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El Hotel Marukawa por Mariela

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Capítulo 2: Te Acompañare Hasta la Muerte

La respuesta estaba justo ante sus ojos, no podía creerlo. Inmediatamente comenzó a leerla, sorprendiéndose con cada línea ahí escrita. El reportaje hablaba de Isaka Ryuuchirou, hijo único de la familia Isaka, y de Asahina Kaoru, su secretario. Al  parecer, ambos hombres se habían enamorado en uno de los tantos días que convivieron juntos, se amaban demasiado que no les importo lo que la sociedad decía sobre ellos. Sin embargo, a la familia Isaka no le pareció ese romance, por lo que mandaron a golpear a la madre de Asahina, mientras a él lo citaron a la habitación 593 del hotel Marukawa, donde según testimonios y evidencia en cámaras de seguridad, el señor Isaka Shiro le dio muerte tras seis balazos en el pecho. Cuando su hijo se enteró de lo que habían hecho, se dirigió a la misma habitación y al ver el cuerpo inerte de su amante, cayó en la locura, lo que provoco que se cortara las venas asegurando no poder vivir sin él, y jurando acompañarlo hasta la muerte, así de fuerte era su amor. Desde entonces, las leyendas urbanas sobre ellos comenzaron a rondar en la ciudad, afirmando que sus almas aun vagaban en ese hotel, poniendo a prueba el amor que los enamorados decían tenerse e imponiéndoles la muerte a los que no cumplían con su palabra. Apenas  termino de leer esto, escucho un estruendo proveniente del baño. Rápidamente se levantó y se apresuró al lugar donde había oído el ruido. Pero al dar el primer paso dentro del lugar, la puerta se cerró de azoton, sobresaltando al peli plata.

-¡¿Qué demonios?!-gruño, comenzando a tirar de ella-¡OIGAN! ¿QUE CREEN QUE ESTAN HACIENDO? ¡ABRANME!

Mientras tanto, con Misaki-

Se despertó abruptamente al escuchar los gritos de su amante, se levantó de la cama poniéndose algo de ropa, y se dirigió a la puerta del baño, sin embargo, otro grito proveniente de la ventana lo detuvo. Camino lentamente hacia ella, su cuerpo temblaba, sentía una corriente de terror recorrerlo por toda su espina dorsal, era un miedo que alertaba sus sentidos. Y de verdad que casi se le va el alma al ver al mismísimo Usagi, colgado  de la ventana apenas sosteniéndose para evitar su caída, pero era claro que no podría sostenerse por mucho tiempo:

-¡MISAKI! MISAKI ¡AYUDAME, POR FAVOR, AYUDAME!-suplicaba el mayor

-¡Usagi-san! Usagi-san, tranquilo. Te salvare-respondió tratando de tomar su mano para subirlo, sin embargo, grande fue su sorpresa al ver que ni siquiera podía tocarla, pues esta parecía desvanecerse con el contacto con la suya-Usagi-san

-¡MISAKI AYUDAME, POR FAVOR, NO PODRE SOSTENERME MAS

-¡Eso intento!, pero…no puedo. No puedo Usagi-san-decía entre lágrimas, tratando con desesperación de ayudarlo, mas sus intentos eran vanos, todo contacto lo atravesaba como si solo fuera aire-Usagi…

 -¿Quieres salvarlo?-Pregunto una voz fría detrás de él. Se volvió encontrándose con un hombre alto de cabello y ojos cafés, vestido con un traje empresarial de color negro

-Si…¡Si, sí, quiero! Pero…-bajo la mirada  entristecido

-Si realmente quieres hacerlo, entonces…debes pagar un precio

-¿Cómo?-pregunto confundido

-¿Lo amas?

-¡Por supuesto que sí!

-¿Qué tan fuerte es tu amor?

-¿Qué?

-Si lo amas tanto como dices, ¡Demuéstralo!-exclamo extendiéndole un cuchillo-En estos momentos, él está entre la vida y la muerte, y no puedes siquiera tocarlo. Eso es obra mía, estoy absorbiendo su existencia, pero si quieres que me detenga, tendrá que darme algo a cambio

-¿Darte algo a cambio?...lo siento, pero yo no tengo nada. El…-nuevas lagrimas brotaron de sus ojos-Él es todo lo que tengo

-De acuerdo-contesto ensombreciendo su mirada-En tal caso, dame tus ojos

-¿Eh?

-Dame tus ojos, Takahashi-kun. Toma el cuchillo y úsalo para extirpártelos. Si realmente lo amas tanto como dices, hazlo sin dudar. Solo entonces dejare de absorber su existencia y se salvara

Misaki se horrorizo ante tal petición, pero sabía que no tenia de otra. De verdad, Usagi era todo lo que tenía, lo amaba y no deseaba perderlo como perdió todo lo demás que le importaba. Ahora mismo, daba igual el precio que tuviera que pagar, no quería sus ojos si eso significaba perderlo a él. Estaba dispuesto a darlos, siempre y cuando, Usagi siguiera a su lado. Con manos temblorosas tomo el cuchillo que le ofrecían, y lentamente lo acerco a sus ojos, tenía miedo, mucho miedo, pero debía hacerlo. Respiro  profundo, para luego, sin pensarlo dos veces, extirparse los ojos de su cuerpo. Soltó desgarradores gritos que resonaban  en todo el lugar, gritos que podían compararse con los agudos maullidos de los gatos al caer la noche, el dolor se incrementó al punto de ya no poder soportarlo, y entonces, cayó al suelo desangrándose cada vez más. Sus manos  y ropa estaban manchadas de sangre, la cual se escurría de donde antes estuvieran sus ojos. Empezó a soltar murmullos, casi susurros de sus labios, todos diciendo el mismo nombre-Usagi-san. Escucho pasos dirigirse hacia él, sintiendo luego una respiración fría en su cuello.

