El sonido de las aves que acompañaba la luz del sol era escuchado por el joven pelinegro, sus ojos empezaron a abrirse dejando entrar aquella luz cegadora que poco a poco se dispersaba y se acoplaba a su vista.
-Waa...- dejó salir un gran bostezo al tiempo que se sentaba en aquella cama, parpadeó un par de veces mirando alrededor, se dio cuenta de que estaba sólo en la cama.
Se asustó un momento pero después fijó su mirada en el piso y vio al de piel verdosa que aún dormía. Lo observo un momento, se veía tan relajado, no se había puesto a contemplar nunca a su maestro de esa manera , le gustó la forma acompasada que el pecho del namekiano subía y bajaba mientras respiraba.
Dejó de contemplar aquella escena y fijo su mirada en el reloj de la pared, era un poco más tarde de lo que pensaba, eran cuarto para las once, su madre debió haberse ido hace unas tres horas.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño tratando de no hacer ningún ruido, dejando al namekiano descansar.
Por alguna razón sentía muchas ganas de orinar por lo que se bajó el short y la ropa interior sin fijarse mucho en ella y se puso a la labor.
-Que extraño, no recuerdo haber tomado tanta agua anoche.- el joven orinaba demasiado, se le hacia extraño pero lo dejó pasar.
Al momento de ponerse la ropa interior sintió una humedad fría que envolvió su entre pierna. Se extrañó y se la quitó para verla; sus ojos no podían estar más abiertos, en definitiva había tenido más que un sueño húmedo, el semen había quedado esparcido por la ropa interior, incluso parte de su pubis tenía algo de esa viscosidad.
Inmediatamente adquirió un sonrojo, tendría que darse un baño primero, agradecía que el namekiano continuase durmiendo, es más agradecia que su maestro no hubiese dormido en la cama con él, ya que al parecer el joven pensaba que Piccolo se quedo en el suelo después de haberse quedado dormido, sin saber lo que en realidad sucedió.
Piccolo comenzaba a abrir los ojos, se dio cuenta de que Gohan no estaba en la habitación , como se alegraba de eso, no sabía como mirarlo a los ojos en este momento.
Las memorias de lo sucedido en la noche no dejaban su mente en paz.
~~~~~~~~~Flash Back ~~~~~~~~~~~
Sus ojos se abrieron tanto como pudo, sus labios estaban siendo aprisionados por los del menor, un roce, un simple roce le estaba causando una extraña sensación en su cuerpo.
Sentía como un calor invadía su cuerpo llegando hasta su rostro, estaba nervioso, Gohan no abría los ojos por lo que el de piel verdosa supo que seguía inconsciente, la fuerza del agarre del joven no disminuía, Piccolo trataba inútilmente de zafarse, no estaba muy cómodo con la situación.
Su cuerpo continuaba cerca del de el joven, Gohan movia su cuerpo tratando de restregarlo sobre el abdomen de su maestro, rodeando sus brazos en el cuello del mayor, separando sus labios y escondiendo su rostro en el cuello del de piel verdosa, los suspiros salían de sus labios, su miembro endurecido pedía a gritos atención, imitaba embestidas rozando cada vez más el cuerpo del mayor que seguía encima de él sin creer lo que sucedía.
De pronto un gemido más audible salió de la boca del joven, dejando su cuerpo con espasmos, se había liberado sobre su ropa; el namekiano sintió cerca de su abdomen aquel calor que dejó salir la entrepierna del pelinegro, fue muy extraño para él.
El joven comenzó a soltarse del cuerpo de su maestro, dejándose caer en la cama completamente agotado, su respiración se estabilizaba dejándolo dormir nuevamente tranquilo.
Piccolo tomó asiento a la orilla de la cama, sentía un calor en su rostro, estaba avergonzado por la situación que no sólo presenció sino que aun inconsciente, fue partícipe.
Volvió su mirada sobre el pelinegro, se fijo en aquellos labios que hace unos instantes estaban sobre los suyos, la suavidad había quedado grabada en su ser, de algún modo, ese tacto le pareció agradable.
Se levantó de la cama y se recostó en el piso, dejando al pelinegro durmiendo en la cama.
~~~~~~~~Fin del Flash Back~~~~~~~
Sabía a la perfección que había sido un beso; extraño, agradable y de algún modo lo hacia sentir culpable aquel beso.
-"Él solo estaba soñando, no es algo que de verdad haría en un estado de consciencia."
Dio un suspiro pesado al momento de incorporarse, vio la ventana abierta y salió de ahí, no estaba huyendo, simplemente quería ir a refrescar su cuerpo y pensar, no tardaría mucho tiempo, no es cómo si quisiese alejarse de Gohan ahora que se habían puesto en buenos términos.
Voló hasta una cascada cerca de las montañas, se despojó de su vestimenta y dejo que el agua cayese sobre su cuerpo, tratando de relajarse bajo el chorro de aquella refrescante agua cristalina.
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El joven salía del baño con solo una toalla cubriendo su parte intima, no había buscado ropa para cambiarse por lo que entró de esa manera a su habitación.
Fue una sorpresa para el pelinegro que al entrar no se encontrase el de piel verdosa, su rostro inmediatamente se vio lleno de una tristeza muy notoria, movió un poco su cabeza para dispersar sus pensamientos y se dispuso a buscar ropa.
Se colocó unos boxers holgados junto a unos pantalones negros de tela y una camisa manga larga color blanca, después de eso salió de la habitación yendo directamente a la cocina, su estomago reclamaba algo de comida.
Para su suerte su madre era muy precavida y había dejado todo un banquete servido para su hijo, se disponía a comer cuándo sintió la presencia de su maestro entrar nuevamente a su casa.
-Señor Piccolo- sus ojos de inmediato se iluminaron con un brillo especial, el de piel verdosa ya estaba frente a él en aquel comedor.
-Buenos días Gohan.
-Buenos días, pensé...pensé que se había ido.- dijo el joven con un son de tristeza.
-Solo fui a refrescarme, no tienes que preocuparte.
El joven le dedicó una sonrisa sincera junto a un incontenible sonrojo. Piccolo desvió un poco la mirada del rostro del joven, se sentía extraño, no tenia idea de como describir lo que pasaba en estos momentos con su ser.
Tomó asiento en una de las sillas de la mesa y se quedó en silencio mientras el joven degustaba sus alimentos.
Lo miraba demasiado, no podía evitarlo, sus ojos no dejaban de fijarse en aquellos labios, recordando la suavidad de ellos y los suspiros que dejaron salir durante la noche.
-Señor Piccolo. ¿Se quedaría conmigo hasta que llegue mi mamá?
-Claro Gohan.- sus labios se curvaron, no podía evitar cumplir cada petición del menor.
Gohan terminó sus alimentos y fue rápidamente por algunos libros a su habitación, al parecer tenía pensado estudiar un poco al aire libre.
El de piel verdosa lo acompaño, ambos se sentaron sobre el césped verde que aún conservaba algo del rocío de la mañana.
Al estar tan cerca del joven, el de piel verdosa se ponía nervioso, sintiendo como el latir de su corazón se aceleraba. Trataba de pensar en otras cosas pero era imposible.
Y sin darse cuenta, su mente se llenaba únicamente de pensamientos sobre el joven, dejando crecer en su interior un sentimiento hasta ahora desconocido para él.