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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Realmente eres más bajo de lo que pensé…—dijo Kurogane a Joseph--…si es que no te importa la vida de tu hermana en absoluto—

 

Seto no lo reconocía. ¿Era esa la persona que había compartido su lecho todo ese tiempo? ¿A quién le había hecho el amor hace poco? En sus  brazos se sentía tan cálido en contraste con ese frío aspecto que ahora demostraba. Pero lo había estado engañando todo ese tiempo… Debía recordar que sin dudas fue utilizado para lograr un objetivo. Todo en el otro se demostraba ahora falso. Su garganta estaba cerrada por la conciencia de que algo se había roto y jamás volvería a ser igual. El hecho de ser traicionado por un ser querido jamás se le había presentado antes.

 

A Serenity se le quebraba el corazón. ¿Era ese su hermano? Siempre la había molestado pero… ¿No era propio de los niños? Cuando fue mayor seguía con su constante persecución de Párafes pero cuando algo le pasaba a ella ambos coincidían en ir en su auxilio olvidando sus guerrillas. ¿Tanto había cambiado su hermano? Le tembló el corazón pensando en lo que habría sufrido para volverse un ser tan frío pues siempre fue temperamental y directo.

 

Yo no he dicho nada de eso en absoluto—soltó el melado para consternación del ojos rojos—Lo que digo es que no me atemoriza que “tú” la tengas en tus manos—

 

¿Por qué?—preguntó sospechando Kurogane—Antes de que cualquiera de tus inmundas bestias siquiera se mueva ella perderá la cabeza. ¡Te lo aseguro!—le dijo. Se sentía frustrado por la actitud del otro. No tenía intenciones de dañar a un inocente si podía evitarlo pero el que pusieran en duda su habilidad y además la atenazante idea de que el otro cernía su poder en contra de ellos…

 

Joey aguzó su sonrisa mirándolo a los ojos mientras los mieles se achicaban en una sonrisa zorruna y los del pelinegro en una mirada alerta y desconfiada.

 

¡Mala copia! Antes le harías daño a “tu” rey que a ella—declaró con total desparpajo el rubio causando conmoción y confusión en todos, inclusive en el propio Kurogane.

 

¡No sé a qué te refieres! ¡No hay forma de que…!—entonces todo cambió, sintió un enorme latido en su pecho y sus brazos se movieron por sí solos soltando a su rehén y poniendo la punta de su espada en la garganta de su rey. Sus ojos no daban crédito a lo que veía.

 

¿Qué dices? ¿Quieres matar a tu rey?—preguntó Joseph con la seguridad del que tiene todo ganado.

 

¿Qué brujería es esta? ¿Qué me has hecho?—preguntó el asustado y confundido Kurogane. Su voz era lo único que podía dominar. Lo asustaba el hecho de estar apuntando al rey que no quería ver morir y que lo miraba con sorpresa y un deje de irreconocimiento en sus cristalinos ojos azules.

 

¡Así que no lo sabes!—dijo con media sonrisa Wheeler.

 

¿Saber?—preguntó el pelinegro.

 

Antes le llamaste “mala copia”. ¿Por qué?—preguntó Fye descorazonado al ver a su valiente amigo subyugado de semejante manera.

 

Los ojos agudos no dejaron de mirar al ojirojo—No sé lo que planeaba hacer… Tal vez temía que mi abuelo en efecto tuviera una descendencia o tal vez quería poseer un poder similar al nuestro—caviló Joey—Tal vez lo hizo cuando eras demasiado pequeño para que recordaras pero dudo que un niño muy pequeño hubiera soportado tal cosa—

 

¿Qué cosa? ¿De que hablas? ¿Cómo es que puedes…?—dijo el enojado Kurogane. Estaba confundido y también atemorizado por una verdad que le tocaba los talones pero que deseaba no fuera lo que estaba pensando.

 

¿Qué fue? ¿El corazón?—preguntó el enigmático ojos mieles y al ver como los ojos rojos, que miraban de perfil a su aparente enemigo el rey pero que en verdad estaban paralizados en esa posición, se abrían con estupor supo que tenía razón.

 

Te ruego me digas de que hablas—le pidió Fye con el corazón en un puño por Kurogane. Algo malo le pasaba. Lo veía en su rostro. Las inciertas palabras del otro habían abierto un oscuro susurro en su cabeza que temía por el bienestar de su amigo.

 

Seto estaba llegando a conclusiones inesperadas llevado por las palabras de Joseph.

 

De seguro lo hizo para obtener algo parecido a nosotros, tal vez por eso te conservó cerca de la realeza, para ver si despertaban tus poderes pero nunca lograste hacer lo que esperaba porque como digo, eres solo un mal intento de copia. El corazón de un dragón en el cuerpo de un humano no dará poder sobre ellos. ¡Que idiotez! Durante siglos han creído que nuestro poder radica en una mezcla de Dragón-Hombre. ¡Que desvarío y que oportuno que siendo tú su experimento me sirvas a mí y no a ellos!—dijo el melado para consternación de todos que miraron a Kurogane con estupor.

 


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