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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Endimión, un hombre estaba caminando por la calle de entrada mientras alguien pasaba a su lado menciónó—¡Ese es el rey!—el encapuchado miró hacia donde el hombre miraba mientras este proseguía—Siempre con sus dragones—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gozaburo no podía creer tal afrenta. Su honor sería destruido en cuanto todos se enteraran de lo que su hijo y el rey planeaban hacer. Tantos años cuidando el buen nombre de la familia y ahora…

 

Luces abatido—dijo una voz familiar desde el vano de la puerta y el postrado pelinegro miró sorprendido a su interlocutor. Este entró y se deshizo de su capucha como de las dudas que el corazón de Kaiba albergaba—Creo que sería interesante que me ayudaras—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Aquí tienes!—dijo el pelinegro dejando el frasquito en la mesa de noche y planeando retirarse.

 

El rubio lo interceptó mientras se dirigía a la puerta y le preguntó--¿Qué rayos te pasa?—el enfado de Kuro era tan palpable que enfadaba a su amo.

 

No me pasa nada—le respondió Kurogane—Ahora tengo algo que hacer—

 

¿Crees que soy estúpido?—preguntó el ojos azules.

 

El terco ojos rojos se mantuvo callado e intentó evadir contestarle saliendo pero otra vez el rubio se puso delante.

 

¿Qué pretendes?—preguntó DeFluorite.

 

Salir—le contestó el parco pelinegro.

 

¡No te dejo!—se opuso el ojos azules. El otro respiró hondo, volteó y se fue a acostar a un sillón cercano dándole la espalda--¿Qué pretendes?—preguntó ahora.

 

Dormir—dijo el ex gekkian--¿No es obvio, genio?—Era obvio que el ojos rojos estaba molesto con él pero Fye no tenía ni idea del porqué. Una traviesa sonrisa sustituyó al ceño fruncido. De pronto el pelinegro sintió algo que lo empujaba por la espalda y al medio voltear vio al otro--¿Qué…?—

 

¡Córrete! ¡Voy a pegarme como una lapa hasta que me digas que diablos te ocurre!—le dijo el ex rey.

 

Kuro iba a reclamar pero al voltearse fue percibir su olor y perder. Fye pudo ver en sus ojos su deseo.

 

¿Por qué estás enojado conmigo? No recuerdo haberte hecho nada para que estés así—le dijo el ojos azules.

 

Tal vez el problema de memoria sea el verdadero problema. ¿No crees?—preguntó el moreno—Será mejor que me vaya—dijo el ojos rojos tratando de levantarse y pasar por sobre el otro para lograrlo pero el rubio lo detuvo tomándole del brazo y sus ojos estuvieron a milímetros.

 

¡Quiero ser tuyo!—le susurró el ojos azules.

 

¡Tsk!—expresó Kurogane. El méndigo ex reyecito dominaba sus puntos débiles. Despacio la boca de DeFluorite se acercó a la de él y él la miró atentamente, pensando que lo dejaría besarlo hasta que recordó y de la cólera se alejó estirando sus brazos y luego se salió del sillón para llegar hasta la puerta.

 

Estaba abriéndola cuando una mano la empujó desde detrás de él y una cabeza se apoyó en su columna—No aguanto que me odies. Dime Kurorin… ¿Qué te he hecho?—

 

Estuvo a punto de fastidiarse cuando el otro mencionó el mote pero luego pensó en el doloroso tono que usó el otro. Ni muerto iba a mencionar ese motivo. Eso era seguro.

 

Tómate tu medicina. Hablaremos mañana—le dijo el pelinegro sin voltear.

 

Fye comprendió que esa era la única manera de que el otro lo dejara entrar. Tenía que dar tiempo a Kuro a que se deshiciera de la afrenta en su mente y volviera a ser el de antes. Despacio se apartó de su espalda y soltó el pomo de la puerta.

 

Dí que me amas—pidió el ojos azules.

 

¡No seas idiota!—le gritó el otro antes de voltear un poco a mirarlo. La forma en que lo dijo sonaba tan familiar. Era el viejo Kurororo pensó el rubio con alivio. El ojos rojos iba a cerrar tras de si la puerta cuando el ojos azules recordó algo y lo llamó--¡Kurogane!—el otro lo miró—Recuerda que mañana hemos quedado en almorzar con la princesa—dijo con una sonrisa pero en el acto se arrepintió de mencionarlo pues el rostro y los ojos de Kuro se volvieron como los de antes, había algo de tristeza en su mirada ahora también. ¿Qué estaba pasando?

 

¡Ya!—dijo el ojos rojos antes de salir de ahí.


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