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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Abarai le preguntó--¿Vas a estar bien?—

 

Hai, Abarai dono—asintió Sumeragi, la mirada de preocupación de Renji no abandonó del todo su rostro al decir—Entonces seguiré con lo que estaba haciendo. No voy a sacar la vista de encima de ese loco—

 

Gracias por su preocupación—agradeció el pelinegro.

 

Serás tonto—murmuró el tatuado mientras se alejaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Te gusta asustar chicos en la oscuridad, ahora?—preguntó una voz desde una habitación en penumbras al lado del pasillo que el de ojos jade transitaba y se quedó parado allí al reconocer la voz seria del rey aunque podía adivinar una sutil sonrisa.

 

No sé de que hablas—le dijo el joven peliverde.

 

¡Por favor! Un chico tan listo como tú… Aunque entiendo que te sientas un poco intimidado—dijo el rubio desde las sombras.

 

¿Intimidado? ¿Por él?—preguntó Hades.

 

Ahora que recuperaste la atención de tu hermano mayor sientes que él está robándotela y por eso actúas así—dijo el melado saliendo por la puerta hacia el pasillo con una mirada directa a los ojos del otro asesino—Pero este no es momento para estas cosas. Lo que sucede es grave y te advierto que no dejaré que comiences a paranoizar el lugar solo porque te sientes así—

 

Y ahora viene la amenaza—dijo Shun.

 

No es una amenaza es una advertencia—especificó Joey.

 

Creí que yo era una pieza clave para tu plan—dijo el peliverde con sonrisa autosuficiente.

 

Las cosas pueden cambiar rápidamente. Prefiero estar seguro de lo que poseo a tener que fijarme en mi espalda. Este es un trato en dos sentidos y además tú tampoco tienes vuelta—dijo el rey.

 

Si les llevo tu cabeza tal vez me acepten de nuevo—propuso el peliverde.

 

Y tal vez decidan que eres demasiado… ¿Inestable? Para confiar en ti. Recuerda que yo no soy el que tiene la peor opinión de ti pero eso puede cambiar como dije—exclamó Wheeler antes de pasar por su lado y dejar al ojiverde con una mirada rencorosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En una habitación a la que se accedía por afuera se encontraba el pozo y ahí entró el pelinegro a llenar los bidones. Estaba en la tarea de subir el pesado balde cuando el piso de tierra se le volvió demasiado resbaloso y perdió un poco ante la soga que tiraba.

 

En ese preciso instante unos brazos le abrazaron por detrás y asustado soltó la cuerda mientras volteaba lo que su cuello le dejaba para ver el rostro del que rodeaba su torso y brazos encontrándose con la cara del otro pelinegro.

 

El otro miró con un pesar no pesaroso como la cuerda resbalaba de manos del que tenía atrapado, el balde resonó al golpear con la superficie del agua abajo, y dijo antes de mirar a los ojos del más joven—Es una pena—

 

Subaru hizo ademán de querer ir por ella y entonces el que lo había liberado cuando se movió volvió a agarrarlo y añadió—Puedes dejarlo para luego—después besó sus labios primero despacio pero eso cambió con la rapidez de un río que se desborda mientras apoyaba la cabeza del otro contra la pared.

 

De pronto Subaru sintió como sus piernas eran separadas por una intrusa rodilla y el muslo del más alto comenzó a frotarse contra su entrepierna haciendo que la temperatura del menor subiera mientras recibía esos pasionales besos que indicaban que el aparentemente indiferente y frío asesino necesitaba tener más contacto con él que un simple beso.

 

¡Sei… …chiro sama!—dijo con la voz entrecortada Sumeragi solo logrando elevar la lívido del otro que deseaba tenerlo en ese mismo momento y bajó sus labios hasta la base del cuello mientras sus manos se apoyaban en las caderas para luego levantarlo desde ellas—¡Seichiro sama! ¿Qué… hace?—preguntó el menor antes de que sus labios fueran impedimentados de hablar de nuevo.

 

Dos palabras intensas en la voz grave y ronca de Sakurazukamori susurradas pasionalmente al lado de su oído terminaron con toda indecisión en el chico.

 

¡Te deseo!—

 

Sus manos vagaron solas por unos momentos sobre los hombros del otro mientras devolvía con sus labios la misma pasión a la boca de Seichiro. El asesino lo bajó y lo rotó lentamente mientras no dejaba de besarlo. Su mano se sumergió entre el pantalón y las posaderas del joven y allí se contrajo para separar lo más posible a estas de la ropa y luego la bajo utilizando la fuerza de su muñeca.

 

Cuando Sumeragi sintió el roce de su ropa siendo bajada no sintió pánico sino que su erección se hizo más intensa y luego sintió la cálida y áspera mano del otro empezando a preparar todo para introducirse a él, eso no lo paralizó solo acentuó lo que sentía y sus manos se agarrotaron sobre la pared de madera del lugar.

 

Cuando Sei vió eso sonrió habiendo confirmado lo que sentía el otro al ser poseído por él y mordió un poco el lóbulo de la oreja derecha del menor para después reposar su barbilla en el hombro de su pareja y repartir besos en este, preparándose para entrar en él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Preocupado por su tardanza Abarai decidió ir por Sumeragi. Tenía miedo que el otro hubiera logrado hacerle algo mientras no lo miraba o quizás ese rubio de ojos azules, el tal Carancho o como fuera que se apodara.

 

Es por la prisa y la preocupación que entró como una tromba a la habitación del pozo y es por eso que vio a esos dos en pleno acto. Con la cara de Sumeragi ruborizada y la boca abierta mientras era embestido por atrás por Seichiro.

 

Era una imagen que no se olvidaría por el resto de la vida.


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