Mmmm hola?- dijeron al unísono los hermanos- quienes son ustedes- preguntaron pero no respondían los jóvenes príncipes- ¿hola? -……. a si hola ¿a donde van?- “genial Masamune fue lo mejor que pudiste pensar en decir”- se decía a sí mismo – bueno en realidad a ningún lado – contesto el menor de los hermanos un poco sonrojado ya que esos ojos violetas los concia de antaño aunque el dueño de tan seductora mirada no lo recordara - les gustaría tomar un té con nosotros - pregunto el príncipe peliplata entrelazando mirada con el más joven de los castaños, mientras le sonreía – cla.……. -no muchas gracias, pero estamos ocupados tenemos cosas más importantes que hace r– interrumpió Ritsu a su hermano menor levantándose y llevando de la mano a su hermano - espera..… anda vamos no se desviaran de su camino, incluso podemos acompañarlos - decía el azabache que se acercó al castaño desprevenidamente tomándolo por el brazo jalándolo cerca de su cuerpo…. y robándole su primer beso mientras apretaba fuertemente su cintura y con su lengua recorría la boca del inexperto y furioso castaño de piel clara que intentaba zafarse del agarre -desgraciado….. como se atreve a hacer eso - dijo zafándose de sus manos ruborizado y furioso al reclamar al azabache - enserio como que regodearse en sus lindas casas mientras sus pobres sirvientes atienden a los niños mimados - dijo el ojiavellana al castaño con una voz sarcástica- ¡tu… ¿quién te crees… el maldito príncipe? para hacerle y hablarle así a las personas, ni siquiera ese egocéntrico príncipe se comportaría tan mal - dijo Ritsu dándole un puntapié en la pierna y una bofetada .. Tomo la mano de su hermano y se fueron, el ruborizado castaño iba furiosos ante la ofensa cometida hacia su persona por ese estúpido hombre - él tiene razón ni yo me comportaría así con el pequeño Misaki - dijo Akihiko a su amigo mientras ambos observaban a quienes consideraban ya como suyos caminar en un hermoso atardecer - es la segunda vez que lo beso… aunque la primera fue en el quien me beso - dijo el azabache mientras sobaba su mejilla y veía ir a su futuro amor.
En casa de los hermanos:
Ese arrogante, estúpido, malnacido, tonto…. Y … y … - y bien que te gusto aun estas sonrojado además no era nada feo- dijo su hermano mientras sacaba un baúl de un viejo armario de su habitación- por supuesto que no… como podría gustarme ese idiota-dijo con un puchero en su cara mientras ayudaba a su hermano a limpiar el polvo que cubría el baúl- para que quieres esto Misaki- decía el mayor de los castaños al sacar ropa de hombre de ese viejo baúl- es ropa de papá, antes mamá me hablaba de él decía que nos parecíamos en el carácter ya que físicamente salimos a ella- dijo con una sonrisa mientras sacaba más ropa, zapatos y sacos elegantes- woo nuestro padre tenía muy buen gusto no crees Misaki- si- dijo mientras colocaba uno de los sacos en la espalda de su hermano- de hecho con un poco de arreglo nos quedaran perfecto, vez aun cuando no tengamos dinero para comprar un disfraz lujoso nuestro padre nos dio una mano para que podamos deshacernos de Haitani…. Por cierto volvió a llevarse dinero el notario vino a dejar la factura parece que cada día pierde más-dijo Misaki resignado - tienes razón… pero con un poco de suerte en poco tiempo ya no lo veremos más- decididos a deshacerse de su opresor, comenzaron a coser, cortar y medir para que la ropa les quedara perfecta….. pasando toda la noche en vela.
En el jardín de palacio:
Masamune eres un idiota como planeas hacer que el hermano de Misaki se fije en ti si lo tratas así - decía el peliplata acostado en el jardín mientras jugaba con su pequeño osezno (regalo de un rey que lo quería como nuero) - cierto Suzuki-san - le hablaba a su pequeño oso- cállate… no pude evitarlo… ritsu se veía tan vio…apuesto con la luz y ese efecto que provocaba la fuente - trataba de excusarse con su amigo - pero- dirige su mirada en dirección del pueblo - estoy seguro que me recordara… crees que esté pensando en mi Akihiko – pregunta a su amigo con la mirada de hombre enamorado - ¡no¡, cierto suzuki-san - respondió secamente el ojilila mientras le daba un pez a su pequeño Suzuki-san.
Un día para el encuentro.