¿Qué pretende?—preguntó el ojos rojos al rey mirándolo fijamente.
Eso lo sabrás a su debido tiempo, solo tienen que permanecer en el salón—le contestó su majestad .
Si es por el ataque estoy seguro que Gozaburo Kaiba esta metido en esto. ¡Déjeme probarle que…!—dijo el pelinegro.
¿Tienes alguna prueba?—preguntó Joey—Puedes haberte confabulado con este hombre dado que sabes muy bien que es imposible que puedas atacarme y todos sabemos que no te agrado demasiado—añadió mirando a los ojos del ex gekkian.
Era cierto. No podía probar que el asesino no tenía vinculación con ellos pero al menos…--Yo asumiré toda la responsabilidad. Mi amo…--trató de decir.
¡Kurogane!—gritó el ojos azules a sabiendas que era inocente y que trataba de inculparse para salvarlo--¡No le crea!—gritó al rey.
¿Entonces tú también estabas metido en esta traición?—preguntó el melado al ex rey.
Era la oportunidad perfecta para deshacerse de ambos. Concluyó el moreno. Estaba servida en bandeja de plata.
No yo…--trataba de responder el asolado Fye.
¡He dicho que he sido yo solo, él no tiene nada que ver!—lo defendió el pelinegro ansioso de que el otro saliera de sospechas.
¡No mientas, Kurogane! ¡Su majestad, él solo…!—trató de defenderlo DeFluorite.
¡Hermano, estoy segura de que ellos no han sido!—dijo la algo estupefacta Serenity, confiaba en ellos aún cuando Kurogane insistía en decir que él lo había planeado. Tenía miedo por el futuro de ambos ya que los consideraba sus amigos y sabía que para Fye sería un golpe muy fuerte perder a su querido amigo de toda la vida.
Pero el rey le detuvo con una mano--¡Ya he oído suficiente!—
¡Mi rey!—trató una vez más el ojos azules.
¡He dicho que es suficiente!—repitió el monarca mientras Eisenbeck al lado de su princesa miraba la entrada, quería llevársela del peligro rápidamente. Quien sabe que cosas tenía planeadas ese terrible rey para castigar a sus vasallos desleales. No quería que su alteza resultara herida sin querer—Solo quería oírlos. Sé muy bien que no son culpables pero quería ver hasta donde intentarían protegerse mutuamente. Ahora si queremos probar sus inocencias sin duda alguna pues la confesión del idiota puede sembrar dudas tienen que esperar quietecitos—Joey luego se volvió hacia el asesino herido--¡Tú date la vuelta y hazte el muerto!—le ordenó, como el hombre le mirara fijamente el añadió—A menos que quieras estarlo de verdad—entonces el hombre hizo lo que se le ordenaba. El ojos mieles tiró la capa sobre el hombre de manera que solo se veían sus pies y mientras todo mundo se preguntaba que estaba haciendo él fue a una silla que estaba de espaldas a una de las entradas de dicho salón y luego se sentó muy quieto como esperando paciente un nuevo acontecimiento.
Los hombres se dieron cuenta aunque las mujeres lo miraban intranquilas hasta que de pronto las puertas del salón se abrieron y una figura apareció por ellas. Con paso teatral se dirigió hacia el cuerpo caído y sonriendo le dijo, mientras todos menos el rey lo veían—¡Al final has caído como todos los tuyos! ¡Nadie es mejor que yo! ¡Y yo soy el único que merece ser rey de Iskabad!—el personaje reía mientras se acercaba al caído cuerpo.
Una palabra escapó de los labios del asombrado Fye en forma de pregunta--¿Padre?—
Sabía que no eras digno de ese puesto—dijo el ex rey Midas mirando con desprecio a su hijo.
¿Midas?—preguntó Sere confundida.
¿Ella es la hermana de ese bastardo? ¡Atrápala! Debemos matar a toda esa estirpe maldita—dijo el viejo a su hijo.
Pero este se negó--¡No haré tal cosa!—
¡Siempre fuiste como tu madre! ¡Un inútil! Ni siquiera pudiste mantenerte en el poder un año y eso que te dejé el puesto en inmejorables condiciones—le dijo su padre--¡Kurogane, tú tienes lo que hace falta! ¡Mata a esa perra!—gritó indicando a la muchacha pelirroja que comenzaba a asustarse de ese déspota enloquecido aunque sabía que su hermano estaba cerca, pero ver esos ojos era como ver el fondo de un pozo sin fondo--¡Mátala antes de que llame a esos malditos bichos!—El ex gekkian negó con la cabeza y el enloquecido Midas le increpó—¡Maldito! Al final resultaste tan inútil como Fye. Yo esperaba que mejorarte te hiciera más útil. ¡Yo mismo mataré a esa maldita mujer!—dijo dirigiéndose hacia ella con una daga levantada y el ojos rojos se colocó entre ambos en posición de combate ya que en presencia del rey siempre estaba prohibido portar armas para quien no fuera soldado.