- En serio, ¿qué va a pasar… –no pudo terminar la frase porque los labios del moreno se posaron en los suyos al momento en que empezó a llover. Eso lo tomó por sorpresa, pero no opuso resistencia a pesar de mantener los ojos abiertos.
- Siempre quise un beso bajo la lluvia, ¿sabes? –le dijo Chitose luego de separarse un poco y seguir caminando
- Senri… –el capitán se había quedado quieto en su sitio.
- He notado que sólo me llamas por mi nombre cuando es algo muy grave, ¿qué, no te gustó? –preguntó el moreno con los brazos detrás de la cabeza sin ningún gesto de preocupación.
- No es eso… ¿Por qué lo hiciste?
- Ya te lo dije, quería darte algo antes de que se hiciera tarde.
- Pensé que te referías a que se iba a hacer más de noche…
- No, no era eso –respondió rápidamente con una sonrisa.
- ¿Entonces? –preguntó Tachibana, pues la actitud de su compañero le parecía bastante relajada. No quería pensar que todo había sido una especie de broma sabiendo que le gustaba hacerlas; después de todo, había pasado tiempo en la Shitenhouji.
- No tienes derecho a preguntarme nada –respondió astutamente el moreno–, a menos que respondas mi pregunta anterior: ¿Te gustó o no?
- Bueno, no te emparejé el ojo izquierdo –le respondió en son de broma, aunque la verdad es que no se atrevía a responder.
- Si no vas directo al punto, yo tampoco lo haré –dijo el moreno más serio. Si bien le gustaba sonreír y pasarla bien, de veras le interesaba una respuesta clara de su compañero.
- Tú querías saber con qué más me pongo sensible, ¿verdad? –Chitose se quedó sin habla con eso, pues se había dado cuenta de la intención de la pregunta que se le había escapado durante el partido– Ahora ya lo sabes –con esto, Tachibana se acercó al rostro del moreno, que por cierto es más alto, y le dio un suave roce de labios que, aunque no llegó a ser realmente un beso, para Chitose ya era algo, por lo que no pudo evitar sonrojarse.
Lo que en realidad había hecho Tachibana, era dejar con ganas a Chitose a ver si se animaba a decir algo más, pero parecía que el moreno aún estaba repasando lo sucedido hasta el momento mientras miraba la nada. Lo que hizo despertarlo de su trance, fue una risita por lo bajo del capitán de la Fudomine al ver que la actitud de su compañero había cambiado.
- ¿Qué es tan gracioso?
- Es que… No pareces tú ahora jajaja
- ¿Y qué parezco entonces?
- No lo sé –dijo moviendo los hombros– es sólo que verte tan serio y en shock no es lo tuyo, ni siquiera en el tenis –añadió con un guiño.
- ¡Oye, mi juego es serio! –contestó un tanto enojado. Nadie se metía con su juego. Nadie.
- Lo sé, no te exasperes –ahora era el rubio quien sonreía, haciendo parecer que los papeles se habían intercambiado. Sin embargo, como vio que el sonrojo de su compañero había pasado a una expresión de enojo, decidió tomarle su mano haciendo que el moreno volviera a poner una cara de estupefacción– ¡Hey, no es para que pongas esa cara!
Chitose volvió en sí y se sonrojó, lo cual hizo volver a reír a Tachibana. Al escuchar su risa, él también rió e hizo algo inesperado: alzó la mano del rubio a la altura de sus labios y la besó delicadamente. Ahora el que se quedó sin habla fue el capitán, pues no esperaba una actitud tan tierna del moreno; no obstante, no tuvo tiempo de pensarlo mucho pues Chitose lo jaló hacia un callejón para poder besarlo sin frenos y seguir disfrutando de la lluvia.
- Ya es medianoche. Feliz cumpleaños, Kippei –le decía entre besos mientras lo arrimaba a la pared sujetando el rostro del rubio, quien se estaba perdiendo en los labios del moreno.
- Lo planeaste todo desde el comienzo, ¿verdad? –no era una pregunta en realidad, sino una afirmación. No se había dado cuenta hasta ese momento lo mucho que le gustaba sentirse así con él, por lo que no se contuvo a pesar de estar en la calle y en público…
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Los chicos de la Seigaku ya habían salido del restaurant de Kawamura para dirigirse cada uno a sus casas, o a más bien a la de una sus parejas, ya que Fuji estaba del brazo con Tezuka y Eiji estaba colgado en la espalda de Oishi mientras los demás no eran tan obvios. Es por esto que cuando Ryoma se despidió de los demás con un seco “adiós”, se fue caminando hacia su casa porque el muy baka de Momo había comido demasiado y Kawamura lo estaba atendiendo con su padre, por lo que no habría paseo en bicicleta esta vez. “Pff, el muy idiota tenía que pasarse con la comida” iba pensando mientras caminaba ya casi siendo la medianoche.
