Naruto corría y saltaba como desesperado en la dirección que el zorro le había indicado. El demonio podía percibir el aura del vampiro y tras varios minutos se detuvo cuando aquel le dijo que lo hiciera. Miró en derredor sobre los demás edificios pero no veía nada, mientras Sasuke, escondido tras una caseta de agua esperaba que siguiera su camino para él alejarse por otro.
Chasqueó la lengua cuando se dio cuenta de que el otro se había detenido a unos pasos. Lo peor es que no podía moverse hasta que el otro se hubiera alejado o sería descubierto y no quería pelear con el ojos azules. De verdad no quería. Por alguna razón que semi comprendía pero que no quería admitir.
¿Dónde está?—preguntó Naruto al zorro.
Esto está confuso. ¿Piensas que es como seguir a tus tíos a la tienda?—preguntó el demonio.
¿En serio puedes percibirlo o todo esto es una broma?—preguntó un poco cabreado un poco preocupado el rubio.
Sasuke sin querer pisó un tornillo suelto y su sonido atrajo los sentidos del ojos azules, sus ojos se volvieron rojos y su boca y la línea de sus ojos negro intenso, luego en un tris se halló ante el pelinegro que pretendía escapar. Le agarró la solapa y lo medio levantó mientras el otro ojos rojos lo observaba muy serio con el ceño fruncido.
¿Qué pretendes hacer ahora?—preguntó Sasuke.
¿Por qué… por qué no me dijiste? Creí que éramos amigos—le recriminó el rubio.
¿Amigos? Tienes agallas para decir eso luego de invadir mi casa. En cuanto a decírtelo. ¿Tiene su lógica no crees? Si le dices que eres un vampiro a un humano él suele espantarse—le contestó Uchiha altivo.
De pronto Uzumaki recordó algo. Su rostro junto al suyo sobre el elevador—Una última pregunta. ¿Por qué no me mataste? ¡Ese día, sobre el elevador! Estaba sangrando y tú…--
Esa es la torpe idea que tienen los humanos de nosotros. Nosotros no los necesitamos para vivir solo con fines curativos. Ustedes son como nuestra medicina. Se creen demasiado. Creen que nosotros no podemos vivir sin ustedes pero ustedes son como una bandita—dijo despreciativa el pelinegro.
¡No me has contestado!—le reprochó el rubio.
¿Importa eso?—preguntó casi dolido el pelinegro.
El otro lo empujó contra la base de la torre del agua--¡Importa!—le gritó.
¿Por qué?—preguntó el otro con su cara a milímetros de la de Naruto, la mano en su solapa temblaba. ¿Era de ira o por alguna otra razón? Se preguntó el Uchiha y la seguridad de que era esa otra cosa le llegó con la falta de respuesta por parte del otro.
Naruto se debatía en su interior. El otro era un vampiro pero… recordó lo que sintió al besarlo y las dudas se convirtieron en torbellino asolador. De pronto sus labios y los del otro estaban juntos y no solo eso sino que el otro lo rodeó con sus brazos para unirlo más a su cuerpo. El beso se intensificó.
¿Y ahora?—preguntó el rubio cuando separaron sus labios, sus ojos mirándose mutuamente.
Creo que tendremos que idear algo—dijo el pelinegro.
¿Escaparnos juntos?—preguntó el ojos azules sorprendido de querer eso.
Tal vez pero te advierto que a mi tío no lo dejaré—dijo el ojos negros.
¡Pero él es…!—dijo Naruto alejándose un poco.
Tranquilo. Él no es lo que se dice la imagen de los vampiros que ustedes tienen—dijo Sasuke.
¡Él es Naruto Uzumaki!—le presentó el Uchiha a su tío.
Obito que estaba afanado con las cosas de su nueva casa y que veía algo sorprendido que su sobrino trajera a alguien gritó de una manera un tanto… afeminada mientras pegaba un salto y se medio escondía tras el vano de la puerta.
¡Te lo dije!—dijo el menor de los Uchiha a su invitado que miraba algo azorado a lo que debía ser un terrible vampiro.
¡El es…!—gritó Obito--¡Pero yo creí que era…--dijo con algo de pánico aún pero saliendo de su medio escondite al percibir que su sobrino le indicaba con su actitud que no había motivos para temer--…más alto!—terminó con algo de sorpresa, si acaso un poco de decepción, eso tomó por sorpresa a los dos jóvenes.
Al final Naruto pudo acordar con sus tíos y estos cedieron a una tregua. A los demás se les diría que no sabían donde habían huido. Como Naruto viviría con ellos se aseguraría que no tuvieran malos hábitos y ellos se hirían al continente a perseguir nuevos objetivos alegando que ya no tenían que cuidarlo, pero la cláusula que pusieron en la mesa los jóvenes y que decidió a sus mayores fue que ellos ya estaban casados pues habían pasado por una iglesia y con ayuda de Obito que siempre cedía a los caprichos de su sobrino habían llevado a cabo el rito por lo que no podían atacar a los Uchiha sin atacar a la familia de Naruto y sus tíos nunca harían tal cosa.
Para efectos de que todo les fuera bien sin intervenciones externas los Uchiha debían desaparecer como familia.
PRESENTE. CUEVA EN EL MONTE.
¿Cómo lograron eso?—preguntó el interesado Naruto.
Sasuke 2 miró hacia un lado mientras Sasuke 1 quisiera haberle sacado la lengua y los demás estaban interesadísimos.
Es fácil…—intervino Obito 2--...siendo un Uzumaki—
A Sasuke y Naruto se les cayó la boca hasta el piso, como a Kakashi 1. Todos pensaron, pero si es la señora la que toma el apellido de su esposo…
Sasuke Uzumaki. ¡Ja! El teme no se va a olvidar en la vida del trauma de que uno de sus yos sea la señora de Naruto—se burló Kurama en el interior de Naruto y él debió aceptar que algo de risa le causaba. Miró a un lado mientras la aguantaba y entonces se encontró con un par de ojos negros muy enojados. Ambos se miraron un segundo antes de que Sasuke volteara y se fuera por donde vino.
El rubio se puso algo más. Después de todo él había insistido que se uniera a la reunión y cuando lo hizo se rió de él. Debería ir a hablarle, pensó.
Sí, pero después que se calme. Si no intentará ser viuda. ¡JUAJUAJUA!—le aconsejó el zorro de nueve colas. Naruto podía sentir como se descostillaba de la risa y no pudo aguantarse. Después de todo…
…la risa es contagiosa.
Obito 2 sonreía viendo al otro Naruto todo tentado riendo y a su sobrino con cara de no querer estar ahí y es que llevar el apellido del otro no le hacía gracia pues el uke era el que lo llevaba generalmente.
Se estaba riendo cuando sus ojos enfocaron a cierto peligris al que sorprendió mirándole. La risa se le borró del rostro enseguida.