Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

[Reviews - 195]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era un lugar habitado por mosaicos antiguos, retratos reales, y esculturas finas. Al entrar el rubio se sintió fascinado. Sobretodo porque ese era su legado. Las pinturas antiguas eran de sus ancestros, como las pinturas.

 

Esperaba ver a ese rey pero al abrirse las puertas encontró a otro. Era de linda apariencia, un joven rubio de ojos azules y semblante como inocente. ¿Quién era…?

 

¡Majestad!—se inclinó su amo sin vacilar y él hubo de seguirlo.

 

¡Kaiba!—le saludó el nuevo rey al otro.

 

Me honra su llamado—dijo el formal Seto.

 

“¿Este era el rey? ¿Qué había pasado con…?” se preguntaba el melado cuando el nuevo rey dijo--¡No seas así, Kaiba! Tu ayuda ha sido muy valiosa desde que perdimos a nuestro padre—

 

Con que ese tipo estaba muerto. En los meses desde que pasara aquello a que él apareciera en el reino ese tipo se había muerto. Una frustrante sensación recorrió al rubio. Era como si le hubiesen quitado su objetivo en la vida. Ese hombre… aún recordaba su cara cuando ordenó que le cortaran la cabeza al despedazado cadáver de su hermano.

 

¡Joseph! ¡JOSEPH!—era la tercera vez que el castaño le reclamaba para que se parase pues estaba arrodillado sobre su capa y no lo dejaba erguirse como era debido pero el otro parecía ido en sus pensamientos.

 

Joey volvió en sus cinco sentidos y después de mirarlo un segundo sin darse cuenta de lo que había hecho para ser gritado se paró descubriendo el hecho de que atoraba al más alto.

 

Parece que tu sirviente es todo un caso—habló el pelinegro que acompañaba a su majestad, tenía los ojos rojos y hacía pensar en un dragón hecho hombre pero no. Joey vio las claras insignias de la guardia Gekkian, eran los soldados de Midas aún antes de su traición, fueron puestos bajo su mando por su abuelo y fueron creados siglos antes por su familia como guardia de honor. La familia de Joseph siempre sospechó que estuvieron envueltos en la traición por lo que aquel viejo guardia, miembro de los Gekkian comentó acerca de sus superiores.

 

Es un absoluto estorbo. Cuando volvamos a casa lo disciplinaré de la manera debida—se disculpó el castaño.

 

El rey le pidió con dulzura--¡Déjalo pasar por esta vez, Kaiba! Se vé que es un muchacho y a veces nosotros aprendemos despacio. Solo por esta vez. ¿Si?—

 

Seto no quería dejarlo pasar. Era la excusa perfecta para deshacerse del melado, pero… no podía olvidar que el que le estaba haciendo tal petición era su rey--¡Como ordene, su majestad!—dijo con pocos ánimos de sonreír.

 

¡Oh, esto no es una orden, Kaiba! Es una petición. ¡Hazlo por un antiguo amigo y compañero de clases! ¿Sí, Setín?—preguntó el nuevo rey.

 

¿Qué clase de hombre era ese? Se preguntaba Joey mientras lo miraba interactuar. No se mostraba como su padre, agresor y clasisista sino más bien alegre y amable. Eso confundía los instintos agresivos de Joseph.

 

Kurogane sonrió y Fye lo vio--¿De que ríes, Kurorín?—preguntó el monarca quitándole la sonrisa del rostro y entonces el castaño sonrió como vengativo. El melado que los miraba descubrió que se comportaban como amigos y no como rey y súbditos—Te he llamado porque me han regalado un antiguo libro y sabiendo tu pasión por las culturas antiguas—

 

En el momento en que el otro ojiazul le mostró el literario elemento la cara de Kaiba se transfiguró como la de un niño recibiendo su más ansiado juguete. Le brillaban los ojos de tal forma que su servidor casi desconfía de que fuera el mismo sujeto que él servía. Hablaron rato sobre antiguos relatos de los que hablaba el libro. Sin duda Seto era el más entusiasmado pero el rey se divertía al verlo tan animado y su sombra los miraba de soslayo alguna vez, fijando de vez en cuando su mirada en el sirviente como sospechando algo de él.

 

Bajemos al jardín a tomar unos refrigerios—dijo Fye muy alegre—¿No te parece una buena idea, Kuroron?—preguntó luego a su guardián sabiendo que el mote le molestaba pero el otro no podía hacer nada para que se detuviera.

 

El jardín era antiguo y muy hermoso, lleno de setos de rosas, parterres con hermosas flores anaranjadas y violetas, los colores de su bandera y en el medio una fuente con dos dragones entrelazados. Seto estaba con un malhumor de casi siempre por no poder evitar que cierto melado los acompañara y el susodicho se encontraba cavilando sin parar en las consecuencias de lo descubierto.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).