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Camino a la perdición por zandaleesol

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Antes del mediodía Harry había regresado a la torre, al hacerlo sin la compañía de sus amigos que a esa hora estaban en clases fue observado con más curiosidad por quienes se cruzaron en su camino, pero él no se percataba de ello, sólo tenía cabeza y corazón para pensar en el bebé que crecía dentro suyo, aún estaba impactado y a la vez maravillado por semejante noticia, jamás había pasado por su cabeza aquella posibilidad, pero había sido dotado de un don maravilloso, el de la fertilidad, ahora tendría un bebé y el padre era Lucius, a pesar de estar seguro de sus sentimientos jamás entrevió la posibilidad de un hijo, no había tenido tiempo de pensar en eso, se había entregado a esa situación sin esperar nada, sólo deseando vivir lo que nunca había experimentado, todo lo demás había ocurrido de forma impensada.  

Finalmente llegó al retrato de la dama gorda, era extraño la última vez que había cruzado aquel retrato era para visitar Hogsmeade lugar del cual no había regresado porque fue llevado por el padre de su hijo ante su mortal enemigo. El dolor que había sentido al pensar en Lucius antes de que el Medimago le diera esa noticia tan maravillosa, resultaba casi insoportable en cambio ahora sólo podía sentir amor pensando en el rubio, su corazón volvía a latir como hacia antes de la carta, lleno de jubilo y esperanza, todo lo que antes le había atormentado ahora se volvía pequeño en comparación con la dicha que le llenaba el alma. 

Entró a la sala común de Gryffindor, no había alumnos, al parecer todos estaban en clases, buscó un cómodo sofá y se arrellanó en el. Recordó la carta de Lucius, luego de leerla la había convertido en un ovillo, no estaba seguro si la había recogido antes de dejar el compartimiento la noche pasada, pero si no lo había hecho seguro que Ron sí, cuando lo viera le preguntaría, este pensamiento lo condujo a otro, que dirían sus amigos cuando supieran la noticia, naturalmente no pensaba ocultarles algo tan importante y no pensaba dejar pasar ni un solo día sin decírselos, seguro que Hermione se pondría furiosa al saberlo, Ron quien sabe como reaccionaría.  

Otra cosa que pensaba Harry en qué diría Dumbledore y los demás profesores, el resto de la escuela, recordó la primera reacción del Medimago, había creído que su bebé era hijo de Voldemort, quizá muchos creerían lo mismo, pero a el eso poco le importaba, aunque volviera a ser el comidillo de toda la comunidad mágica asumiría su nueva situación con alegría. Aún le parecía increíble, maravilloso, hasta entonces el momento más feliz había sido su segundo encuentro con Lucius, cuando le había dicho que lo amaba, se sintió dichoso entonces, pero este momento que vivía superaba con creces a ese otro. 

Repentinamente el retrato se abrió dando paso a un tropel de alumnos, entre ellos Ron y Hermione  

-          Harry estás aquí… fuimos a la enfermería pero ya te había marchado – dijo Ron hablando muy rápido 

-          Sí después que me examinó el Medimago… madame Promfey me dejó marchar –

-          Pero ya estás bien – preguntó algo tímida Hermione

-          Sí… estoy bien – dijo Harry apartando la vista, su rabia contra la chica se había borrado, se encontraba tan feliz que estaba seguro que jamás volvería a sentir rabia contra ningún ser humano, ahora su corazón sólo era capaz de sentir un gran amor, sin embargo Hermione interpretó su gesto como una muestra del  evidente resentimiento que debía sentir Harry  

-          Harry… tal vez no creas esto, pero no me ha hecho feliz lo que ha sucedido, no quisiera verte sufrir por ningún motivo –  

-          Lo sé Hermione… yo sé que es difícil para ti comprender mi amor por Lucius pero… 

-          ¿Es que aún lo amas? – preguntó sorprendido Ron – a pesar de esa carta  

-          Claro que sí nada hará que deje de amarlo… por el contrario… ahora este amor es más grande que antes –  

-          Pero Harry cualquier cosa entre tú y Lucius Malfoy es imposible –  Harry guardó silencio por un momento, no quería pensar que era imposible, no podía serlo habiendo un hijo de los dos en camino, su corazón deseaba creer que por lo menos Lucius aceptaría al bebé. 

