Ya habían pasado varios horas desde que los invitados habían dejado la mansión, aunque todos lamentaban de corazón lo sucedido acordaron que sólo permanecerían junto a Harry y Lucius los más cercanos, ambos se encontraban lo suficientemente perturbados, ahora más que necesitar tantas personas lamentando su situación necesitaban a los más allegados, a quienes podían traerles una palabra de consuelo, esperanza de que todo ser resolvería de buena forma.
Lucius ya más recuperado del primer impacto que le produjo la desaparición de Draco y de su bebé, parecía haberse armado de una coraza hecha de determinación y sobretodo de dureza, finalmente Severus le había hecho comprender que no podía mostrarse débil a los ojos de Harry, era necesario darle seguridad, confianza en que todo saldría bien y aunque en su corazón temiera el peor desenlace, no dejárselo saber al chico de ojos esmeraldas. Lo cierto fue que todos decidieron adoptar la misma actitud, lo que menos necesitaba Harry en aquel momento era lástima.
Fernand se quedó en la mansión junto a sus padres, aunque todo había terminado en un inesperado desastre para el, sobretodo porque el lo había propiciado, aunque de forma involuntaria, no sabía lo que hacía, no era su culpa lo ocurrido pero estaba aterrado por lo que pudiera ocurrirle a Draco y al bebé de Harry, el no había conocido al antiguo novio de Draco, pero por todo lo que oía en ese momento se daba cuenta que era un tipo de la peor clase.
La noticia sobre la desaparición de los dos hijos de Lucius Malfoy, no había sido difundida, todos los que habían asistido a la malograda boda se comprometieron a guardar silencio, todos estaba seguros que lo mejor era tratar el asunto con discreción.
Ya había trascurrido varias horas desde que comenzara ese calvario para todos, pero sobre todo para Harry, necesitaba a su bebé con desesperación, mientras todos permanecían en el salón de la mansión esperando tener alguna noticia de ese sujeto, Harry permanecía en el cuarto de su hijo, rodeado de todo aquello que había sido la mayor felicidad de su vida.
Pensaba en Draco y rogaba porque pudiera proteger a su hijo de ese criminal, pero un nuevo y repentino miedo le oprimió el corazón, que pasaría si nunca más volvían a encontrar a su hijo, tal ves la venganza de Edmond no consistía en hacerle daño al bebé ni a Draco, sino en que jamás volvieran a saber de ellos, esa era una posibilidad que le horrorizaba, perfectamente aquél loco podía usar algún hechizo para borrar o modificar la memoria de Draco, hacerle creer que Alexander era hijo de ambos, después de todo el bebé tenía mucho parecido con el chico rubio, el mismo Lucius había dicho que Alexander era igual a Draco a esa edad, salvo por los ojos.
Esto hizo pensar a Harry que esa era la verdadera venganza de Edmond, que ellos jamás volviesen a ver a ninguno de los dos, quizá Lucius lo había comprendido desde el primer instante por esa razón se había mostrado completamente desesperado, Lucius lo sabía y no le había dicho nada. Aterrado con esta idea salió de la habitación y regresó al salón, donde se reunían unas cuantas personas con Lucius y hablaban en tono muy bajo, Harry fue directo hacia Lucius y con la voz quebrada por la angustia le preguntó
- ¿Por qué no me lo dijiste? -
Lucius se volteó a mirar a Harry que pálido y con los ojos arrasados en lágrimas permanecía en la entrada del salón
- ¿Qué sucede Harry... qué...
- Lo supiste desde el primer momento verdad... y no me lo dijiste...
- ¿Harry de qué hablas? - preguntó Remus preocupado
- Dejen de fingir... todos saben que jamás volveré a ver a mi hijo... él no quiere dinero... su venganza es que yo jamás vuelva a ver a mi bebé... se los llevará lejos... a Draco puede modificarle la memoria y mi bebé... es tan pequeñito... jamás lo sabrá... no volveré a verlo nunca - terminó Harry derramando torrentes de lágrimas mientras caía de rodillas
Lucius corrió junto a el para abrazarlo, era cierto que esa idea había pasado por su mente en el primer momento, pero luego la había desechado, aunque también creía que la locura y perversidad de ese hombre era capaz de planear algo así. Estaba tan aterrado como Harry de que esas fuesen las reales intenciones de Edmond, pero no podía dejárselo saber al chico, Harry no debía perder la esperanza, si lo hacia ya no tendría motivos ni deseos de seguir viviendo
- Harry... escúchame... te juro que encontraremos a Alexander y a Draco... no me importa lo que tenga que hacer... te juro que volverás a tener a nuestro bebé en tus brazos - dijo Lucius con voz queda sin dejar de abrazar al chico
- Lo prometes...
- Sí mi amor... te juro que así será -
Esta escena golpeó a todos los presentes, Sirius y Remus sufrían tanto como Harry, Severus sufría por Harry debido a ese cariño sincero que le tenía, pero sobretodo por Lucius, sentía que lo amaba aún más en el dolor, hubiese dado todo por estar en el lugar de Harry en ese momento, poder abrazar a Lucius, ser el quien lo consolara, pero ese derecho sólo le pertenecía a Harry.
Luego de beber una poción que preparó Severus, Harry pudo tranquilizar por lo menos sus nervios, porque en cuanto a su corazón y cerebro estaban al máximo y estaba seguro que para eso no existía ninguna poción que pudiera calmarlos. Se acomodó en un sofá algo apartado ya era muy noche, Fernand había llevado a sus padres a las habitaciones de huéspedes para que descansaran; Lucius les había pedido que alojaran en la mansión hasta que toda esa situación se aclarara.
