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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Intentè actualizar ayer pero la pag no me dejaba logarme

besos

Pero Sumeragi tenía una sorpresa para este porque aunque al principio se movió con pánico después de empezar a oír la diatriba del Yamitori se calmó y moviéndose con sigilo logró salirse de ella.

 

¿Quién eres tú? ¿Eres el Sakurazukamori?—preguntó el asombrado tipo del sombrero.

 

No. No lo soy—respondió el pelinegro—Soy solo el paramédico del lugar—

 

¿Paramédico, eh?—dijo el rubio de pronto furioso con el otro porque a pesar de su bajo nivel había podido con su telaraña--¡Que bueno porque vas a necesitar tus conocimientos!—agregó y al momento estaba a un centímetro de su enemigo clavando su kunai en el estómago.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo único que el hombre al que decían araña pudo ver de sus compañeros de adentro fue el cuerpo de uno de ellos salir atravesando una ventana.

 

¡Rayos! ¿Qué pasó ahí dentro?—preguntó y el joven a sus pies, con su kunaiaún atravesando su estómago, se alivió un poco. Una cadena plateada se deslizó de vuelta hacia el edificio.

 

 

¿Están bien?—fue la pregunta que les dirigió cierto pelirrojo agitado y casi sin fuerzas al entrar a la habitación donde ellos estaban—¡Rayos! ¡Aquí tampoco está! ¡Tengo que ir a por él! Debe estar afuera, con esos tipos—era obvio de quien hablaba y también lo era que también era víctima de ese veneno.

 

Shaka fuera de la casa se levantó furioso consigo mismo por perder concentración y dejar que el otro le venciera.

 

¡Tranquilo, Shaka san! Yo haré que esos malnacidos salgan de ese lugar—dijo una voz a su lado y de pronto vio a la araña caminando hacia él, jalaba algo detrás suyo que pronto descubrió que era un cuerpo medio muerto.

 

¿Y de que va a servirnos él? Está tan muerto como la tanda de imbéciles de ahí dentro y no creo que ellos se arriesguen a rescatarlo—le contestó el hermano de Hyoga.

 

Nada perdemos con probar. Tal vez uno de ellos lo estime y no soporte verlo así—sonrió el maquiavélico ninja.

 

A disgusto propio el rubio estuvo de acuerdo, asintiendo.

 

¡Oye muchacho!—dijo el araña elevándolo por el cabello hasta que estuvieron cara a cara, el otro estaba al parecer inconsciente--¿Verdad que es lindo tener amigos?—después de decirlo desclavó el kunai del estómago de Sumeragi y lanzó el cuerpo hacia el frente de la abertura que dejara Shaka para que adentro pudieran verlo.

 

Todos oyeron el ruido sordo de algo al caer a tierra y se pusieron alertas para ver si de un enemigo se trataba pero dos se quedaron tiesos al reconocer al muchacho.

 

Subaru estaba boca abajo, no se veía su cara a causa de que su cuerpo apuntaba hacia ellos pero ellos no tenían necesidad de verlo para comprobar su identidad.

 

El “araña” llegó hasta el chico y dijo--¡Hey! ¿No sabes hacer nada bien? Cae como es necesario para que esos pendejos de ahí dentro te vean bien—antes de pegarle una patada en el costado que hizo que se rodara, tanto su herida de abdomen como su cara eran ahora muy visibles.

 

Shaka por su parte despreciaba los métodos de semejante tipejo pero era hora de ir el todo por el todo y al bastardo pelinegro le quedaba poca vida para que importaran las condiciones de su deceso.

 

Renji hubiera salido por el agujero de la pared de Joey no haberle detenido, se necesitó también la fuerza de Hyoga para contener al tatuado.

 

¡Tengo que ir a por él!—dijo desesperado Abarai.

 

No puedes hacer nada por él, nosotros tampoco estamos en condiciones para pelear—dijo el desfalleciente Wheeler estaba arrodillado porque le fallaban las fuerzas, Hyoga era el que estaba mejor pero sentía que no podía ir contra su hermano mayor.

 

¡No pueden dejarlo así! ¡Tienen que dejarme ir!—dijo el pelirrojo al que ya le comenzaba a fallar la visión y junto con las lágrimas por ver en tal estado a Sumeragi lo cegaban.

 

¡Detente! ¡Abarai!—le gritó Wheeler mientras trataba de formar una estrategia en su cabeza, además estaba preocupado por cierto ausente castaño.

 

¡Déjenlo ir!—dijo de pronto Seichiro--¿Qué diferencia puede haber entre morir aquí o allá?—

 

¡Hermano!—se sorprendió Shun mientras Joseph aceptaba la realidad. Estaban condenados. ¿Para que rayos querían más tiempo?

 

 

 

 

 

 

 

 

Se están tardando mucho. Tal vez este idiota no tiene amigos después de todo—dijo Araña antes de patear de nuevo al muchacho.

 

Pero esta vez hubo una diferencia.

 

Una mano lo detuvo.

 

 


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