-          Tengo hambre… porque no vamos al comedor ya – dijo Harry mirando a los demás chicos que llegaban a dejar sus cosas  

Los dos chicos interpretaron esto como una muestra de que Harry prefería evadir el tema, ambos sin decir nada tomaron las distintas escaleras que llevaban a los dormitorios, mientras Harry era saludado por algunos compañeros y el preguntaban porque se había ausentado de la cena de inicio de curso, sobre su estadía en la enfermería que ya era de conocimiento de toda la escuela, pero el negó en rotundo a dar detalles del asunto, a pesar de saber que no decir nada daría pie a nuevas especulaciones y comidillos, pero no le importaba era demasiado feliz como para dejarse arredrar por las miradas y comentarios de quienes le rodeaban. Ron y Hermione no tardaron en regresar en silencio salieron del lugar y fueron hacia el Gran Comedor, una vez allí, más miradas curiosas les siguieron hasta llegar a la mesa de Gryffindor, pero no sólo de sus compañeros de casa, desde la mesa de profesores también eran observados con mucho interés, pero Harry al único que dirigió su mirada fue hacia el director, deseaba leer en el rostro del mago si ya conocía la noticia, la mirada chispeante y el amago de sonrisa que vio en Dumbledore le indicó que ya conocía la noticia, buscó también la mirada de la profesora McGonagall, tenía la misma expresión del director, Snape le miraba con el recelo de siempre.  

Extrañamente sus dos amigos le dejaron un sitio en medio de ellos, era como si quisieran protegerlo de los demás alumnos, le pareció extraño pero no hizo comentario alguno, unos cuantos Gryffindor sobre todo los de cursos menores lo observaban con curiosidad, los más cercanos le saludaron con más naturalidad de la que él había esperado, esto le resultó  agradable.  

En cuanto la comida apareció en los platos dejó de preocuparse de su entorno, simplemente se dedicó a comer, tenía mucho apetito y se hizo el firme propósito de que nunca más por ningún motivo se privaría de comer, su bebé debía crecer sano y fuerte, le había sido otorgado un don maravilloso, el de dar vida y honraría aquella cuidado a ese pequeño ser  que crecía dentro  suyo y al que amaba con todo su corazón. 

Al terminar el almuerzo Harry se disponía a ir en busca de sus libros para asistir cuando menos a las clases de la tarde, sin embargo se quedó paralizado al ver que se acercaba la profesora McGonagall, seguro que deseaba hablarle 

-          Potter… ¿cómo te encuentras hoy?... Harry miró hacia todos lados antes de responder  

-          Bien profesora – respondió con cierto temor de que ella hiciera algún comentario demasiado revelador  

-          Me alegro… debes venir al despacho del director esta noche… después de la cena a eso de las ocho treinta –  

-          Sí… ahí estaré –  

-          Ve a clase ahora –  

-          Sí… esta bien – dijo Harry algo asombrado ante la mirada casi tierna que le dirigía su profesora que siempre había sido la severidad misma se fue tras sus compañeros preguntándose que le diría el director aquella noche. 

&&&&&&&&& 

El reloj marcaba casi las siete se paseaba nervioso por la habitación, aquella carta tan breve de Kingsley le había puesto de ese modo, se preguntaba si sería que Fudge ya le tenía noticias respecto a la ayuda que le daría a Draco o quizá más pronto de lo que había esperado le pondría en contacto con su hijo. Las horas encerrado en aquella casa se le hacían eternas, sin nada que hacer, sin ningún ser humano con el que tener contacto. Aquellas últimas veinticuatro horas las había pasado casi por completo en la cama, la tarde anterior  Kingsley le había enviado una breve nota diciendo que Harry había recibido su carta, desde entonces no había dejado de pensar, a esas alturas ya le había dado tantas vueltas al asunto que estaba casi convencido de que se había precipitado al ceder con tanta rapidez a las amenazas de Fudge, Harry a esas alturas estaría con el corazón roto por su culpa, pero que podía hacer el chico había cometido una falta gravísima al visitarlo, para él no era un secreto el odio que el Ministro sentía en contra de Harry, él en muchas oportunidades antes del regreso del Señor Tenebroso, había destilado todo el veneno que  fue  posible en contra de Harry aquel año en que había llevado a cabo el Torneo de los Tres Magos.  

Fudge por estupidez y obstinación se había negado a creer en lo que Harry decía, había negado el regreso del Señor Tenebroso, además la ambición del Ministro a él le habían sido muy útiles, había sido muy fácil comprarlo con generosas donaciones. Ahora que hacía una retrospectiva sentía escalofríos de recordar aquella noche en ese cementerio, había intentado matarlo y no fue la única vez también lo intentó el año anterior en la sala de las profecías, recordar aquello le resultaba vergonzoso. En el pasado no había tenido reparos en lastimar a Harry, inclusive desear que muriera y a pesar de que sus sentimientos ahora eran completamente diferentes, lo había lastimado terriblemente y además ahora cargaba con el tremendo peso de estar conciente de ese hecho, del gran daño que le había causado a ese chico al que adoraba.