Su casa no estaba lejos, pero la lluvia lo molestaba aunque tenía puesta su gorra, ya que su ropa se le estaba mojando. Luego de doblar una esquina faltando 3 cuadras para su casa, caminó un poco más y se encontró con la cola de un gato que sobresalía de una caja grande. “¿Karupin?”, pensó al ver la cola esponjosa y marrón. Se acercó un poco a la caja que se encontraba en la esquina de una calle algo angosta, y se agachó a retirar la caja “no, no es él… ¿pero qué…?”. Al levantarse y levantar la mirada también, se encontró con la escenita de la pareja dándose besos acaramelados en plena calle y en plena lluvia más allá de donde estaba la caja. Como no se dieron cuenta del enano, él se fue en silencio mientras se bajaba más la gorra, pues se había sonrojado bastante ya que con lo que tenía que ver en los vestidores de la Seigaku… Nomás le faltaba enterarse que había parejas que eran de diferentes escuelas. “A Zaizen le encantaría ver esto”, se decía mientras volvía a su ruta original de vuelta a casa…
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- Espera, Senri –trataba de decir el capitán de la Fudomine separándose un poco de Chitose.
- ¿Qué pasó? ¿Quieres ir a otro lugar? Hay un hotel cerca…
- No digas tonterías, creo que alguien nos vio –con esto palideció un poco, pero Chitose decidió guardar la compostura y de paso bromear un poco para relajarse ambos.
- Oh, bueno, si ya nos vieron pues sigamos, ¿no? –le dijo con un guiño a ver si Tachibana se calmaba.
- Senri… ¿Esto está bien? Yo… –no sabía cómo decirlo. Era obvio que le gustaba mucho, pero todavía tenía un par de prejuicios que Chitose iba a romper a su manera.
- Ven – le dijo y lo arrastró fuera de del callejón donde se habían metido–. ¿Qué ves?
Tachibana observó detenidamente y luego se quedó con la boca abierta. Es decir, sabía de los rumores de otras escuelas, pero verlo por sí mismo… En una banca que tenía un techo para protegerlo de la lluvia estaba Atobe leyendo con Jirou durmiendo en su regazo; más allá se veía a Fuji todavía del brazo de Tezuka y además tenía la cabeza apoyada en su hombro, aunque se volteó para dirigirle una mirada de odio a Mizuki, quien estaba caminando con Yuuta cerca de ahí; estaban también el escandaloso pelirrojo con Oishi más lejos y por otro lado un Momo todo cabizbajo gritando el nombre de Ryoma con una cara de pena porque no lo encontraba.
- Vaya… Así que es cierto.
- Y hay más, incluso dentro de tu equipo –le dijo con una risita nerviosa– vamos, Kippei, respóndeme esto, ¿te gusto siquiera? Porque para haberme correspondido los besos tienes que tener una razón, ¿no lo…?
- Sí, me gustas –lo cortó Tachibana mirando hacia el piso. A Chitose esto le pareció muy dulce, por lo que no pudo evitar sonreír.
- Mirame –le dijo alzándole el rostro con delicadeza–, me has gustado por bastante tiempo, creí que lo sabías pero veo que recién te has dado cuenta. Al menos ya lo sabes. ¿Puedo abrazarte?
- Sólo hazlo –respondió entregándose a los brazos de su compañero. La calidez que sentía en ese momento nunca la había experimentado, por lo que decidió quedarse así por bastante rato.
No se besaron, no dijeron nada ni siquiera cuando se separaron; sólo se tomaron de la mano aprovechando que ya no había nadie más ahí (excepto por Atobe que seguía leyendo con Jirou en sus piernas y se hacía el loco para no verlos), pues era de madrugada y no había problema en caminar de esa forma. Chitose sonreía, Tachibana estaba un poco más serio pero también estaba feliz, pues su mejor amigo era ahora su pareja, y quién mejor para ese puesto que alguien que lo conocía desde hace tanto.
- Siempre nos llamaron las Dos Alas de Kyūshū –dijo Chitose rompiendo el silencio al llegar a la casa de Tachibana.
- Ya es hora de que no nos individualicen tanto, ¿no crees? –le preguntó Kippei sonriendo.
- Ajá. Después de todo hemos jugado en pareja por mucho tiempo. Además, ya volviste a teñirte de rubio –respondió con una risita.
- Calla –con esto, le dio un beso de despedida. Tachibana entró a su casa, Chitose se quedó un rato mirando la puerta para luego darse media vuelta y marcharse.
“Las Dos Alas de Kyūshū… Siempre fuimos uno solo…”, pensaba el moreno de camino a su casa.