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White Room's Secrets por AliceNya

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Notas del capitulo:

Último capítulo: Secreto

La palabra 'Secreto' no es más que una convención semántica y social. Y para el amor, las convenciones se van siempre al diablo. Espero que les guste este último capítulo.

Aún no comprendieron cómo es que nadie fue a tocarles la puerta ese día, o a interrumpir con alguna tontería de médicos… Se vinieron más veces que los días de la semana y fue un milagro no el que Yukimura hubiera salido con éxito de la cirugía, sino el que pudiera salir caminando al día siguiente que le dieron el alta.


Cuando comenzó la travesía de su historia en el hospital, jamás pensó que recordaría con nostalgia algunos de esos días. Todo lo llenaba de hastío y ahora recordaba cada detalle como si fuera el mejor recuerdo. Y lo era. Las paredes blancas que los habían escuchado, la sábana blanca que fue testigo de un mar de pasión, la bata que aún guardaba para esos momentos fetichistas en los que recordaba cómo había hecho el amor tantas veces y salir casi ileso. Una vez más y seguro yo hubiera tenido que quedarme en el hospital más tiempo. Rió un poco con esa idea.


- Yukimura… –comenzó Akaya.


- ¿Qué deseas?


- Etto… ¿Qué pasó entre tú y Sanada en el hospital?


- ¿Ah? ¿Por qué la pregunta? Se supone que nadie sabe nada.


- Sólo lo decía porque Sanada está muy raro…


- ¿En qué sentido? ¿Qué pasó ahora?


- Está demasiado feliz, buchou.


- ¿En serio quieres saber lo que pasó?


- Pues sí –dijo tímidamente.


Yukimura ya se imaginaba que querían entrometerse, así que decidió jugar un poco con el pobre Akaya, y de pasada, hacerle un favor.


- Llama a Renji primero, por favor.


- ¿A Ren? ¿Y por qué?


- Llámalo y no me cuestiones.


Con un montón de dudas en la cabeza, el cabeza de alga fue a llamar a Renji, quien estaba peloteando con Yagyuu. Tal como lo había pedido, lo llamó y le dijo que Yukimura quería verlo.


- ¿Tú no vienes?


- Voy después –dijo mientras lo llevaba al salón donde había encontrado a Yuki y se fue. Estaba ansioso por saber lo que Yukimura le diría después que no pudo irse del todo y se dedicó a espiar.


- ¿Akaya? ¿Qué haces por aquí? Deja de holgazanear y ve a las canchas –le dijo Sanada, quien había salido del entrenamiento para buscar a Yukimura.


- Ehmm… Está bien –respondió refunfuñando.


- Este kohuai… No sé qué le ve Renji…


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- ¿Entendiste?


- Por supuesto, Yukimura.


- Ahora ve, que seguro Sanada me está buscando.


- ¿Cómo es que estás tan seguro?


- Sólo lo sé –dijo con una sonrisa. I’m fabulous.


Yanagi salió, y vio a Sanada cerca de ahí y, tal como había predicho el buchou, lo estaba buscando.


- Te está esperando en el salón –dijo eso y se marchó a buscar a Akaya.


Cuando lo encontró, le dijo que ahora quería verlo a él, por lo que, ansioso por saber lo que estaba pasando, simplemente corrió hacia el salón donde estaba Yukimura con Sanada, no precisamente estudiando. Habían cerrado la puerta y sin más preámbulos Yukimura se abalanzó sobre el moreno para besarlo, se colgó hasta con sus piernas e hizo que Sanada se apoyara en el escritorio para poder sostener al albino. Éste le sacó la gorra y se la puso, empezó a seducirlo y, como quien no quiere la cosa, Sanada ni protestó. Akaya, que había llegado en plena escena, se quedó con la boca abierta al ver tal espectáculo por la ventanita de la puerta. No sabía si irse o seguir viendo, y cuando por fin decidió irse, volteó el rostro y se encontró con una cara conocida.


- Es de mala educación espiar así a tus senpais, Kirihara.


- Yo sólo… Es que… No quería… –intentó explicarse con su tercer sempai, pero éste tenía una mirada que no reconocía, además de que casi nunca abría los ojos. Se empezó a poner más nervioso– ¿Qué… qué pasa?