Cada minuto que pasaba lamentaba más el haberse precipitado escribiendo aquella carta, pero Fudge no le había dejado opciones, había sabido presionar y él había cedido rápidamente. Ahora que lo pensaba más fríamente se sentía muy idiota, porque no había pensado antes, su especialidad era la manipulación, al menos en sus años de Mortífago había sido muy fácil manipular a ese idiota del Ministro, sin embargo ahora se había dejado intimidar, era totalmente ridículo que alguien tan fatuo como Fudge lo tuviera en sus manos, algo debía hacer para revertir esa situación de  alguna forma debía arreglar todo ese embrollo, una buena cantidad de oro habría solucionado el problema, pero ahora no contaba con ella,  su fortuna estaba en manos del Ministerio.  

De pronto los golpes a la puerta lo sacaron de estos pensamientos, debía ser Kingsley que finalmente llegaba, al menos le serviría para distraerse un poco esa visita de su custodio. 

-          Hola Lucius… siento la tardanza – dijo Kingsley –  

-          Tiempo es lo que me sobra – dijo Lucius – me traes algún mensaje de Fudge 

-          ¿El Ministro?... no… por qué… esperas algo de el –  

-          No… no me hagas caso… entonces que fue esa nota tan urgente… ¿de qué se trata? –  

-          Bueno Dumbledore quiere verte –  

-          ¿Dumbledore? – preguntó asombrando Lucius – pero por qué… sucede algo… le pasó algo malo a Harry  

-          No que yo sepa… por qué supones que se trata de Harry – 

-          Ah… bueno… sólo fue una idea… nada más… pero no entiendo quiere verme cuando se supone que sólo estoy autorizado para tratar contigo –  

-          Pero ya conoces a Dumbledore… no es de los que le da mucha importancia a las reglas del Ministerio –  

-          Sí… siempre ha sido igual… pero no te dijo que era lo que deseaba con exactitud –  

-          No… sólo dijo que era un asunto muy personal –  

Lucius se quedó en silencio, presentía que ese asunto personal se llamaba Harry, sabía que el director de Hogwarts siempre había sido el protector de Harry desde que el Señor Tenebroso matara a sus padres, sería que iba a reclamarle su proceder con el chico. En caso de que así fuera no sería mucho lo que podría argumentar  en su favor, cualquiera podía pensar que se había aprovechado de Harry, tal vez en cierta forma lo había hecho, se había dejado llevar por la pasión y le había hablado de amor sabiendo que nada podía ofrecerl, absolutamete nada.  

-          ¿Vendrá hasta aquí? –  

-          No… debo llevarte a Hogsmeade –  

-          ¡Qué!... a Hogsmeade… pero cómo… no puedo andar por ahí a caso olvidaste que fui expulsado… -           

-          No claro que no lo he olvidado… soy yo quien debe vigilar que cumplas tu sentencia –  

-          Y vas a llevarme a Hogsmeade…      

-Es un favor especial que me pidió Dumbledore –  

-          Pareciera que trabajas para él en vez del Ministerio –  

-          Bueno a decir verdad me gustaría más… no lo niego – dijo Kingsley sonriente – pero soy Auror y si no trabajo para el Ministerio pues para quien más  

-          A Hogsmeade… pero por qué algo serio sucede…  

-          La verdad Dumbledore fue muy reservado… no me dio detalles –  

-          ¿Y cuando debemos ir? –  

-          Ahora mismo… vine a buscarte –  Lucius extrañamente sintió el corazón acelerado, algo no estaba bien era muy extraño que Dumbledore quisiera verlo con esa urgencia 

-          Entonces vamos ya…  

-          Sí vamos – dijo Kingsley  Salieron hacia el callejón algo estrecho antes de desaparecer los hombres se aseguraron que no hubiese ningún muggles cerca. 

&&&&&&&&& 

Hermione junto a Ron caminaban hacia el lago con paso presuroso, pronto oscurecería, les resultaba muy extraño que Harry los citara en el lago a esa hora, luego de salir del aula de Encantamientos les había dicho que los esperaba a ambos ahí porque debían hablar de algo muy importante, la chica tenía un mal presentimiento,  había notado a Harry muy distraído durante la clase de Transformaciones y luego la de Encantamientos, pero lo que le llamaba la atención era que su amigo ya no se veía triste, parecía feliz, sin embargo era como si estuviese con la mente muy lejos siempre,  y ella creía adivinar donde tenía el pensamiento Harry, sin duda que en Lucius. Le parecía increíble que ese hombre hubiese enloquecido a su amigo de aquella manera.   

