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White Room's Secrets por AliceNya

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Notas del capitulo:

Capítulo 10: Recuperación

Vaya que sí, con algo de lemon cualquiera se recupera jaja...

Los preparativos duraron una semana, y fue de las peores para Yukimura, pues sabía que Sanada estaría muy ocupado con los entrenamientos y no podía ir a verlo. Al menos sé que piensa en mí, puedo vivir con eso hasta la cirugía… No faltes ese día, Genichirou, te necesito aquí.


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- Lo siento, Yukimura –dijo Sanada mientras cerraba la puerta de la habitación.


- ¡¿Cómo es posible, Sanada?! ¡Un chiquillo te venció!


- No tengo excusas. Vamos, dame una bofetada.


- No, no lo haré.


- ¡Hazlo, Yukimura!


- Aún no tengo la suficiente fuerza para golpearte, Genichirou. Además creo que no hay necesidad; haber llegado al quinto partido significa que la Seigaku ha alcanzado nuestro nivel, aún sin Tezuka.


- ¿Desde cuando estás tan flexible?


- Desde mi encuentro cercano con la muerte. ¿Alguna otra pregunta? –dijo con ironía. Estaba enojado por haber perdido, pero por dentro sabía que quería la revancha en las Nacionales.


- No –dijo desviando la mirada. Yukimura seguía tendido en la cama, estaba vez ya había salido de la cirugía y había sido todo un éxito, sólo necesitaba descansar un par de días más antes de que le dieran el alta. Te fallé.


- Sí, sí me fallaste… Pero hay que continuar y no hay otra salida –parecía como si el frío Yukimura hubiera vuelto, pero nunca hay que estar seguros con él– Bueno, ¿me vas a besar o tengo que pedírtelo?


- Aun cuando te he decepcionado, ¿me quieres todavía? –preguntó sorprendido. Yukimura puso los ojos en blanco como si la respuesta fuera obvia.


- Si no me besas sí te golpearé, aunque tenga que sujetar mi mano con la otra.


Tonto, se dijo Sanada para sus adentros mientras se acercaba con una sonrisa. De veras se hace querer. Esta vez no fue un beso en la frente, sino un beso en los labios.


- Pensé que no querías que pasara una tercera vez –le dijo Yukimura entre besos.


- A veces uno tiene que comerse sus palabras y su orgullo. ¿Te parece si te lo demuestro?


Yukimura abrió los ojos como plato, pues no sabía qué esperar de Sanada; y casi se asusta cuando vio cómo Genichirou se ponía encima de él en la frágil cama de hospital.


- ¿Qué tratas de hacer? Estúpida pregunta, hasta yo sé que lo fue.


- He estado esperando a que por fin llegara la cirugía y te sintieras mejor. Sé que hacer esto un día después no es precisamente algo que tenía planeado, pero no puedo detenerme ya –desde arriba, Genichirou miraba los ojos azules, casi violetas de su compañero, queriendo perderse en ellos.


- ¿Por qué me miras tanto?


- Porque no me había dado cuenta de lo idiota que fui al no ver lo hermoso que eres –esto ruborizó a Yukimura cual jovencita, cosa que le pareció tierno a Sanada.


Sanada presionó nuevamente sus labios contra los de Yukimura, éstos sabían un poco a medicamentos, pero no le importó; la pasión que tenía el albino pudo más con cualquier detalle. Yukimura tomó la cabeza de Sanada para juntarla más, quería tenerlo cerca, no le importó jalar los mechones de su cabello; lo quería para él sólo. Al final, ¿viste que sí eras mío? Sanada ya no podía contenerse, se sacó la camiseta que llevaba puesta y sacó la bata de Yukimura con cuidado. Éste estaba un poco avergonzado porque era la única prenda que tenía, pero eso facilitaba las cosas para el moreno. Los besos de Sanada empezaron a cubrir todo el cuerpo blanquecino de Yukimura, quien daba gemidos cada vez que sus labios rozaban su piel.


- Espera… –dijo de pronto Yukimura.


- ¿Qué pasó? ¿No quieres hacerlo?


- Claro que quiero, pero no me lo harás con los pantalones puestos, ¿no crees?


- Ah, era eso… –estaba a punto de retirárselos, cuando Yukimura se apresuró a hacerlo él mismo. Éste empujó débilmente a Sanada a la cama, de modo que ahora él estaba arriba y Sanada abajo, ya sin su pantalón.


El moreno tenía a Seiichi en sus brazos, sus manos recorrían la espalda de Yukimura, quien sentía como le quemaba la piel con el roce de sus dedos. Sus labios no se quedaron atrás y devoraron la boca del albino, recorriendo con su lengua todo lo que podía alcanzar. El fuego que había entre ambos era casi perceptible.


- Tómame de una vez, Sanada.


- ¿Podrás soportarlo?


- No quiero otra cosa más que a ti, ¿no había quedado claro?


- Muy claro.


Yukimura mismo se incorporó y metió de a pocos el miembro del moreno dentro de sí, el cual estaba bastante hinchado. Duele, argh. Sanada seguía echado, gimiendo débilmente mientras sentía cómo entraba en la cavidad de su compañero y cómo éste se movía para poder tenerlo todo dentro de sí. Vaya que debe tener ganas aun estando en recuperación. Sanada sabía que le estaba doliendo, por lo que trató de apaciguar su dolor con besos y caricias tiernas, pero ardientes. No quería que se le escapara algún centímetro de esa frágil tez blanca, y poco a poco Yukimura fue relajándose para dejar que Genichirou hiciera el resto.


