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En casa de los hermanos.
Ritsu-ni, debo…… debo decirte algo – decía el menor de los hermanos tratando de llamar la atención del mayor que empacaba sus pertenencias
-Misaki, me lo puedes decir mientras empaco…. Haitani regresara para burlarse y echarnos a patadas debemos tener listas nuestras cosas para salir – decía desanimadamente mientras empacaba, si tristeza, vergüenza y decepción eran tanta que ya ni siquiera le dolía la espalda, pero debía ser fuerte por Misaki, no podía dejar caer su espirito ante su hermano.
-esta…está bien …. Yo… yo…. Hoy … antes de que los fuegos artificiales se adelantara… me acosté con usagi-san… y bueno – no podía hablar claramente, pero dicho fue suficiente para hacer que su hermano volteara y dirigiera su mirada a él. –pero… no tienes que preocuparte, antes de regresar le dije que debía casarme con alguien le con te todo lo de la apuesta y el acepto- dijo apresuradamente a su hermano él sabía lo que significaba el haberse entregado a su príncipe, pero no le importaba, se enamoró de él .
-Misaki… tú eras consiente que tu decisión no solo te concernía a ti… que se supone le dirás cuando…. Cuando pregunte por su padre –dijo el mayor con una voz que el meno jamás había escuchado, era ¿fría?, no, no lo era más bien era ¿triste y decepcionada. –su nombre…. Cuál es el nombre de ese hombre …. ¿Lo sabes? – pregunto sin verlo a los ojos solo dirigió su mirada al suelo, estaba al borde del colapso.
-yo bueno….es… yo… -las lágrimas del menor salieron desprevenidamente, jamás pregunto su nombre para él era usagi-san, como fue tan idiota como para no preguntar su nombre – no… no lose, perdóname hermano, creo que solo te e causado problemas –trato de sonreír el menor pero su sonrisa fue deformada por una mueca de dolor y tristeza mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas el castaño menor callo de rodillas al suelo mientras apretaba su vientre -yo no quiero ser esto, porque somos así, nunca quise poder tener un hijo –el menor callo en la desesperación al no sabes que hacer las palabras de su hermano lo pusieron en duda después de todo el peliplata bien pudo mentirle, muchos extranjeros fueron invitados al palacio, tal vez nunca vuelva a ver al hombre que le robo el corazón.
-misaki, tranquilízate, esto, esto es solo mi culpa, si no fuera por esta maldita apuesta, tu podrías tener una familia normal, me deje llevar por mi desprecio a haitani y te involucre – decía mientras abrazaba a su hermano en el suelo, él estaba al borde del colapso, pero no podía permitírselo, no con misaki así, él debía ser fuerte para su hermano y su futuro sobrino –misaki, por favor responde ¿tu… amas a ese bebe? –El menor de los castaños seco sus lágrimas y volvió su mirada hacia su hermano –desde que decidí estar con usagi-san, yo lo ame –dijo y comenzó a llorar de nuevo.
-entonces…yo también – el menor dudo un momento y su tristeza desapareció al ver a su hermano sonreír, el mayor lo abrazo a su pecho aun en el suelo y beso su frente –debemos esforzarnos juntos, ahora ya no tenemos hogar, pero no significa que sea así siempre además en menos –se pudo de pie y extendió la mano a si hermano para que se levantara –todo eso será en menos de un año después de todo pronto seremos tres –abrazando a su pecho a su pequeño hermano.
-misaki ¿quieres que pasemos la noche en la vieja habitación de mamá? Si esta es nuestra última noche en esta casa creo que es el mejor lugar para despedirnos de ella ¿no lo crees? – preguntaba mientras secaba las lágrimas de su hermano.
-sí, ritsu-ni, pero primero terminemos de empacar – misaki no sabía si su príncipe era o no honesto pero planeaba ir a buscarlo al menos merecía explicarle algo tan extraño y complicado como que se convertiría en padre por acostarse con un hombre.
En palacio.
-el baile aún no termina –dice desanimado el azabache a su amigo mientras desde el balcón de su habitación ven las luches en el cielo nocturno.
