Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

[Reviews - 195]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Serenity lloraba y el ex rey estaba conmocionado cuando el rubio penetró en la sala, sus ojos no tenían atisbos de dolor pues sabía muy bien que el dolor era su único enemigo.

 

¿Están horrorizados por nuestra triste historia?—preguntó el rubio mientras caminaba hacia ellos con porte regio.

 

Seto lo miraba con una rara mezcla de amor odio y es que no se podía imaginar por lo que el otro había pasado y a la vez… sus mentiras… su actitud… sentía que esa no era la persona que él conocía.

 

El rubio extendió la mano hacia su hermana—Es mejor que vayas a la recámara que hice que te preparen, el día de hoy ha sido intenso—

 

¿Qué harás con nosotros?—preguntó Kaiba mientras Kurogane se ponía a la defensiva también.

 

El otro los miró como si recién llegaran--¿Hacer?—

 

¡No te burles, que yo…!—le gritó el pelinegro.

 

¿Tú qué?—preguntó divertido el melado y luego de un momento—Pueden ir a donde quieran. Eso no me incumbe. Si quieren pueden quedarse el tiempo que quieran como mis invitados, francamente no me importa. Este lugar es grande como para que nos encontremos de nuevo y las relaciones del hijo de Midas me pueden servir. Dado que ya nada posee puede servirme y le trataré bien—agregó y luego miró a Fye—Si quieres conservar a tu… lacayo. Puedes hacerlo. No me opongo en cuanto evites me imponga su presencia—luego miró a Seto—Contigo quiero hablar después así que espérame aquí—como vio que el otro tenía pocas intenciones de esperarlo agregó—No me hagas hacerte buscar por mis dragones. Ellos ya conocen tu olor y podría olvidárseles que te quiero sano—una reluciente y maligna sonrisa apareció en sus labios.

 

¿Tampoco en ella confías que no la dejas con nosotros?—preguntó Kurogane furioso.

 

¿En ella? ¡Claro que confío! Pero no confío en su intuición para con la gente que la rodea—dijo el rey en un claro ataque hacia ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba solo en esa habitación, deseando que algo más pasase para poder irse cuando él entró con esos ojos que él desconocía. Pasó a su lado sin mirarlo y se sentó.

 

¿Qué quieres de mí?—le preguntó directo y molesto el castaño.

 

No he comido—le dijo el rey y Seto se lo quedó mirando. Dos sirvientes entraron con vajilla y víveres y los acomodaron en silencio. Se sentía como si toda la vida el otro hubiera pertenecido a la realeza y el poder de un rey fuera su natural opción. Kaiba estaba mareado por la necesidad de aprender sobre el otro y de huir de él a la vez--¡Siéntate!—le ordenó y el castaño estuvo a punto de negarse pero lo pensó mejor y se sentó con cara de disgusto—Pareces estreñido—le dijo Wheeler.

 

¿Qué quieres de mí?—repitió con voz cansada sin mirarlo.

 

¡Lo siento!—dijo Joey para sorpresa del ojos azules que le miró para ver si se burlaba pero no—Es que ese Kurogane me saca de mis casillas y que quisiera matar a mi hermana. Francamente no es una buena forma de entablar conversación—

 

Pues tú parecías muy tranquilo—dijo el castaño.

 

Es una habilidad—dijo el melado.

 

La usas a menudo—dijo Seto con mirada de reproche.

 

¡Ya dije que lo siento!—dijo Wheeler.

 

“No lo suficiente” quiso decir Seto pero solo desvió su vista—Me usaste—acusó.

 

Lo sé. ¿Por qué rayos crees que lo siento? Ponte en mi lugar un momento. ¡Era necesario! Mi abuelo, mi padre y mi hermano fueron asesinados por ese tipo. ¿Qué habrías hecho tu? Sé que no puedes entenderlo porque no has tenido hermanos… Hasta que vi a su hijo no supe que había muerto—dijo el rey.

 

Todo lo que ha salido de tu boca es una mentira—acusó Seto.

 

¿Estas seguro?—preguntó el melado y Seto lo miró—Sin dudas he cambiado detalles pero casi todo lo que te conté es cierto—

 

¡Tú eras el menor!—acusó Kaiba y el otro sonrió como a un niño.

 

¿Acaso eso cambia algo?—preguntó Wheeler—Te conté todo desde su perspectiva y cambié el detalle de que muriera el mayor y no en un incendio pero lo demás… ¿Crees que mentía?—la respuesta era no y el castaño lo sabía pero le dolía admitir la verdad—Para mentir convincentemente hay que usar los sentimientos reales—le dijo el melado y entonces el ojos azules le miró--¿Qué puedo hacer?—

 

Para empezar dime que pasó entre que murió tu hermano y nos conocimos. Tu hermana dice que no volviste a tu casa—contestó el bibliotecario.

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).