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Derecho de amar por zandaleesol

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La mañana había pasado agitadamente para todos en la mansión Malfoy, a pesar de ser los elfos y en especial Benwick el encargado de realizar los preparativos más complejos de la boda, todos tenían la extraña sensación de que algo les faltaba aún por hacer. Harry había deseado ayudar pero Lucius no se lo permitió, el como padre del novio se sentía en la obligación de encargarse de todos los detalles que requería la boda de su hijo.


Draco había solicitado algo sencillo, pero aquello no era del todo posible tratándose de un Malfoy, el sello de elegancia y distinción tan característico de la mansión no se veía disminuido en lo absoluto por el hecho de que la ceremonia fuera a celebrarse en el jardín, igualmente todo estaba sobrio y elegante, se había instalado un carpa blanca sobre una alfombra azul de dimensiones bastante grandes, bajo ella se había dispuesto una sola mesa en forma de u cubierta con manteles de encaje, dos sillas gemelas puestas justo en la mitad y adornadas con azucenas blancas indicaban que ese sería el lugar que ocuparían los nuevos esposos, desde ese lugar tenían una vista perfecta hacia todos los que ocuparían los costados de la larga mesa, la mesa cubierta con floreros que rebozaban rosas de tono lila y amarillo mezcladas le daban un aspecto alegre y encantador a todo el conjunto.


Draco en su habitación le daba los últimos toques a su atuendo, estaba seguro que nunca había lucido tan elegante como lo estaba ahora, ahí parado frente al espejo intentaba conservar el valor necesario para no caer en la tentación de salir corriendo cobardemente, jamás había imaginado que llegado aquel momento le surgirían tantas dudas y temores.


Nadie sabía y nadie imaginaba siquiera que el sólo hacia tres días atrás había confesado a Severus Snape que ya no quería casarse, que estaba seguro de que había tomado aquella trascendente decisión con demasiada precipitación tras la salida de Harry del hospital unos cuanto días antes de Navidad. Muchas cosas y sentimientos complejos le habían llevado a proponerle a Fernand que se casaran sólo un día antes de Navidad, pero sin dudar reconocía que había sido el nacimiento del bebé de Harry el que poco a poco había comenzado a echar por tierra sus sinceros deseos de comenzar otra vez e intentar ser feliz junto a Fernand.


Sabía Draco que su novio le amaba verdaderamente, pero a él algo muy extraño le había sucedido mientras se acercaba la fecha de la boda, primero había comenzado la incertidumbre, muchas veces se había preguntado si aquello no sería el resultado de pasar tantas horas en la mansión, cerca de Harry, cerca de su hermano. Lo peor de todo era que durante ese tiempo su padre no había mostrado ni la más mínima molestia, por el contrario parecía alentar aquel apego que el había sentido por Alex desde el primer instante que lo había tenido entre sus brazos.


Al hablar con Severus sobre este asunto, el hombre mayor le había asegurado que eran naturales esas dudas y temores en las personas que daban ese paso tan importante, pero Draco estaba seguro que sus dudas y miedos eran aumentados por la certeza que había en su corazón de que no amaba a Fernand, al menos no de la forma en que debía. Ahí en la soledad de su habitación se preguntó que sucedería si cometía la locura de cancelar todo, lo más probable era que su padre pensara que aún seguía amando a Harry, era cierto, sus sentimientos por el chico de ojos esmeraldas no habían disminuido en absoluto, todo lo contrario desde que pasaba tantas horas en la mansión cerca de Harry sentía que el fuego de su pasión de antaño había aumentado.


Ni siquiera el saber a Harry atado a su padre por ese laso irrompible que era Alex había conseguido atenuar su amor, todo lo contrario cada vez que tomaba en sus brazos al pequeño y veía en los ojos de ese bebé los ojos de su amado Harry sentía arrepentimiento por haberse precipitado con el asunto del matrimonio.


Pero era demasiado tarde para volver, para desandar el camino ya tomado, por segunda vez en su vida le acuciaba la terrible sensación de haberse equivocado, la primera vez había sido al renunciar al amor que sabía que era suyo, ahora casarse con una persona a la que no amaba y que no podía estar seguro de que llegaría a amar con el tiempo. Convencido de que su traje ya no podía estar más perfecto se quitó de enfrente del espejo y se dejó caer en un sofá de esa habitación que pronto dejaría de pertenecerle y si a caso la seguía conservando ya no sería sólo suya, también sería de su esposo cuando visitaran la mansión, toda la secreta intimidad que guardaban esas paredes dejarían de ser suyas para siempre.


Luego de perderse por un largo rato en sus pensamientos decidió salir de ahí, si seguía recordando y añorando el pasado que no podía regresar terminaría cometiendo una locura que lastimaría a demasiadas personas. Cuando salía de su habitación se topó en el pasillo con su padre y con Harry que ya se habían dispuesto para ir a recibir a los invitados que comenzarían a llegar durante la siguiente media hora, las barreras mágicas que protegían la mansión se levantarían para que los invitados llegaran sin tener que utilizar la red flu, en cualquier momento debería llegar Fernand acompañado por sus padres.