-lose…. Crees que regresen, en la mañana quiero decirle a mi padre que me casare con Misaki –dice seriamente el peliplata mientras se recuesta en la cama del azabache.
-espera como que te casaras con misaki, entiendo que lo ames pero tienes en cuenta que eres un príncipe, no puede ir por ahí y casarte a la ligera, además ………. No es justo debería casarme yo primero con ritsu –reclamaba a su amigo el azabache, después de todo su padre estaría hay en la mañana podría decir lo que quería después de todo era el príncipe de un reino hasta hace poco enemigo que mejor manera de hacer las paces que casarse con un habitante del reino rival.
-masamune, claro que sé que soy un príncipe y esta el asunto de heredar la corona y todo eso pero, solo me casare con alguien a quien amo y ese es misaki, mi mañana no se presenta en palacio para tu tonta despedida… que ni siquiera te vas a ir, iré a buscarlo a donde haga falta – se lento para regresar a su habitación, quería dormir para recordar la maravillosa tarde que paso con su castaño.
-creo que por primera vez estoy de acuerdo con una de tus insensateces, mañana le buscare a ritsu y le pediré que regrese con migo a mi reino, sin importarme lo que mi padre o cualquiera diga- una sonrisa se formó en los labios del azabache al imaginarse junto a su castaño paseando por los jardines de su palacio, lleno de rosas y con la vista perfecta del mar.
Los cuatro fueron a dormir dos de ellos en palacio esperando por el amanecer y por su respectivo castaños.
Los otros dos, durmieron en la antigua cama de su difunta madre, en la espera del hombre que los echaría de su propio hogar, nada más les quedaba, solo pensar en el mañana y en que harían para seguir.
Los cuatro necesitaban recuperar fuerzas para su ajetreado día de sorpresas desventuras, encuentros y reencuentros.
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En la mañana.
-ritsu-ni… despierta ya es de día, que raro haitani aún no regresa – novia suavemente a su hermano para despertarlo, sin duda el más fatigado debía ser él, siempre preocupado por no desproteger a su hermano.
- cinco minutos más misaki, prometo que después me levantare –decía entre dormido el mayor, quien apenas pudo dormir.
-buenos días, me alegra que despertaran, bajen a desayunar con migo – esa voz petrifico a ambos chicos, era haitani desde el marco de la puerta, parecía sobrio, pero no había llegado en toda la noche seguro recién llegaba.
-que planeas haitani –pregunto con una mirada de odio el mayor de los hermanos desde la cama.
-nada solo quería desayunar con mis hijastros después de todo hace mucho que no lo hacemos ¿no es así? –fue lo último que dijo antes de bajar las escaleras, dejo a los castaños dudosos, pero no podían negarse.
En palacio.
A primera hora de la mañana la caravana real llego a palacio, dentro venia nada más y nada menos que el padre de masamune y no se llevaba nada bien con el padre de akihiko.
-buenos días alteza –fue el primer saludo en el salón del trono de ambos reyes, se detestaban, no se sabe por qué, pero era así, antes de que el ambiente se tensara el padre del peliplata hablo.
-¿mantendrás el acuerdo de hace diez años entre nuestros hijos o planeas romperlo? –pregunto fríamente casi podría decirse que era una manera de retarlo.
-claro que lo respetare, fue una promesa entre caballeros quiero creer, además fue frente a una dama. –respondió sutilmente.
-¿diez años…. Crees que los chicos estén de acuerdo? , después de todo su madre murió y su padrastro es un irresponsable, nadie pensaría que ese hombre alguna vez llego a ser un médico – decia melancólicamente al recordar a su vieja amiga, pero
-majestad, majestad, por favor venga no creerá si no lo ve, venga vea quien está en palacio.
Ambos reyes con algo de curiosidad pero mayor mente molestia bajaron al salón para ver a la visita que interrumpía su reunión, mientras el escandalo despertó a los jóvenes príncipes que aun dormían.