- Yu… Yukimura…


- ¡Ahhh! –Sanada estaba siendo realmente salvaje, pues lo embestía con fuerza mientras lo tenía abrazado. Dolor y placer estaban combinados, por eso Yukimura arañaba la espalda de Sanada y esto lo excitaba aún más.


Volteó a Yukimura, como si éste estuviera sentado en él de espaldas y lo sujetó de las piernas para levantarlo. Esto hizo que la penetración se hiciera más placentera para ambos, y Yukimura ya no podía bajarle el volumen a los gritos. Había olvidado completamente que estaban en una habitación de hospital, pero Sanada lo sabía y con una mano tapó la boca de Yukimura para ahogar los gritos. Éste empezó a morderle la mano y a chuparla, mientras el moreno lo seguía penetrando.


No pasó mucho tiempo cuando el albino sintió el líquido de su compañero dentro de sí, sin embargo, como no se había venido todavía él, Sanada lo empezó a masturbar con una mano y Yukimura sólo gemía de lujuria, mencionando el nombre de su pareja a cada momento.


- Me estás excitando de nuevo, Yukimura… Me encanta escucharte así…


- ¡Sa… Sanada!


No pudo más, echó al albino en la cama y lo volvió a penetrar; como todavía estaba el semen del moreno en su entrada, le fue más fácil y en la primera embestida, Yukimura se vino manchando las sábanas.


- Quiero que te vengas de nuevo, esta vez conmigo.


A pesar de sentirse algo cansado, no tuvo más remedio pues el miembro de Sanada ya estaba ahí. Esta vez el moreno empezó a morderle el cuello y a excitar uno de los pezones de Yukimura mientras que con la otra mano volvía a masturbarlo.


- Dame… más… ¡MÁS!


- ¡Me voy a venir, Yuki…!


- Yo también… ¡Ahhh!


Tal como lo había dicho Sanada, ambos se vinieron juntos. Yukimura sentía como si lo hubieran partido en dos. Ni la cirugía fue tan dramática, pensó con ironía pero sonriendo.


- Sanada, todavía tengo que castigarte por haber perdido… –dijo en tono muy pervertido.


- Pensé que ya no te quedarían fuerzas… No me imagino cuando te recuperes al 100%.


- Mi cuerpo me duele, pero mi boca aún quiere una cosa más.


Tendió a Sanada en la cama, y situó su rostro frente al miembro de su compañero; sin siquiera dudarlo, empezó a chupar y a masturbar a Sanada, quien era ahora él que daba gemidos y se tapaba la boca para que no fueran más audibles de lo que ya eran. Realmente sabe cómo excitarme. La mano ahora la puso en los cabellos de Seiichi, y lo atraía hacia su miembro para que chupara más, pues estaba disfrutándolo y quería venirse en la boca del capitán.


- Mmmm… Qué caliente está…


- Dios mío, Seiichi… No creo poder aguantar…


- Lo quiero todo, dámelo –dijo sensualmente mientras seguía en su trabajo, haciéndolo más rápido para poder saborearlo ya.


La impaciencia de Yukimura rindió sus frutos; el moreno se vino en la boca de él y un poco saltó hacia su rostro. Lamió todo y se lo tomó todo, luego Sanada lo atrajo hacia sí para tenerlo encima y besarlo. No sentía ningún tipo de vergüenza ni incomodidad, pues había hecho el amor con la persona que más le importaba en el mundo.


- Quiero que me hagas el amor todos los días –dijo Seiichi como quien habla de las noticias matutinas.


- ¿Es una orden? –preguntó bromeando.


- No quiero tener que golpearte, Genichirou –dijo con falsa seriedad y luego sonrió–. Por cierto, ¿no crees que debamos cambiarnos? Es un hospital después de todo…


- Más me vale cambiarme yo, lo tuyo es sólo una bata.


- Mejor, ¿no? Se saca más rápido –dijo provocándolo un poco.


- Te compraré una entonces para cuando estemos solos –lo besó mientras le tocaba el miembro por debajo, pues ya se la había puesto y él también estaba cambiado.


- Creo que me quedaré con esta para el recuerdo. Dos veces seguidas en un hospital no es algo que pase frecuentemente. Aunque te viniste 3 veces…


- Entonces te falta una a ti –seguía masajeando el miembro de su pareja.


- Sa-Sanada, det-detente… Alguien puede venir –estaba por caer de nuevo en los brazos del moreno.


- No te importó hace 2 horas…


- ¿Desde cuándo eres tan pervertido? –preguntó con lo poco de cordura que le quedaba.


- Desde que me besaste la segunda vez. Tu fuego avivó el mío y… Desde ya no puedo contenerme, quiero volver a hacerte mío, Seiichi…

Notas finales:

Bueno, no tengo palabras para lo anterior excepto que se divirtieron mucho jajaja el próximo es ya el último capítulo, los verán ya en la escuela retornando a la 'normalidad' no sin antes hacerles un favorcito a Akaya y Renji haha en fin, espero que les haya gustado y no se pierdan el último capítulo.

Siguiente capítulo: Secreto.

¡Nos vemos!


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