Bien, ya voy, ¿crees que podrías subirme un té más tarde?

- Lo preparo y bajas  por él hermanito, no soy tu mesera personal.

- Dioses.... - murmuro fastidiado. Me levanto y voy a donde Shun espera por mí... dioses... se ve tan... bien estando embarazado, cada vez que lo miro mi mente comienza a imaginarse un maldito escenario feliz en el que él me ama y ese bebé que crece en su vientre es solo mío... sinceramente mataría para que eso fuera cierto. Y me siento el hombre más estupido del universo al saber que mi sobrino ha decidido contarle que lo amo.

- Hola Shunny. - le digo intentando sonreír.

- Hola Milo.

- Me han dicho que no te sientes bien.

- Si, no sé que me pasa...

- Tranquilo, el campeón y yo vamos a cuidarte, ¿cierto Danny? - digo, el niño me sonríe y asiente con la cabeza, lo que no daría porque Darien fuera mío... lo que no daría porque Shun fuera mío. - Vamos arriba. - digo y lo tomo en brazos, es tan liviano...

- No es necesario que me lleves en brazos...

- Sí lo es, ¿o es que pretendes que me gane un regaño de toda la familia? - él me mira y sonríe. Espero que no haya tomado en serio lo que le dijo Leo, aunque por otra parte, dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad...

Subimos en silencio la escalera, dioses, el subconsciente me ha traicionado y le  he traído directamente a mi habitación. Va a pensar que soy un idiota... a veces me comporto como si de verdad siguiera teniendo 16.

- Tal vez debería llevarte a otra habitación... - murmuro.

- No hace falta, estoy muy bien aquí, es tu habitación, ¿cierto? - asiento con una sonrisa estúpida campeando por mi estúpido rostro. Por los dioses... a veces siento que mi edad cronológica no es la misma que mi edad mental. - ¿Crees que podríamos hablar un momento? - me dice y no puedo evitar ponerme nervioso.

- Sí, claro, ¿por qué no?

- Darien, mi niño, ¿puedes traerme un refresco?

- Sí mami. - dice el niño y desaparece de la habitación. Sun me mira como si no se decidiera a decir algo.

- ¿De qué quieres hablar? - él se queda callado y solo me mira, me siento tan nervioso como nunca antes lo había estado. Él no deja de  mirarme mientras su mano acaricia con amor su vientre. Me siento en la cama, no sé donde demonios poner las manos, no sé a donde demonios debo mirar pues mis ojos se ven irremediablemente atraídos a la hermosa persona que esta recostada en mi cama. Dioses... lo conozco desde hace años y nunca me había sentido así de nervioso en su presencia. - Sí es por lo que Leo dijo, te juro que existe una explicación, ya conoces a los niños, a veces les da por decir cosas que no deben y... - mi parloteo es interrumpido por unos suaves labios posándose en los míos. Él esta besándome, ¡Shun está besándome! ¡ZEUZ OLIMPICO! Tomo su rostro entre mis manos haciendo que el beso sea más intenso, santo cielo... ¿qué estoy haciendo? Al fin nos separamos, lo miró confundido y él solo me sonríe.

- Yo... quiero decirte que... que creo que también me estoy enamorando de ti... y que me alegra que tú te sientas como yo. - ese sonrojo en sus mejillas me pierde, lo abrazo y vuelvo a unir mis labios con los suyos.

- Sé que debí decírtelo yo mismo pero...

- Lo sé... tú no eres la clase de persona que hace cosas sin pensar en los demás. - me sonríe, sonrío como idiota,  un idiota feliz debo decir.

- De cualquier forma quiero decirte lo yo mismo. - acaricio su rostro, él me mira fijamente y siento que esas verdes pupilas me arrebatan el alma. - Shun, creo que estoy enamorado de ti.

- Gracias... - dice y posa su manita en mi mejilla, se siente tan bien...

- Soy un tonto... sé que debí decírtelo, pero tenía miedo de que no te sintieras ni siquiera atraído por mí, nueve años son bastantes.

- Nueve años son suficientes, y no me importa tu edad, lo que me importa es lo que hay en ese enorme corazón que posees. - no puedo quitarle las manos ni los ojos de encima, es tan perfecto este momento que me parece irreal.

No consigo dejar de sonreír, y no es que lo desee, es solo que... vamos, no tengo palabras para describir esto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).