Mis majestades –anunciaba el mayordomo más viejo con una gran sonrisa -permitame aunciar la llegada del rey Asami Ryuichi de las islas del oeste, su majestad Takaba Akihito príncipe de las islas del oeste y…. su asesora real …. La duquesa Milia –el mayordomo sonreía mientras la duquesa hacia una reverencia frente a los reyes mientras ambos príncipes desde las escaleras se quedaban sin aliento al ver a un fantasma la madre de quienes aman frente a ellos.
-mis queridos amigos fue un largo tiempo sin verlos pero me da gusto poder estar frente a ustedes hoy …. – no pudo terminar de hablar ambos reyes la abrazaron fuertemente, ella no era solo su consejera sino su más grande amiga sin mencionar que su próxima consuegra después de todo, su tratado de paz consistía en casar a dos príncipes de reinos rivales con dos hermanos del mismo reino, capaces de concebir una vez y mantener la herencia real, una especie casi instinto, pero aun presente en ese único reino aunque ambicionados por muchos.
En casa de los hermanos.
En la mesa el ambiente era completamente tenso.
-para que nos quieres haitani porque simplemente no nos echas y ya –reclamaba el mayor de los castaños cuál -es tu plan
-muy simple, ustedes perdieron esta casa, la herencia y todo en ella es mío, pero –una sonrisa malévola se formó en su rostro, era despreciable los castaños sabían que nada bueno resultaría de lo que él quería. – ritsu, si tu aceptas ser mío en todos los aspectos, tanto tu como misaki pueden quedarse en esta casa no solo eso pondré todo a nombre de misaki y le entregare todo lo que su madre dejo – ninguno de los hermanos dijo nada, fue tan sorpresivo estaban en shock no imaginaban ese tipo de proposición. –piénsenlo, si se van nadie los contratara en el pueblo, si salen del reino será aún más difícil además son un par de fenómenos no creen que aun cundo conozcan una mujer les preguntara porque no pueden tener hijos y peor aún si se meten con un hombre los odiara por darles un hijo que quien sabe puede ser horrible o deforme, piénsalo ritsu –sonrió mientras comía su desayuno los hermanos mantenían su silencio.
-¡imposible es una completa estupidez, Ritsu-ni díselo jamás aceptara, nos vamos haitani ya no tendrás poder sobre nosotros ya no somos niños! –por primera vez misaki alzaba la voz ante haitani pero su hermano mayor no decía nada solo estaba inmóvil, petrificado hasta que por fin voz salió de su boca.
-esta ….. bien acepto, simpre y cuando todo pase a ser de misaki acepto las demás condiciones haitani – el menor no concebía lo que escuchaba su hermano parecía muerto en vida, solo respondió por su bien después de todo si era una carga fue lo que pensó.
-ritsu-ni, no hagas esto, por favor nuestra madre no querría verte junto a un desgraciado como el si es por mí no lo necesito tú lo dijiste anoche no es cierto juntos saldríamos adelante juntos –el menor estaba a punto de llorar haitani se levantó dirigiéndose al mayor misaki solo veía con tristeza como su hermano no reaccionaba después, frente a el haitani beso a su hermano de una forma tan burda, sucia y asquerosa, su lengua era visible y ritsu solo se dejaba llevar, era despreciable para misaki pero una opresión en su pecho lo lleno de tristeza al ver llorar a su hermano sin hacer ninguna expresión.
-perdóname ritu-ni. –fue lo único que salió de sus labios pero unas trompetas interrumpieron tan despreciable escena, haitani se desprendió de ritsu mientras un hilo de saliva aun los unía.
-ya regreso MÍ ristu –lo dejo mientras abría la puerta para su sorpresa.
-buenos días como mensajero de la corte real, traigo dirigido al seños haitani y sus hijastros Misaki y Ritsu una proclamación de presencia inmediata en la corte del rey a petición de la segunda lectura del testamento de la duquesa milia – para haitani eso significaban buenas noticias más dinero y control total sobre Ritsu.
-ritsu, misaki vengan iremos a palacio, al parecer su madre dejo una sorpresa para ustedes – para misaki esas palabras significaban una esperanza si se encontraba con su príncipe el podría ayudarlo con lo que estaba pasando.
-niños a palacio –dijo con una sonrisa haitani antes de partir.