Encontraron a Harry parado muy cerca de la orilla del lago, uno que otro alumno rondaba el lugar pero estaban a bastante distancia de donde se encontraba Harry. El chico estaba absorto en la contemplación del crepúsculo, el cielo con esos colores anaranjados le traía un algo melancólico al corazón, imaginó que debido a su estado estaría más sensible, había oído sobre eso, aunque no podía estar seguro puesto que no sabía nada sobre el embarazo masculino, al menos no sabía nada de su caso, que había resultado fértil. 

-          Harry…  

-          Ah… ya están aquí -  dijo el chico con una amplia sonrisa  

-          Y bien para que nos citaste aquí… debo decir que estás de lo más misterioso – dijo Ron  

-          Bueno… debo hablarles de algo… y era necesario que fuera en privado – dijo Harry  

-          Sucede algo malo Harry… has estado algo extraño todo el día – dijo Hermione  

-          No me sucede nada malo… yo no lo veo como algo malo… pero claro quizá ustedes no piensen del mismo modo –  

-          ¿A qué te refieres? – preguntó Ron mirando extrañado a Hermione  

-          Esto no es fácil… 

-          Se trata de Lucius otra vez – dijo Hermione  

-          No exactamente… pero él tiene mucho que ver en todo esto –  

-          Entonces no entiendo… tiene que ver o no – dijo Ron  

-          Bueno...  yo les conté todo lo que me sucedió mientras estuve cautivo de Voldemort o más o menos todo – dijo Harry  

-          Como más o menos… a que te refieres… con eso – dijo Hermione  

-          Ustedes saben que Voldemort quería matarme pero no podía hacerlo así nada más, lo cierto es que pensó que podía lograrlo destruyendo primero mi alma, por eso de la pureza ya saben –  

-          Sí Harry… ya nos contaste eso – 

-          Harry esa historia ya es pasado deberías intentar olvidarlo – dijo Hermione  

-          No puedo olvidarlo, fue demasiado importante lo que viví… recuerdan que les conté lo que Voldemort le ordenó a Lucius –  

-          Sí… Harry… ni lo digas… eso fue horrible – dijo Ron  

-          Ya saben todo al respecto… pero hay algo más que debo decirles –  

-          Algo más – dijo Ron algo temeroso – qué pasa Harry me asustas  

-          No es algo malo… es solo que… bueno esa noche tuvo una consecuencia –  

-          Eso ya lo sabemos Harry – dijo Hermione – te enamoraste de Lucius  

-          Además de eso… sucedió algo más… algo que yo ignoraba hasta esta mañana – dijo Harry  

-          Vamos dilo de una vez… me estás poniendo nervioso – dijo Ron apremiante  

-          Bien… no van a creerlo pero yo… estoy… esperando un bebé… un hijo… voy a tener un hijo de Lucius –  

La única reacción que Harry vio en sus dos amigos fue que intercambiaron una mirada de extrañeza  

-          Y bien… no dirán nada… no escucharon lo que dije –

 -          Te oímos Harry… pero es broma cierto – dijo Ron mirándolo fijamente  

-          No… no es broma Ron –  

-          Lo sabía… él lo planeó… te dio una poción…  es más miserable de lo que yo pensaba – dijo Hermione con los ojos llenos de lágrimas  

-          NO… no digas eso… él no planeó nada… no hubo poción… soy fértil… alguien en mi familia lo fue… y yo heredé eso –  

-          ¿Cómo dices?... eres fértil…  - dijo Hermione sin poder creerlo  

-          Sí… lo soy…  

-          Harry… y qué harás ahora… cuando todos lo sepan… - 

-          Ron… te aseguro que no me preocupa lo que digan los demás –  

-          Y él… se lo vas a decir –  

-          Sí… debe saber… voy a necesitarlo para llevar adelante esto, sólo no puedo… eso dijo el Medimago –  

-          Qué crees que diga al saberlo – preguntó Hermione  

-          No lo sé… pero aunque no me quiera a mí espero que no rechace al bebé –  

-          Sería muy miserable si lo hiciera – dijo Hermione –  

Harry guardó silencio, no quería confesarlo delante de sus dos amigos, pero tenía miedo a la reacción de Lucius, no se hacia grandes ilusiones al respecto, no le exigiría nada, con que le ayudase a llevar el embarazo hasta que su hijo pudiera nacer le bastaba, no pedía más, el bebé sería suyo, aunque si Lucius deseaba conocer al niño luego tampoco se lo negaría. Lucius había sido claro al respecto no tenía nada que ofrecerle y ese nada implicaba sobretodo amor, no lo amaba y a pesar del dolor que le causaba eso no podía reclamarle nada, después de todo nunca le había hecho promesa alguna.  


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