- Después de lo que has visto… ¿No quieres intentarlo? Vamos, sé que te gusto…


- S-sí pero…


- Ven –y así fue como Renji y Kirikara tuvieron su primera-media aventura. Yukimura le había dicho sobre los sentimientos de Akaya, pero que al ser tan tímido en ese aspecto, era además lento. Renji también andaba igual, por lo que un empujoncito no les iba a caer mal…


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- Sanada… –decía Yukimura con el pantalón a medio sacar– te diste cuenta de que Akaya nos vio, ¿verdad?


- ¿Crees que diga algo? –no se había percatado realmente de la situación pues estaba demasiado ocupado con el cuerpo de Yukimura. Esa piel blanca sí que lo tentaba.


- No –respondió sonriendo–, no si quiere que también guardemos su secreto.


- ¿Mmm?


- Si Akaya habla, hablaremos también de lo suyo con Renji.


- ¡¿Ya están saliendo?!


- Acabo de verlos yendo a hacer lo mismo que vamos a hacer nosotros…


- Yuki… Te amo –dijo besándole el cuello– pero no creo que pueda hacerlo ahorita


- ¿Por qué no? Oh vamos, Sanada, ¡todavía no lo hemos hecho hoy!


- Quiero arruinarle la fiestecita a Akaya primero. Renji luego me perdonará –dijo sonriendo a medias.


- Y después dicen que yo soy el malvado –sonrió también y lo besó en los labios.


Se cambiaron rápido, haciéndole jurar a Sanada que lo harían más tarde. Siguieron los sonidos que salían del salón que estaba unas cuantas aulas más al lado de donde habían estado ellos, y con la expresión más enojada, y a la vez fingida, abrió la puerta y gritó:


- ¡AKAYA! ¡ESTÁS A LA MITAD DE UN ENTRENAMIENTO! ¡VE A CORRER 100 VUELTAS! ¡TARUNDORU! –dicho esto, Akaya trató de ponerse el polo que Renji le había sacado, dejando a la vista las marcas que tenía en su pecho recién hechas por su compañero y saliendo hecho jirones sin poder acomodarse bien la ropa. Yukimura, que se había hecho a un lado, se reía disimuladamente.


- ¡Yukimura! En ningún momento me dijiste que Sanada iba a intervenir así –dijo molesto Renji


- Tranquilo, Ren. Estoy seguro que ahora que lo has dejado con más ganas, tendrás una buena recompensa más tarde –Yukimura lo había hecho meditar sobre esto, por lo que le dirigió una sonrisa torcida teniendo en mente todas las cosas que iba a hacerle al chiquillo mientras se iba también a las canchas.


- ¿Intervenir así? –arqueó una ceja pidiéndole una explicación a Seiichi.


- Fue por el bien del club –respondió Yukimura sonriendo–, es curioso que todos tengan el mismo secreto, ¿no lo crees?


- ¿Y… Quieres que siga siendo un secreto? –preguntó Sanada con un poco más de seriedad.


- A veces eran tan baka, Genichirou… Un secreto como el de nosotros, como el de Akaya o el de Niou, nunca es realmente un secreto.


- Yukimura… Puede que seas el Hijo de Dios –y luego añadió susurrando– pero eres mío, sea secreto o no.


- No.


- ¿No?


- No –dijo sonriendo– tú eres mío, Emperador. Mentira a medias, es obvio que soy tuyo… Pero siempre te vi mío.


- ¿Quieres ir a otro lado a comprobarlo?


- ¿Y qué hay con el entrenamiento? –preguntó Yukimura con inocencia fingida.


- Si no hay capitán y vice-capitán, no hay entrenamiento –con esto, cargó a Seiichi como le gustaba que lo hiciera, como lo había hecho en el hospital y como quería que lo hiciera cada día. Dirigiéndose a los vestidores, se propusieron reiniciar lo que habían dejado a medias en cierto salón de clase…

Notas finales:

Bueno, todo tiene su final dice la canción. Espero que les haya gustado y me encantaría leer sus comentarios. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, aprecio mucho que se hayan tomado la molestia de leer :)

¡Nos vemos pronto!


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