Tal como lo había prometido, Sanada regresó a ver a Yukimura no sólo durante ese día, sino que también los 3 días siguientes. Todavía no se habían besado, cosa que desesperaba un poco a Yukimura pero ya había aprendido a ser paciente. Por otro lado, el resto del equipo ya estaba más calmado luego de que las acciones tiránicas del fukubuchou desaparecieron en parte. Es igual de estricto, pero ahora se le ve más feliz, pensaba Renji luego de ver tal cambio en sólo un par de días. El cuarto día, Sanada no fue y ya le había avisado, pero igual tuvo una visita.
- Buenos días, Dr. Aihara.
- Buenos días, Yukimura –no lo miraba a los ojos, pero siguió hablándole– ¿sabes qué día es hoy, verdad?
- Lo siento, no lo sé. ¿Su cumpleaños, tal vez?
- Necesito su respuesta, Yukimura –seguía sin mirarle.
- Yo…
- Me voy mañana, Seiichi. Y la verdad –levantó la vista para mirar sus ojos azules– es que no quisiera irme sin usted.
- Doctor, yo no… –se iba acercando hasta su cama– ¿Qué hace? ¿Qué…? –Ryoichi se había puesto al lado de la cama de Yukimura e, inclinándose, besó la cabellera del albino, sus labios recorrieron también un lado de su rostro esta vez sin besarlo, como si sólo estuviera acariciándolo con sus labios–. No, no… –no tenía fuerzas para detenerlo, por lo que el doctor ahora acarició los brazos de Seiichi con sus dedos.
- Nunca le haría daño, Seiichi –le decía mientras se acercaba cada vez más al cuerpo de Yukimura– recuerde que soy doctor, su doctor…
Lo que decía el doctor era cierto, pues aunque estaban muy cerca, Aihara no podía hacer algo que dañara a la persona que había empezado a querer sin razón alguna. Debo estar loco, es la primera vez que me gustan los hombres, y este chico es… Es más fuerte de lo que cree. No puedo hacerle esto. Ryoichi detuvo las caricias luego de este pensamiento, y sólo pudo tender la mitad de su cuerpo al lado de Yukimura, un tanto avergonzado por lo que estaba haciendo.
- Creo que me he enamorado de usted –dijo con el rostro hundido en la cama.
- Yo amo a otra persona, Aihara. Y mi decisión ya está tomada.
- Lo sé, tal vez 6 días fueron demasiado tiempo, algo contraproducente debo decir –una sonrisa triste se dejó ver en su rostro cuando se incorporó.
- No puedo creer que aún tengo tiempo para las bromas –dijo ya un poco más calmado luego de lo sucedido.
- Es porque no me conoce, Yukimura. Me hubiera gustado pasar más tiempo con usted –como una señal de respeto, tomó su mano y la besó–. Será mejor que vaya a empacar mis cosas… ¿Qué hace usted aquí?
- ¿Qué estaba haciendo con Seiichi?
- Me estaba despidiendo. ¿Puedo hablar con usted un momento? En mi oficina, si no le importa.
- De acuerdo.
Yukimura protestó un poco, pero se quedó en la habitación. Sanada y Aihara salieron del cuarto en silencio y subieron un par de pisos. Su oficina estaba ya casi vacía, sólo tenía unas documentos y unos papeles a la mano.
- ¿Y bien?
- Sanada, no mereces a Yukimura.
- ¿Para eso me trajo aquí?
- Lo lastimaste, jamás había visto a un paciente tan deprimido –Sanada lo iba a interrumpir pero lo calló con un gesto– sin embargo, él te ama. Y si eso lo hace feliz, ya no tengo nada que hacer aquí.
- ¿Usted…?
- He llamado a la universidad de Berlín donde se encuentra el Dr. Shirokawa y vendrá para realizar la cirugía como estaba programada en un comienzo. Lo hará con los requerimientos necesarios para que sea como si estuviera en Alemania.
- ¿Por qué hace esto?
- Él decidió no viajar. Quiso quedarse por ti –su mirada se fijó en los papeles. Te escogió a ti, no le falles–. Además, me importa mucho… su bienestar.
- Ehm… Muchas gracias por tomarse tantas molestias –hizo una reverencia, esta vez de veras le agradecía por lo que estaba haciendo.
- Es hora de irme –respondió también con una reverencia–, sigan ganando con su escuela.
Al parecer, ya había empacado las cosas de la oficina, y tal vez sólo le faltaba del lugar en donde vivía, pues su vuelo salía mañana y el Dr. Shirokawa vendría también mañana mismo.
-----------------------------------------------------------
- ¿Qué te dijo el Dr. Aihara?
- Nada que no tuviera ya planeado –le contó la parte de la cirugía y el regreso de su antiguo doctor, besó otra vez la frente de Yukimura, y le prometió venir mañana, o hasta donde pudiese.