¿Qué?—pregunto pasmado.
Al parecer la novia de Wheeler es muy fogosa—le dice Devlin a mi amigo señalándome.
¡Joey! ¿Eso de ahí es un chupón?—pregunta mi amigo con los ojos más grandes de lo normal.
¿Chupón?—me tapo la zona señalada con espanto y recuerdo la forma en que Kaiba sorbió ahí. Era evidente que había dejado marca solo que yo habitualmente no me miro al espejo.
¡Me dejaste un chupón!—le reclamo señalando la zona afectada. Él no aparta su mirada de la compu.
¿Y eso te molesta?—pregunta con descaro.
¿Te parece?—pregunto con sarcasmo pues me lo quiero comer crudo.
Te dije que marco lo que es mío—me dice.
Pues yo no soy tuyo—le digo.
Creo que eso lo aclaramos ayer—me contesta como si apartara una mosca.
Mosqueado estoy yo. Intento irme pero… el trabó la puerta desde su sillón. De nuevo. Me rindo ante las consecuencias de mis actos y voy hacia él. El muy idiota ni se levanta del sillón y me pide que me acerque.
¿Vas a hacer que te la chupe, cierto? En todas las fantasías animadas los empresarios quieren eso—le digo resignado a mi destino. El sonríe como en los duelos.
¡Creo que estás mirando demasiado yaoi!—me dice.
¡No veo yaoi! Es hentai—le digo al idiota.
El me mira de esa forma sobradora de siempre con su risa de medio lado--¡Lo que tu digas Wheeler!—me dice. Agarra una de mis manos y me hala hacia él, su boca de pronto esta sobre la mía su lengua en mi boca busca poseer todo, ambiciosa y voraz como su dueño. Antes de tener conciencia de lo que pasa me hallo sentado en su regazo, me ha volteado y mi espalda se apoya en su pecho. Mi cuerpo se ha acostumbrado tanto a él que le dio la bienvenida rápidamente y sin preparación, los suspiros y gemidos no se hicieron esperar, me sostengo de su cuello con mi brazo hacia atrás y me arqueo hacia el mismo lugar quedando mi cara boca arriba, por el costado su cara ataca la mía posesionándose de mis labios con arrolladora calidez. El beso es intenso a la vez que el sexo, sentado sobre él puedo sentir como su cuerpo se crispa de tensión mientras golpea ese punto que nunca conocí antes que él lo tocara. De pronto muerde fuerte mi cuello haciendo que el dolor y el placer se mezclen mientras saca mi mano de mi viril falo como si fuera un mosquito y lo sostiene con rudeza.
Eres mío, perro. ¡Nunca lo olvides!—me advierte antes de verter su escencia dentro de mí.
Tiemblo relajado sobre su pecho pegado. ¿Qué me ha hecho este hombre para tenerme así? Rogando por sus caricias. Ansiando estos momentos aunque sin poder admitirlo.
He pensado en algo—me dice—Sé que no te ha ido bien y…--
Ni lo pienses—le advierto furioso.
¿En que?—me mira con curiosidad.
Yo no aceptaré que me des dinero ni…--advierto.
Eso está bien por mí. Yo hablaba de empleo. Sé que puedes ser útil en mi Academia de Duelos—me dice.
¿Tu academia?—pregunto pasmado--¿Has hecho una academia para los duelos?—
Por supuesto y es un gran negocio—me dice como si nada el hijo de la fregada. Sabría sacarle dinero al aire si quisiera.
¿Y de verdad crees que puedo enseñar algo allí?—pregunto entre curioso y desconfiado. Desde que lo conozco no hace más que repetirme que para los duelos soy un inútil.
¿Cómo decirlo? Creo que tus habilidades de adaptación son bastante notorias y los alumnos menos capacitados podrían servirse de tu intuición para provocar la suya. No pienso que seas tan estúpido, solo que no eres rival para mí—me dice muy serio y yo no se si alegrarme o golpearlo. Kaiba ha admitido que no soy un mal duelista y me ha ofrecido un trabajo seguro y bien pago en una escuela de duelos.
¡Pero la uni…!—trato de quejarme.
Los horarios serán adaptados a tus horarios y tienes un ferry que lleva a la gente de la academia a esta isla en 45 minutos por lo que podrás asistir a las clases y los cursos sin molestias. ¿Qué tanto tienes que pensar perro? Es un trabajo seguro—dice. Me siento presionado y feliz a la vez.
¿Qué debo hacer?