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REY DE DRAGONES (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Midas miraba al enorme animal mientras pensaba que esto era mucho peor de lo que había esperado ese día de septiembre cuando decidió hacerse el muerto para despistar a sus enemigos.

 

 

 

6 meses antes…

 

Midas se encontraba de visita en los parajes del País del Sur, sabía que tenían oscuras intenciones pero jamás pensó que se atreverían a atacarlo en sus propias tierras mientras él era custodiado por su propio ejército. Sus enemigos eran gente muy ducha en el arte de asesinar sin que nadie se diera cuenta.

 

Un veneno en una carne servida por un sobornado cocinero. Dos noches de fiebre y al final la penosa muerte. Tres hombres más perecieron al mismo tiempo, víctimas de una misteriosa plaga y esa fue la excusa perfecta para obligarlos a enterrarlos allí mismo. Los médicos sureños fueron terroríficamente sinceros de lo que podía suceder si una plaga llevada en esos cuerpos infectos fuera llevada a Iskabad y la mano derecha de Midas aceptó sepultar sus cuerpos allí mismo y marchar con la triste noticia.

 

Pero la muerte no era tal. Ese poderoso veneno administrado de la manera correcta lograba que el metabolismo de una persona bajara tanto que todos daban por supuesto su muerte pero la persona seguía viva. Esa misma noche vinieron por sus cuerpos. A los tres soldados los degollaron y lo tomaron prisionero a él. Para su desgracia era un pequeño escuadrón de cuatro hombres y después de dos días de camino el rey se las ingenió para aniquilarlos en medio del bosque.

 

Se mantuvo en las sombras para evitar que sus enemigos se enteraban de por donde iba aunque lo buscaban en secreto desde que vieron que el escuadrón no llegaba. Le llevó mucho tiempo cruzar la frontera debido a todo el personal dispuesto en ella para encontrarlo y lo hizo justo cuando estos habían desaparecido. Supo después por un tabernero de la frontera que todos estaban en su reino buscando hacerse con él. Cabalgó por días esperando poder llegar a tiempo de alguna manera pero entonces en una villa se enteró de que su enemigo no solo no había vencido sino que había despertado a un nuevo progenitor de dragones que ahora ostentaba el trono con mano de hierro y crueldad inigualables.

 

Se dijo que ese hombre sería un hombre de cuidado. De seguro era hermano del último y estaría buscando venganza contra la suya. ¡Que el inepto de Fye pagara las consecuencias! Después de todo él era el que se había dejado despojar de la corona.

 

Tiempo después supo que no solo el nuevo rey no se había cobrado venganza de su hijo sino que este ahora ostentaba un rango oficial, primero enfureció por lo que parecía una traición por parte de su hijo pero luego contempló que tal vez este no era tan sonso como siempre pensara. Después de todo había salvado el cuello en una situación difícil. También pensó que tal vez ese rey no era tan excelso como él había pensado. Quizás tendría una oportunidad de recuperar su reino. Tenía uno o dos nombres en la cabeza de nobles que se sentirían satisfechos con su vuelta al mando. Después de todo siempre había hecho que sus bolsillos engordaran.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6 meses después…

 

Todo había sido fácil con Gozaburo y Derrik pero ahora, a mitad de la partida las cosas se habían vuelto en su contra.

 

¡Padre!—gritó Fye desde el otro lado del salón mientras era retenido por Kurogane y las princesas miraban todo con desasociego.

 

Midas lo miró un momento y luego volteó la cara con desprecio, sin dignarle con una palabra. La mano que el otro levantaba hacia él cayó con desánimo.

 

¡Así que eres el pequeño humano que ha osado atacar a los míos!—exclamó el dragón--¿Qué es lo que tienes pensado para él?—preguntó a Joey mientras elevaba la cabeza hasta que su cuello estuvo en posición vertical.

 

La otra cabeza permanecía mirando alrededor como desconfiada, buscando amenazas, silenciosa como una serpiente que busca una presa.

 

Aún no lo decido—le contestó Wheeler.

 

¿Por qué no se los dejas a ellos?—preguntó el dragón blanco refiriéndose obviamente a los tres dragones negros que llenos de ira bamboleaban sus colas y mostraban sus gigantescos dientes en dirección a Midas—¡Sería lo justo!—añadió. ¿Por qué ellos? Se preguntaron los otros expectantes. Míralos, se retuercen por devorarlo. Tal vez no sean conscientes del porqué pero ellos son los verdaderos merecedores de esto. ¿No lo crees? Le estas negando lo que por derecho es suyo—


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