Uchiha desvió la vista para no caer en la tentación de arrebatar una vida, aunque fuera la de ese inútil que los hizo caer sin razón sólida cuando escuchó que el otro le decía--¡Tú también estás herido!—sorprendido el pelinegro primero lo miró para asegurarse de que lo dijo y luego se miró donde apuntaba Naruto.
Una enorme línea carmesí cruzaba la palma y parte del dorso de su mano y sin poder creer del todo que una caída tan boba le hubiera causado daño se la miró mientras el otro revolvía su mochila. De pronto su mano fue tomada y jalada y se encontró con el rubio que se la estaba vendando.
Estupefacto Sasuke lo miró por un rato mientras el otro se concentraba en su tarea--¿Cómo es que llevas vendas en la mochila?—preguntó.
¡Jejeje!—se rió con algo de vergüenza el otro—Mis tíos me obligan a traerlas. Tengo muchas clases de deportes y suelo tener accidentes digamos casi todos los días—le dijo con su sonrisa boba como disculpándose.
¡Por ser tan menso!—le dijo sin disimulo el pelinegro haciendo que el otro frunciera el ceño.
¡Oye! ¡Yo te trato bien y tú…!—dijo disgustado el rubio terminando su tarea y entonces Sasuke aprovechó para arrancarle las vendas de su lado y en un movimiento se colocó detrás para empezar a vendarlo también. Porque no le gustaba deberle nada a nadie. Si, por eso era. Por eso y para no seguir sintiendo ese perfume desquiciante. Puso la pomada antiséptica que Naru tenía y que le puso con cuidado, de una forma algo… brutal y abundante pues no estaba acostumbrado a hacer tales cosas y quería ser algo cruel con ese marrano por el que había sido herido--¡Oye! ¡Que no estás curando una vaca!—le llamó la atención Uzumaki.
¡Como si lo fuera!—murmuró el pelinegro un poco más alto de lo debido pero antes de que el otro replicara empezó a ponerle el vendaje y el otro tuvo otra cosa de la cual replicar.
¡Oye! ¿Qué? ¿Me quieres cegar o que jodido quieres hacer? ¿Es que nunca pusiste un vendaje? No se tapa los ojos de la gente al menos ten cuidado con eso o no podría ni caminar—le indicó el cabreado rubio apartando los vendajes de sus ojos y acomodándolos correctamente para que no estorbaran. Tenía el ceño fruncido. Sasuke sin verlo lo sabía, pues su pose vista desde atrás era tensa y malhumorada y de sobra tenía porque, pensó para su orgullo su torturador.
Puso la cinta para el vendaje justo encima de la herida y para fijarla bien le dio un toquecito.
¡Auch! ¡¡Jodido cri…!—dijo Naruto no aguantando más ese maltrato y volteando, justo para ver algo que lo dejó casi en shock--¡Te estás riendo!—medio acusó medio habló a lo tonto.
En seguida el otro se puso serio y molesto y lo insultó--¡Eres un imbécil!—se paró y se dirigió a la pared.
¿Acaso no sabías que podías reírte?—preguntó el ojos azules.
Sasuke se detuvo mirando aquellas puertas que intentaron separar para concentrarse en algo mientras su determinación volvía. No, no podía. Ni siquiera pensaba permitírselo. La risa había muerto con ellos.
Un segundo después el ascensor comenzó a moverse.
Naruto trató de sonar cordial al día siguiente. Como si el hecho de estar atrapados en un ascensor los hermanara o algo. Sauke lo ignoró olímpico o eso pretendió pero de vez en cuando miraba la espalda del payaso y la pregunta hecha con sinceridad e inocencia se repetía en su cerebro.
En el segundo receso, el de la hora del almuerzo, Naruto halló a Sasuke en aquel patio poco transitado por ser el más alejado y porque Sasuke “mirada fulminante” estaba allí.
¡Oye teme! ¿Qué haces aquí solito? ¡Deberías estar comiendo bentos con los chicos esos que te adoran!—dijo el ojos azules entrando muy campante mientras el otro “prefería” mirar a otro lado.
¡Lo raro es verte a ti solito! Siempre estas rodeados de tantos zánganos que a las vistas luces como una atracción turística—dijo el ojos negros sorprendiendo al otro que levantó una ceja—Yo siempre estoy solo. Así lo prefiero—añadió.
¿En serio?—preguntó Naruto.
Si—respondió el otro.
¿En serio, en serio?—preguntó Uzumaki.
¡Que si!—repetir las cosas no era algo que le gustara a Sasuke, ni sabía porque se molestaba con este. ¡Ah sí! Porque lo sacaba de quicio. Por eso era. El otro era capaz de seguir allí repitiendo “¿En serio, en serio, en serio?” Quería que se fuera de una vez.
Sonaste celoso—apuntó el otro para sorpresa de Sasuke que lo miró anonadado.
“¿Qué?”
No podía creer semejante estupidez.
Entonces el otro se empezó a reír como endemoniado. Si se daba vueltas en el piso y todo. Por un momento pensó en llevarlo a la enfermería. ¿Tendría gases el hijo de su madre?
¡JAJAJAJAJAJAJAJA!—reía Naruto mientras se tomaba el estómago y sin casi aire apuntó al ojinegro para decir entrecortadamente--¡Esa… esa ca-ra que pusis-te! ¡Estaba ge-nial, datte-ba-yo! ¡JUAJUAJUAJUA!--El idiota estaba muerto de la risa. Muerto lo iba a dejar él si no se callaba pronto y lo dejaba en paz. Como si lo hubiera escuchado el blondo empezó a repetir--¡Me muero! ¡Ay! ¡Me muero!—y Sasuke en su mente a repetir “¡Pues muérete jodido imbécil!”
Pero es que…
Cualquiera sabe que ver a una persona muerta de risa trae siniestras consecuencias. Siniestras en el caso de Sasuke Uchiha. Porque se estaba riendo de él y en la vida se había sentido tan insultado. Se acercó a gritarle cuatro verdades y se arrodilló para agarrarlo de las solapas y sacudirlo para que se despejara el muy imbécil e iba a insultarlo pero es que…
Quizás lo sacudió con demasiada fuerza…
…y cuando quiso acordar sus bocas estaban unidas…
Naruto que se reía a mares paró de hacerlo con el contacto y abrió grandes sus ojos cerrados.
¿Cómo era que se estaban besando?
Sasuke lo empujó con tal fuerza que el rubio terminó haciendo un agujero en el cemento del piso y el pelinegro se quedó muy parado mirándolo.
Los ojos de ambos mirándose, sin habla y con cara de total estupefacción.
El planeta iba a explotar y todos morirían.
¡Eso era el fin del mundo!
¿Sasuke cómo te…?—preguntaba su tío al ver entrar a su querido sobrino a casa más temprano de lo usual cuando fue completa y absolutamente ignorado por el otro que pasó casi a través de él para subir a las escaleras.
¿Era Sasuke no?—se preguntó el dubitativo Obito mirando a por donde desapareciera su sobrino.
¡PUM!
Era Sasuke. Ya no le quedaban dudas. La medio puerta de su habitación era testigo de sus arranques de furia. Aunque él no parecía furioso al entrar. Parecía… ¿perdido?
El día anterior tuvo un semblante decaído y no cenó con él en el comedor. ¿Sería que algo malo le estaba pasando? ¿Algo relacionado con ellos? Se preguntó el mayor de los Uchiha preocupado.