Tal vez sería lo mejor, se dijo el castaño mientras caminaba hacia la sala donde desayunaría. Pensaba en lo que el siervo le había dicho el día anterior sobre casarse con Isis, pero dudaba sobre si esta en realidad quisiera armar lazos con él. La tenía en alta estima como señora de las letras que era, era 3 años mayor que él y una persona de gran importancia entre los más importantes de la corte. Estaba seguro de que a su padre le encantaría la idea pero el problema era que ella aceptara.
Iba pensando en esos asuntos cuando al doblar en un pasillo se chocó de lleno con alguien. Era Joseph que cargaba con el desayuno, la bandeja salió volando mientras el otro decía disgustado--¡Oye! ¿Por qué no te fijas por donde andas?—Como veía que se estaba cayendo Seto lo atrapó y atrajo, el melado quedó abrazado desde la cintura y muy cerca de él provocándole la misma sensación que cuando cayeran la otra vez. Ambos se quedaron viendo mutuamente con la sorpresa pintada en la cara.
Seto lo soltó en cuanto pudo y desvió la vista para decir—Estás muy torpe últimamente—
Lo siento—dijo el otro medio confuso y se puso a recoger lo tirado mientras el otro miraba su espalda.
¿Pero que era eso que le pasaba al estar tan cerca del otro? Se preguntó Kaiba sintiendo frustración por su propio comportamiento. Lo miró marchar y luego fue a la sala con muy mal ánimo.
Por su parte Joseph se preguntaba qué era eso que le pasó al ver los ojos del otro tan de cerca. Esa extraña sensación que lo había perturbado. De pronto se dio cuenta de que algo parecido ya le había pasado. Cuando cayeron con las sábanas, concluyó para su sorpresa. Una extraña sensación que le secó la boca y le llevó a desear que esos labios lo…
¿Pero que eran esas gilipolleces en las que estaba pensando?
Tres días más tarde Kaiba estaba mirando unos papeles cuando su siervo entró—Hoy he visto a la señora Isis—le dijo muy campante.
Y la verás esta noche nuevamente—le informó sin mirarle el castaño.
¿si?—preguntó el rubio con interés y con una rara sensación.
Esta invitada con su familia a nuestra casa—le dijo el más alto.
¿Concertarán la boda?—preguntó impresionado el melado. Estaban yendo muy rápido si era así.
¿Para qué esperar? Como dijiste antes somos la pareja perfecta y nuestras familias están de acuerdo. Esto solo es un trámite a seguir—dijo el ojos azules.
Pensé que se entusiasmaría más con la posibilidad de que ustedes dos…--dijo el rubio mientras lo miraba y se le ocurrió una idea--¿A usted le interesa alguien más?—
Eso no es de tu incumbencia, siervo—dijo Seto a la defensiva lo que le dio a pensar a Joey de que estaba en lo correcto.
¿Y esa mujer lo sabe?—preguntó sin hacerle caso a sus dichos.
Eso no interesa, siervo. De todas formas no estaremos juntos. ¡Ahora métete en tus asuntos que tengo que trabajar!—le contestó Kaiba dando todo por terminado e incómodo ante la percepción un poco errada del otro.
¿Tan poca fe se tiene? Porque de seguro piensa que ella no le hará caso. ¡Quizás no se lo hace! Pero no puede huir y rendirse. Si le gusta busque la manera de estar con ella. ¿O es que…—preguntó de pronto Joseph poniendo los pelos de punta del otro. ¿Qué se imaginaba? ¿Sería que se dio cuenta que la otra persona era…?--…es de humilde condición y no los dejarían estar juntos por las implicaciones?—terminó el melado.
Seto quedó estupefacto un segundo y tranquilo al siguiente. Con algo de rubor alejó su mirada del otro y respondió incómodo—Algo así—
No me puedo creer que un señor como usted guste de una chica de clase baja. Y yo que pensé que era un elitista y que…--dijo el rubio impresionado.
¡Basta de hablar y vé a la cocina a traerme algo que ya has molestado suficiente!—dijo Kaiba muy molesto con el otro por hablar de él así y también porque tuvo la certeza de todo lo que los separaba.