A esa hora sólo cinco personas permanecían en el salón, Severus se había encargado de informarle al director de Hogwarts todo lo relativo a los últimos acontecimientos con la esperanza de que el viejo mago encontrara alguna forma de solucionar esa situación, la última vez su actuar había sido fundamental para que Harry se recuperara luego del ataque recibido en el callejón y que también había tenido como responsable a Edmond. Severus sabía que si Edmond quería ocultarse para no ser encontrado jamás podía lograrlo, por eso lo que pudiera hacerse debía hacerse prontamente porque luego quizá fuera demasiado tarde.
Harry quedó asombrado de ver a Dumbledore ahí, no sabía por qué pero aquello parecía infundirle esperanzas, recordó que había sido el mago quien lo había sacado de ese estado que hizo en algún momento peligrar su vida. La llegada sorpresiva del mago le decía que tal ves no todo estaba perdido, se levantó rápidamente del sofá donde estaba y fue directo hacia el mago
- Profesor Dumbledore... ya sabe lo que sucedió -
- ¡Oh!... lo sé... Severus me lo dijo enseguida... lamento mucho todo esto -
- Dumbledore le agradezco que viniera... la verdad es que no sabemos qué hacer -
- Lo entiendo Lucius... la situación es complicada... bueno la verdad no vine antes porque estaba esperando la respuesta de alguien que podría ser útil en este caso -
- No comprendo - dijo Lucius
- Lucius me tomé la libertad de traer a alguien conmigo espero no te moleste... pero realmente creo que esta persona puede darnos información importante -
- ¿Quién vino con usted? - preguntó Harry con extrañeza
Dumbledore se volvió a mirar hacia la entrada del salón, todos siguieron la trayectoria de su mirada y quedaron asombrados al ver en el umbral de la puerta a Dennis, el antiguo secretario de Lucius
- No entiendo... ¿qué hace aquí? - dijo Lucius
- Bueno Lucius... cuando Severus me dijo que tenían total certeza de que ese hombre Edmond Sorel era el que había tramado todo esto, no pude evitar recordar lo sucedido cuando Harry fue atacado en el callejón Diagon y tú sospechaste de que el causante fuera este joven... pero el juró que no había hecho eso... pensé que podía ser buena idea buscar a Dennis -
- Pero que podría saber él sobre este asunto -
- Por favor Lucius escucha lo que tiene que decir quizá pueda ser útil - pidió Dumbledore
Lucius miró a Harry un momento y luego asintió
- Sería usted tan amable de decirle a Lucius lo que me dijo a mí -
Dennis se acercó inseguro
- Señor... lamento lo que le ha sucedido a Draco y a su hijo pequeño...
- Dennis por favor si sabes algo que pueda ayudarnos te lo suplico...
Dennis miró con asombró a Lucius, el rubio nunca antes le había mirado de esa manera ni hablado de ese modo
- Señor... para ser sincero yo no sé nada sobre este asunto jamás volví a ver a Edmond Sorel... pero cuando el profesor Dumbledore me contó lo sucedido y de como Draco y el bebé habían desaparecido recordé que Edmond aquella vez que me buscó para decirme que usted estaba con Harry... bueno señor recordé que Edmond en esa ocasión me habló de un lugar llamado Vergy... es el lugar donde creció -
- Pero Edomond era de Verrières lo recuerdo perfectamente, la muchacha con la que se casó era de ahí -
- Sí señor, pero el no nació ahí, el llegó a Verrières cuando tenía como nueve años tras la muerte de su padre... el mejor amigo de su padre se hizo cargo de él - dijo Dennis
- Sí es cierto - dijo Lucius recordando lo leído en el informe que le entregara Arthur Weasley - pero que importancia tiene eso
- Señor para Edmond era muy importante ese lugar... ahí estaba la casa de su familia... decía que esa casa era su verdadero hogar -
- ¡Por Merlín!... podría ser que hubiese llevado a mis hijos ahí - dijo Lucius esperanzado
Harry al oír aquello tembló de miedo, aquello era una luz de esperanza
- Lucius tenemos que ir a ese lugar - apremió Harry
- Lucius antes de venir aquí me tomé la libertad de enviar a mi fénix Fawkes a ese lugar... creo que hay posibilidades más que ciertas de que ese hombre haya llevado a tus hijos ahí... en caso de que el lugar este resguardado por barreras mágicas Fawkes las podrá pasar sin problema y sin ser descubierto -
- Dumbledore no tengo palabras para agradecerle lo que hace por nosotros - dijo Lucius con reconocimiento
- Lucius no podía quedarme sin hacer nada -
- Gracias Dennis... yo no tengo palabras para...
- No señor... no es necesario... le tengo mucho cariño a Draco... y su bebé... pues es... no quisiera que lastimaran a ninguno de los dos -
- Gracias Dennis - dijo Harry olvidando por completo el resentimiento que guardaba contra ese hombre que con sus intrigas había logrado separarlo de Lucius hacia dos años
Dennis no respondió sólo movió afirmativamente la cabeza, su odio por Harry se había esfumado con el paso del tiempo, había comprendido que todo lo sucedido había sido sólo cosa del azar o destino y a nadie podía culpar por todo lo que había perdido o ganado desde aquella lejana noche de Navidad que había cambiado la vida de tantos.
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