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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Fue a por las medicinas y en aproximadamente 2 horas estuvo de vuelta pues estaban lejos de los lugares poblados. Para cuando regresó todos en el edificio estaban curados y Seto descansaba en paños menores y con compresas para ayudar a bajar la fiebre además de un improvisado suero para la hidratación pues la fiebre excesiva puede dañar otros órganos a base de deshidratarlos, como el cerebro en lo que se convierte en delirios.

 

Joseph se encargó del castaño una vez Subaru le indicara como debía administrar los antibióticos.

 

Al rato el mayor de los Sakurazukamori reapareció, los enemigos habían sido puestos en libertad para que anunciaran al clan que no podían con ellos.

 

Tenemos que movernos—le dijo Sei—Es  probable que ataquen el lugar en cuanto puedan y esta vez vendrán mejor preparados, además nosotros no estamos en condicio…--

 

¡No nos moveremos de aquí!—dijo el melado sin mirarlo pues estaba de cara a la cama de Kaiba.

 

Pero tienes que entender. Ahora perdimos la ventaja. Si ellos vienen nosotros…--dijo el ojinegro.

 

Seto no puede moverse en estas condiciones—le contestó el rubio.

 

Sé que él te interesa pero si ellos llegan aquí es probable que esta vez terminemos todos muertos. ¡No puedes pedirnos…!—dijo el pelinegro.

 

¡Yo no les estoy pidiendo nada! ¡Si quieren irse váyanse! ¡Yo no le abandonaré!—dijo el rey volteando.

 

Seichiro no entendía. Estaba claro que el otro era importante para él pero en una situación así lo mejor era dejar a un lado sus sentimientos y marcharse porque era casi seguro que perdería la vida.

 

Al cruzar la puerta del improvisado salón se encontró a Shun, Hyoga y Renji que compartían en silencio una taza de café caliente. Ninguno miraba al otro. No eran esa clase de camaradas. Pero después de la pelea de esa tarde algún lazo retorcido e insondable los unía de insospechada manera.

 

Se los quedó mirando un momento Renji y Shun no eran tan tontos como para no darse cuenta de lo que les esperaba después de lo que había pasado. Del otro no sabía ni le interesaba, si se quedaba mejor. Subaru seguiría al pelirrojo si este lo obligaba. Confiaba en eso aunque aquella escena en la mansión Kaiba le hacía dudar.

 

Es hora de irnos. Todos lo saben—les dijo a los tres.

 

¿Qué sucede?—preguntó Hyoga al número dos de Asia--¿Llegó la hora de abandonar el barco?—

 

¡No te atrevas a hablarme así!—le advirtió Sei.

 

¿Por qué si es verdad? Además desde el inicio tú no fuiste uno de nosotros. ¿Cierto?—dijo su hermano.

 

Si, lo único que le importó desde el inicio fue en matar a Wheeler y convertirse en el número uno, ni siquiera le importa su hermano. Antes te tenía algo de miedo pero ahora me das pena—dijo Renji mientras Subaru entraba con su propio café y miró a todos con desconcierto.

 

¿Qué? ¿Acaso no sabes cual es la verdadera naturaleza del hombre con que te acuestas?—preguntó el peliverde al asombrado Sumeragi.

 

Subaru dejó su taza con un ademán cansado y ojos tristes y se fue sin contestar al brutal ataque a su dignidad.

 

¡Oye! ¿Qué fue ese ataque gratuito? ¡Puedes creerte la gran cosa pero insultarlo tan vil…!—los nervios del tatuado estaban en el extremo después de la pelea con el enemigo y ahora esto. No iba a soportaran que atacaran al gentil pelinegro con ese tipo de asquerosas palabras.

 

¡No me digas que no sabes con quien se acuesta tu querido amigo!—dijo el ojijade con aparente indiferencia y diversión porque estaba enojado con el otro por hablarle así.

 

¡Eso no es cosa tuya! ¡Métete con quien quieras pero deja al hombre que te salvó la vida en paz! ¡Maldito sabandija! ¿No te enseñaron agradecimiento en tu jaula?—preguntó Abarai al Sakurazukamori mientras este se levantaba presa ahora de la ira.

 

¿Qué dijiste de mí?—preguntó Hades en todo su furor.

 

Hyoga se levantó entre ambos pretendiendo pararlos--¡Chicos, deben…!—no alcanzó a terminar pues dos puños se estrellaron en sus mejillas desmayándolo.

 

¿Ves lo que causas?—preguntó el pelirrojo al de pelo verde.

 

¿De qué hablas? ¡Esto es por tu causa!—dijo el ojiverde.

 

Yo no soy el que empezó a hablar mal de otro solo para meter cizaña, pareces una vieja chismosa que además inventa rumores para crear problemas—se defendió Abarai.

 

¿Me dijiste vieja chismosa?—preguntó Shun.

 

¡Si! ¿Algún problema?—preguntó el tatuado.

 

¡Ahora te mueres!—dijo Hades y levantó un gancho hacia el preparado Abarai que coincidió con el momento en que el Cisne se levantaba.

 

El rubio lo miró a los ojos no pudiendo creer que el otro lo golpeara de nuevo y preguntó con voz susurrante--¿Por… que?—

 

¡Por meterte en mi camino, idiota!—le contestó el molesto Shun aunque se sentía un tantito mal por él.

 

¿Ves? Es tu compañero y mira lo que le haces—acusó Abarai.

 

¡Cuida tú del tuyo y no te metas con el mío!—dijo el peliverde mientras arrastraba al ojos azules medio inconsciente de allí.

 

Después de que desapareciera por la puerta el otro se relajó pero de pronto Shun asomó la cabeza y le dijo—Y dile a mi cuñadito que no desespere por mi hermano. No vale la pena—

 


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