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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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El pelinegro siempre había pensado que había algo raro en el trato del rey para con su familia. En su llamado a filas a corta edad. En su interés a que estuviese cercano a la familia real y ahora todo quedaba claro. Recordaba al médico que le implantó un corazón a sus ocho años. Era raro porque nunca se sintió enfermo pero el médico debía saber lo que hacía. Eso era lo que pensó entonces. Agradecía al rey la oportunidad de curarse y por ello aceptó gustoso un par de años después ser entrenado por los gekkian. Tuvo que dejar todo lo que conocía pero sus padres con ojos llorosos le despidieron desde su casa al irse y le dijeron que todo era por el bien del reino.

 

A decir verdad ellos tal vez sabían. ¿Les habrían pagado por usar a su hijo de conejllo de indias? Sus padres eran campesinos con muchos hijos que se las veían duras para alimentarlos, calzarlos y vestirlos.

 

Y luego estaba ese hecho…

 

¿Acaso no lo ven en su apariencia? ¿A cuantos hombres han conocido con los ojos rojos? Posiblemente cambiaron después de la transferencia… ¿No es así?—preguntó Joey haciendo eco de lo que él mismo estaba pensando. Es cierto. El médico le dijo entonces que era una secuela de la operación, que no se preocupara. Que con el tiempo desaparecería.

 

¡Mentiras! ¡Mentiras todas! Estaba rodeado, ahogado por un mundo que le había mentido y que ahora le obligaba a abrir los ojos para darse cuenta que solo había sido usado, que su vida en verdad no había tenido valor.

 

¿Cuando lo supiste?—preguntó Fye.

 

Fue la última vez que nos vimos. Pensé por acto reflejo que desearía que soltara su espada mientras pasaba a su lado. Deseaba partirle la cara. Y entonces…--contestó el melado satisfecho de sí mismo.

 

Entonces Kurogane lo recordó. Ni él mismo entendió como pudo habérsele caído de una manera tan boba. Y ahora…

 

Es tal cual uno de mis dragones y, quiera o no, seguirá mi llamado, está en esa sangre mezclada que lleva en su interior—respondió Wheeler--¿Sabes por qué sigues vivo?—

 

¿Para que me uses?—preguntó con hostilidad el ojos rojos.

 

Joseph sonrió—Me serías útil pero en verdad me muero de ganas de eliminarte. No, sigues vivo por una razón casi ilógica—dijo antes de que el cuerpo de Kurogane se liberara de su hechizo—Debes darle las gracias a ese rey tuyo—fueron sus pasmosas palabras y todos se lo quedaron viendo. Joey miró a Fye a los ojos—No pretendo dañarte. La muerte de tu padre era todo lo que yo quería y aunque por desgracia no fue mi obra, en los tiempos que he estado aquí he comprobado que no llevas su espíritu, también oí lo que dijiste y en compensación por intentar salvarme ese día te otorgo lo que pediste. Sin embargo quedas desprovisto de la realeza implantada que tenías. No voy a hacerte lo que tu familia hizo a la mía solo por el hecho de que te debo una. Yo solo vine a tomar lo que por derecho me pertenece como tú mismo lo aceptaste—

 

Las palabras de Joseph impactaron hondo en todos ya que desafiaban la impresión que dio momentos antes.

 

Fye no podía callar una pregunta que le rondaba--¿Cómo es que los controlas estando herido?—

 

No es como tu padre creyó que era. No por estar herido van a atacarme. No es eso lo que los mueve. Te diré que ellos me obedecerán hasta mi último aliento de ser necesario. Es cierto que el olor de la sangre los llama pero solo algo diferente les llevaría atacarme y es una cosa que jamás verán en mí—dijo el rubio—Tampoco les diré pues alguien pudiera intentar atacar a mi familia con tal conocimiento. Solo les diré que es una cosa que descubrí, que mi abuelo de seguro no pudo traspasar a su hijo y que de hecho se hubiera perdido si yo mismo no lo hubiera encontrado—

 

¿Qué cosa es?—preguntó presuroso Seto.

 

¡Jaja! No es una cosa material. Es un conocimiento al cual tú mismo sin querer me llevaste a arribar. Los caminos de la vida son infinitos. Incluso en los lugares más inesperados puedes recibir ayuda—le contestó Joey mirándolo a los ojos.

 

Seto estaba ansioso de develar el misterio. Si hubiera sido algo como un aparato tal vez quitándoselo lograrían volver a como era antes.

 

Pero dudaba.

 

¿Qué le garantizaba que el otro fuera sincero?

 

Nada.

 

El otro había demostrado ser un consumado embustero. Un agente malicioso que no repararía en nada para conseguir lo que quería.


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