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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Los labios de Fye encontraron los suyos y un ardiente despertar apresó los sentidos de Kurogane que abrazando al otro lo llevó hasta la pared. Lo besó con demencia por unos instantes para después darse cuenta de lo que hacía.

 

Si alguien nos viera…--dijo antes de mirar alrededor. Se sentía prisionero de su propio deseo. Luego miró con pavor al otro—Debemos mantener nuestra distancia—dijo de pronto y se alejó.

 

¿Pero que te sucede? He dicho…--dijo el rubio.

 

Sé lo que desea pero también lo que más le conviene. Elija el camino correcto—le dijo el pelinegro sorprendiendo a Fye.

 

¿Qué elija?—preguntó el noble.

 

La faz de Kuro se tornó sombría—Su futuro se verá empañado si sigo acompañándolo…--

 

¿Mi futu…?—trató de preguntar el ojos azules a quien no le oía.

 

Debe seguir con sus relaciones presentes. Tal vez el rey pueda…--decía Kurogane mientras DeFluorite intentaba entender lo que decía.

 

¿Relaciones presentes? ¿De que hablas? ¿Qué se te ha metido en la cabeza?—preguntó el ojos azules.

 

Nada—contestó evasivo el otro—Debo irme—añadió luego de un momento.

 

¡Un momento! ¡Tú no te irás hasta…!—Fye quería explicaciones, agarró la manga del que ya había volteado con fuerza. Por su bien el ojos rojos trató de apartarlo pero sin darse cuenta con demasiado esfuerzo y el rubio terminó trastabillando y dándose con la pared. Quedó sentado y agarrándose la cabeza con una mano. Si fuera cualquier otro el ex gekkian lo hubiera dejado ahí pero era casi la razón de su existencia.

 

¡Amo! ¿Se encuentra bien?—preguntó tratando de tocarlo pero el otro evitó el contacto de un manotazo.

 

¡Deja de decir estupideces!—dijo de pronto enfadado el ojos azules—Si tanto te preocupara mi bien no te irías de mi lado—los azules y los rojos se encontraron a poca distancia, el calor que manaba de él rendía a Kuro a sus sentidos, hasta que después de unos segundos se dio cuenta. ¡Su calor! Sin esperar bienvenidas puso su mano raudamente sobre la frente del otro. Estaba que hervía de fiebre. En ese momento la lucidez abandonó los azules y su cuerpo empezó a caer. Kurogane evitó que llegara al piso.

 

¡No me abandones! ¡Te necesito! A nadie más que a ti—le dijo con un hilo de voz Fye.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alguien tocó a la puerta. Molesto Kurogane fue a atender—El rey solicita la presencia del señor DeFluorite—

 

Dígale que se vaya a…--trató de gritarle el pelinegro pero se contuvo, miró atrás por un momento y luego agregó—Yo iré en su lugar—

 

Pero su majestad quiere que vaya el señor DeFluorite—le contestó el enviado.

 

¿Y a mí qué?—preguntó el ojos rojos con pocas pulgas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡No recuerdo haber enviado por ti!—dijo el melado mirándolo a los ojos.

 

Pues es lo que hay—le contestó Kuro sin muchos ánimos de conversar con ese hombre.

 

En fin… hace muchos días que no he visto a tu amo. Quería saber que tal está—preguntó Joey, los ojos del otro le dieron la respuesta—Ya veo—

 

Fye no había hecho más que empeorar. Después de dos días la fiebre subió tanto que los delirios eran frecuentes cuando no estaba dormido. Él había permanecido junto a su cama sin moverse todos esos días, sufriendo con cada retroceso mientras el médico le decía que no haría más que empeorar.

 

El médico de la corte me ha informado de su enfermedad. Según dicen no hay remedio—dijo el ojos mieles.

 

Si es todo quisiera volver con mi amo—le dijo el ojos rojos con el rostro volteado. No quería ser descortés ahora por su amo pero le era difícil.

 

¿Estás tan ansioso de volver que no me escucharás cierto?—preguntó el rey.

 

¡Tsk!—Kuro se aguantaba pero era difícil, pensaba que Fye en un delirio podía lastimarse estando solo.

 

¿Y si te dijera que puede que haya una cura?—preguntó ahora Joseph.

 

Los rojos ojos ansiosos se volvieron hacia el otro.

 

Veo que estás interesado—le dijo Wheeler.

 

¿Y cómo no estarlo?—preguntó con evidente fastidio el ex gekkian. Al ver la sonrisa del otro preguntó--¿Qué quieres a cambio?—

 

Con tu absoluta lealtad me basta—le contestó el rey—Es pesado tener a una potencia como tú tras de mi todo el tiempo. Tengo que ocuparme de demasiados enemigos y tú eres lo suficientemente irritante. Pero siendo alguien que no me moleste y pueda cumplir algún que otro trabajo me quitarías cierto stress—

 


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