Sasuke estaba sentado en su cama, con las piernas agarradas por los brazos mientras miraba la construcción de enfrente y se preguntaba que diablos le estaba pasando. Desde que conociera a Naruto las cosas habían cambiado y eso no le gustaba. El día anterior fue lo de la caída y ahora… Prefería no acordarse, se dijo pero sus dedos inconscientemente fueron a por sus labios.
¿Sa-su-ke kun?—preguntó precavidamente una persona tras la puerta que estaba algo preocupada pero que temía interrumpir un ataque de ira--¿Es-tás bien?—añadió luego de un silencio. Nadie respondió por lo que el otro agregó—Traje unas cosas. Te las dejo en el pasillo. Debes alimentarte si ansías vengarte—dijo el tío en una pobre imitación de un rapero para caer en gracia a su “sobrinito”.
Sasuke abrió su puertas minutos después y recogió la charola. La dejó en la mesita de noche y la miró. El tío Obito era la única familia que le quedaba. Desde que era niño había estado ahí para él. Sería un gran padre, a menos que decidiera cantarle, lo mejor para la salud mental de su primo sería privarlo de ello.
Llegado al instituto se encontró con que el rubio ya estaba en el aula pero como siempre lo eludió solo que la mirada perturbada del otro ahora lo afectó. Ese día no fue tan payaso como de costumbre ni le llamaron tanto la atención como todos los días, pero no era que Sasuke se estuviera fijando sino que mas bien le pareció demasiada calma la clase.
Estaba en el segundo receso de nuevo. El día anterior se había ido de la institución luego de lo sucedido sin volver al aula por lo que entonces era la primera vez que se había visto con Naruto desde el incidente. Intentaba no pensar en ello cuando…
¡Otra vez aquí solo!—dijo el rubio al que el pelinegro no miraba.
Preferiría estarlo—anunció Uchiha.
¡Oye! ¡Que el único afectado aquí soy yo!—dijo el ojos azules molesto, cerca de sus pies estaba el cráter que lo proclamaba.
¡Como sea! ¡Vete y deja de ser tan ruidoso!—dijo Sasuke aun sin mirarlo. Podía ver desde la cintura para abajo del otro por el rabillo del ojo, Uzumaki se le acercó y el se preparó para las boberías que solía decir o para su enojo. Estaba seguro que le reclamaría como un niño de escuela por haber reaccionado así a semejante estupidez o reírse de él de nuevo lo que no perdonaría.
¿Te sientes bien?—preguntó el otro para su pasmo y Uchiha por fin lo miró. Se rascaba la cabeza y lucía su cara media cohibida de siempre—Es que como ayer te fuiste tan rápido y no…--
Sus hormonas no debían estar funcionando bien, se dijo porque su cuerpo estaba reaccionando algo raro a su preocupación—Mi condición no tiene nada que ver contigo—dijo levantándose y tratándose de ir. Había observado que no llevaba ya mas vendajes y se alegró por ello inconscientemente. Entonces el otro… le agarró por el brazo y sus sentidos se dispararon.
¡Oye, teme! ¡No seas así! Vamos a sentarnos hablar como buenos amigos. ¿Si?—preguntó el ojos azules con carita de ternero degollado.
¡Tú y yo no somos amigos!—dijo el reacio pelinegro sacudiendo su brazo para largarse todo seriesote y con el ceño fruncido porque no quería seguir allí mas.
¿Eso quiere decir que te besuqueas con cualquiera?—preguntó el rubio dejándolo helado--¡Bien! ¡Así está mejor!—dijo Naru al ver que el otro estaba todo aturdido y lo empujó para sentarlo y se sentó a su lado—Tú y yo somos amigos aunque no lo quieras. ¡Acostúmbrate Uchiha!—dijo Uzumaki sentado a su lado mientras le golpeaba alegremente la espalda. No sabía que contribuía con tan simple contacto a que las hormonas del otro se dispararan, estaba tan confundido que solo podía asistir a su actuar sin poder hacer nada en contrario. Trató de calmarse agarrando con sus manos el filo del asiento y pensar en algo más para enfriar su mente.
Es así como terminó preguntando—Dijiste que tus tíos te obligaban a llevar vendas. ¿Por qué ellos y no tus padres?—Era una duda que le había quedado en el inconsciente. Tal vez porque su afirmación se parecía demasiado a una que él hubiera hecho.
¡Ah! Eto…--dijo Naruto mientras sonreía algo tristemente lo que definió las cosas para el pelinegro porque sería algo que él haría, descubrió en ese simple gesto algo que los hermanaba más de lo que hubiera pensado. Que el otro comprendería lo que él sentía—Mis papás ya no están con nosotros. Mis tíos me criaron. No son mis tíos de verdad. Eran compañeros de mis papás pero a nosotros igual nos da—dijo con inocencia el menso de Naruto, algo que tocaba profundamente al pelinegro.
Yo, vivo con mi tío también—afirmó Sasuke antes de saber lo que decía. No acostumbraba hablarle a nadie de su vida personal y de pronto se encontraba haciéndolo con Uzumaki—Mis papás murieron cuando era pequeño y mi tío se encargó de mí—
¡Quién lo diría teme! ¡Al final somos igualitos!—dijo alegre el rubio.
Deja de decirme teme—advirtió Uchiha.
¡Deja de llamarme menso!—propuso el ojos azules.
Está bien imbécil—le contestó el frío Uchiha sacándole un puchero.
Tocó el llamado a clases--¡Oy! Otra vez no comí mi bento. ¡Me voy a enfermar por tu culpa—declaró con voz de despistado que se ha dado cuenta de algo el rubio. Sasuke pensaba “¡Que se maneje!” se sentía molesto porque el otro lo estaba cambiando, entonces Naru hizo algo que le causó un estremecimiento, agarró su brazo y jalándolo le dijo—Vamos que el profe de música se va a cabrear si no llegamos a tiempo. Mientras era halado el ojos negros sentía que el contacto le proveía de nuevas y raras sensaciones.
Ambos tocaban instrumentos en la banda escolar. Como era el más cool por supuesto que Uchiha tocaba la guitarra y Naruto el violento pues… la batería. Pero el fuerte de Naruto era cantar. Todos podían apreciar una armónica voz al oírla y Naruto la tenía.
Al día siguiente comieron sus bentos juntos en el segundo patio.
¿Has pensado en formar una banda?—preguntó el ojos azules.
Tengo cosas más importantes que hacer—dijo el ojos negros.
¿Cómo cuales?—preguntó Naruto pero Sasuke jamás respondió del todo.
Cosas—dijo el ojinegro.
Me agrada conversar contigo. Eres tan comunicativo—se burló Uzumaki.
Si no te gusta puedes ir con esos con los que bromeas todo el día—dijo con un mohín el otro.
¡Celoso!—dijo el Uzumaki sin levantar su mirada del almuerzo que comía.
Uchiha casi se ahoga con un arroz. Le miró. El otro… como si nada. ¿Cómo podía largar esas cosas y quedarse tan tranquilo.
Ni en un millón de años—le contestó.
¡Mejor! Así cuando me besuquee con otros por ahí no pondrás mal rollo—dijo el otro con voz monótona.
¿Qué había dicho? ¿Por qué le ponía así escuchar eso? Pensó Sasuke entre paralizado y enojado.
¡Es porque estás celoso!—dijo el ojos azules como si oyera sus pensamientos y lo miró, el otro levantó su cara con una sonrisa en ella.