Draco pidió permiso a Harry para esperar a su novio en la habitación de Alexander, tanto Lucius como Harry coincidieron en que aquello era una buena idea, el estar con el bebé tranquilizaría a Draco y ayudaría a que estuviese más relajado para la ceremonia. En cuanto el chico rubio los vio alejarse por el pasillo entró con sigilo a la habitación y con el mismo cuidado cerró la puerta, se acercó a la cuna y vio que el pequeño dormía profundamente, se quedó observándolo por mucho tiempo, pero luego no resistió la tentación de tomarlo en sus brazos y con toda precaución para no despertarlo lo acomodó en su brazos y fue a sentarse a un sillón cerca de la ventana, ahí se quedó disfrutando de la tremenda paz que le transmitía aquel maravilloso bebé al que adoraba con toda su alma.


Las barreras mágicas habían sido quitadas y los invitados comenzaban a llegar bastante puntuales, los amigos de los novios que eran también amigos de Harry venían acompañados por sus familias, la familia Weasley era la más numerosa, naturalmente Sirius y Remus también estaban junto a Severus, los esposos Lacey también asistían, Harry detestaba a Bruce lo mismo que Lucius pero Damián era un amigo de años de Lucius y no había podido dejar de invitarlo a la boda, ellos sumados al resto de gente componía el círculo más íntimo de la familia y eran sólo esos quienes asistirían.


Los últimos en llegar habían sido Fernand con sus padres, Harry y Lucius de inmediato fueron a saludarlos, en esos meses a pesar del compromiso de los chicos no se habían tratado mucho las dos familias, Harry recordó que esa misma mañana Draco le había dicho que los padres de Fernand eran algo tímidos y así se lo hizo saber a Lucius cuando este le comentó que le parecían algo extraños. Al que sí notó Harry diferente fue a Fernand, lo único que hacia era preguntar por Draco sin parar.


Lucius le dijo que estaba esperando en la habitación de Alexander a que el llegara, Harry se ofreció a ir por Draco ya todos los invitados habían ahí, sólo debían esperar la llegada del oficial que celebraría la boda y eso seguramente sucedería de un momento a otro, pero Fernand insistió en que deseaba ir por Draco y así lo hizo.

Habían transcurrido ya casi veinte minutos después de que Fernand había ido por Draco, el oficial del Ministerio ya había llegado y todos sólo estaban a la espera de que los novios por fin llegaran para comenzar la ceremonia, pero los chicos se estaban tardando demasiado, Harry comenzó a preocuparse al no verlos llegar, no dejó de recordar que había creído notar cierta preocupación en Draco aquella misma mañana, no quiso imaginar nada, le hizo una discreta señal a Lucius y apartándolo un poco de los invitados que conversaban alegres y bulliciosos le dijo que fuera por los chicos que ya se estaban tardando mucho, que seguramente se habían quedado entretenidos con Alexander.

Lucius son poner objeciones abandonó el jardín para dirigirse al interior de la mansión, subió calmadamente las escaleras hasta que llegó a la tercera planta y dobló por el pasillo que conducía a la habitación de su pequeño hijo, con suavidad abrió la puerta esperando encontrarse con alguna escena tierna entre los chicos, pero lo que vio lo dejó atónito, Fernand yacía en el piso boca abajo y Draco no estaba ahí, luego miró hacia la cuna de Alexander, una terrible sensación de miedo lo invadió corrió hacia la cuna de su hijo, el bebé no estaba, Draco no estaba, Fernand yacía el piso, no podía ser posible, eso era una completa locura, no podía ser que su hijo escapara el día de su boda y se llevara al bebé con el.

No, Draco no, jamás haría algo tan horrible, no a él, no a Harry, sin embargo, Fernand estaba ahí inconciente, que había sucedido se preguntaba Lucius aterrado, se inclinó sobre el chico moreno y lo sacudió con fuerza pero este no despertaba, había sido desmayado con algún tipo de hechizo, no quería pensar que su hijo era el causante de todo eso, intentó mover a Fernand y entonces vio el trozo de pergamino que el chico había estado tapando con su cuerpo, con el corazón latiéndole desbocado leyó lo que estaba escrito en el trozo de pergamino, las palabras parecieron atorarse por un momento en su garganta, pero luego de un instante un terrible sollozo le desgarró la garganta

- ¡Por Merlín!... NO DRACO... NO...

Por un momento este grito desgarrado se esparció por toda la mansión y pareció estremecer todo el lugar desde sus sentimientos, luego Lucius cayó de rodillas al suelo incapaz de contenerse, ahí se había derrumbado sobre la alfombra aullando como bestia herida, derramando torrentes de lágrimas y llamando a Draco sin cesar, sin resignarse a la catástrofe, al derrumbe de su vida que le destrozaba el alma.

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