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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Ambos fueron llamados por el rey por la tarde—Quería que supieras que tomaré en cuenta lo que hiciste en mi ausencia—dijo Joseph.

 

Es lo menos que debería hacer—murmuró torcido el pelinegro para que el otro no escuchara y el ojos azules puso cara de espanto.

 

¿Qué? ¿No fue suficiente con lo de la escalera?—preguntó el melado algo divertido, mirándolo con su sonrisa siniestra en la cara y el otro prefirió llamarse a silencio porque si decía lo que se le estaba ocurriendo podría traerle problemas a Fye y le había prometido comportarse. Miró hacia otro lado con gesto brusco y DeFluorite se calmó mientras el rey se divertía.

 

Solo fue mi deber—le contestó el ojos azules al rey.

 

Sé que debe haber sido difícil, muchos pretendían que me sacases. ¿No?—preguntó Wheeler y los dos lo miraron con algo de espanto. ¿Cómo había…?—No es difícil imaginarlo. El temor tiene dos caras, el respeto y la traición.

 

Yo no creo que el temor provoque respeto—dijo Fye quedamente y el rey le miró interesado mientras el pelinegro seguro.

 

¿Ah, no? Es curioso sabiendo quien fue tu padre—dijo el ojos mieles trayendo dolorosos recuerdos a Fye.

 

Que sea su hijo no signifique que piense como él—le contestó el otro sin levantar la vista. La mirada dolorosa que ocultaba no escapaba a Kurogane a quien verlo así le dolía.

 

Veo que así es. En cierto sentido yo me parezco más a él que tú—contestó Joey—Debe ser porque aquel día aprendí de sus palabras—reflexionó. Todos sabían de que era lo que hablaba.

 

¿Puedo preguntarle algo, majestad?—preguntó el ojos azules.

 

¡Adelante!—le contestó el rey.

 

¿Se alegra de eso?—la pregunta del ex rey descolocó al melado ya que el que la dijo lo hizo mirándolo a los ojos como escrutándolo.

 

¿Eso era algo de lo que enorgullecerse? ¿Ser igual que el asesino de su propio hermano? Lo puso de mal humor al instante y le dijo sin más a los dos—Yo, después de todo, no soy quien lleva su sucia sangre—exclamó con voz fría y las manos con los nudillos blancos apretando los apoyabrazos del trono, se levantó y al instante el ex gekkian se puso en guardia.

 

Fye viendo lo que había provocado se disculpó diciendo—¡Lo siento, majestad! Si nos permite hemos de retirarnos—agarraba el brazo del ojos rojos por detrás para evitar que intentara cometer una estupidez que le costara cara. El otro comprendió al instante que no había alternativas pues no era rival para el amo de dragones y la sala tenía a cuatro de esas bestias vigilándolo. Si hubiera estado solo ante todo eso no le hubiera preocupado intentarlo pero con Fye ahí.

 

¡Si, pueden irse!—contestó el rey.

 

El ojos azules estaba tan alterado, el pelinegro podía sentirlo a través de su mano y el hecho de que mirando al suelo se esforzaba por llevarlo a la puerta tirando de él--¡Oye! ¡Que no es necesario! Yo solo…--las palabras se ahogaron en su garganta cuando después de manotear el picaporte el cuerpo del otro comenzó a derrumbarse. Él lo atrapó por supuesto pero ya estaba inconsciente.

 

De pronto el rey estaba junto a ellos--¿Qué sucede?—Iba a contestar con una grosería fruto de los nervios pero se contuvo por el bien del que sostenía en brazos—Llamaré al médico de la corte…--

 

No es necesario. Él ya sabe lo que tiene—le contestó el ojos rojos levantando a DeFluorite con sus brazos.

 

¿Es grave?—preguntó Joseph algo perturbado y por primera vez desde que el otro era rey Kurogane descubrió que podía tener sentimientos. El pelinegro asintió--¿Muy grave?—los dos sabían lo que en verdad preguntaba. Kuro volvió a asentir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kurogane recogió la bandeja del regazo de su señor y la puso en la mesilla cercana a la ventana.

 

Lamento ocasionar estas molestias—le dijo el rubio sentado en la cama. Tenía fiebre y lo había ocultado. Probablemente había subido por los nervios desencadenando el desmayo.

 

Deja de decir estupideces. ¿A quién crees que sirvo?—preguntó el pelinegro dándole la espalda.

 

A tu modo eres muy lindo, Kurorin—dijo el rubio con una sonrisa simpática y se puso más feliz una vez vio que el otro saltaba al oír el mote.

 

Deja de decir esas cosas y concéntrate en mejorar. Ni pienses que yo voy a hacer tus tareas—le contestó el ojos rojos.

 

Entendido. Haré todo lo posible por ponerme bien—su tono era alegre pero Kuro sabía que solo fingía por él. Odiaba saberlo. Odiaba que le mintiera por su bien. Odiaba ser la causa de sus preocupaciones estando tan delicado. Se giró de golpe y con paso enérgico se dirigió hacia él y tomándolo desprevenido lo abrazó con fuerza.

 

¿Qué…?—dijo sorprendido el ojos azules y después de un momento relajó su sonrisa en su rostro con cara de haber entendido, abrazó de igual manera al otro y le dijo—No te preocupes. Estaré bien—le dijo.

 

¡Te necesito!—era una frase muy corta pero muy difícil para alguien con tanto orgullo como Kurogane. Oírla para el rubio fue de un impacto descomunal y de una alegría devastadora que cerró la garganta siempre tan elocuente del ex rey. Sus brazos abrazaron al otro con fuerza y descansó la mejilla en su hombro.


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