-Te seguiré hasta la muerte-escucho

Aquella era la voz de Usagi, no podía equivocarse lo que significaba que el estaba bien, y que su sacrificio no había sido en vano. Sonrió débilmente, manteniendo su sonrisa hasta que por fin su vida se terminó, viéndose rodeado por una oscuridad eterna.

Flash Black

Sus ojos se llenaron de lágrimas amargas al ver a su amante tirado en el suelo, bañado en un charco de sangre proveniente de su pecho. Corrió hacia él y lo abrazo desesperadamente, gritando su nombre. No quería perderlo, no ahora. Lo amaba, de verdad lo amaba, no soportaría vivir sin él. Un dolor agudo ardía en su corazón tanto que llegaba a sofocarlo, la agonía, el sufrimiento…sentía  que todo el mundo se caía en pedazos  en ese mismo instante, como si el dolor le carcomiera las entrañas, matándolo lentamente por dentro. No podía soportarlo más. Fuerte punzadas de tortura lo azotaban cada vez más intensas, en verdad que ya no podía aguantarlo más. No quería vivir si ya no estaba el en su vida. Si, esa vida tan llena de falsedad e intolerancia, tan llena de sonrisas fingidas, y vacío indescriptible, tan careciente de color y sentido…esa vida que más bien parecía soledad eterna, donde debía fingir algo que no era ante la sociedad que le exigía ser el heredero de su empresa, esa vida a la él le había devuelto el sentido. Lo tenía todo, pero no era lo que quería. Lo que realmente deseaba era…a “el”. Lo abrazo aún más fuerte, como intentando retenerlo en el mundo,, a pesar de saber que era inútil hacerlo. Levanto la vista del pecho de su amante, y con los ojos borrosos por las lágrimas, logro vislumbrar una navaja tirada en el suelo. Apretó los ojos aumentando su llanto, para luego estirar su brazo hacia el objeto y tomarlo en sus manos. Desplego la hoja, contemplándola  por unos breves instantes, ¿de verdad se atrevería a hacerlo? Claro que sí. ¿De qué sirve vivir si el corazón ya está muerto? Y el corazón no muere cuando deja de latir, muere cuando sus latidos ya no tienen sentido. Acerco su rostro hacia el de su amante, reclamando el último beso que le daría en vida, para después pasar temblorosamente la navaja por las venas de su muñeca, mientras esta empezaba a soltar sangre de las heridas recién abiertas. Termino con una y siguió con la otra, hasta que sintió un dolor tremendo en su cuerpo, seguida de una punzada que lo arrojó al suelo. Su vista se oscurecía con lentitud, dándole a entender los pocos segundos que le quedaban de vida.

-Kaoru, te amo tanto que…Te acompañare hasta la muerte-y tras decir esto, cerró los ojos entregándose al sueño eterno de la muerte…inhalo su último aliento, haciendo el juramento más oscuro en la historia del amor, uno que marcaría el destino de Marukawa para siempre…

Fin del Flash Black

Akihiko-

-¡MALDICION, ABRAN!-grito por enésima vez

Sus puños ya estaban sangrando de las heridas que se había hecho golpeando la puerta, sus músculos estaban cansados al igual que su garganta de tanto gritar. Estaba a punto de dar otro golpe a la madera, cuando de pronto la regadera se abrió arrojando chorros de agua a la tina, y una pared de cristal se levantó entre él y la bañera. Sus ojos se agrandaron de miedo al ver ahí adentro a su amado Misaki, quien empezaba a llenarse de agua conforme el nivel de esta aumentaba. Inmediatamente comenzó a llamarlo y a golpear la pared de vidrio con todas sus fuerzas. Su miedo crecía con cada segundo que  pasaba. Aquella tina se llenó hasta alcanzar el cuello del castaño, quien levantaba la cabeza tratando de evitar que el agua lo sobrepasara. Por más que este intentaba pararse de la bañera unas manos cadavéricas lo retenían con una fuerza superior que lo obligaba a permanecer sentado. La desesperación del peli plata se incrementó cuando en una abrir y cerrar de ojos, el nivel de aquel líquido sobrepasaron la cabeza de su pequeño, quien comenzó a ahogarse por falta de oxígeno.

-¡MISAKI! MISAKI, MISAKI…¡NOO!-gritaba sollozando

-¿Quieres salvarlo?-pregunto una voz detrás de el

-¿Qué?-se volvió, encontrándose con un hombre de cabello negro con ojos lilas, vestido con un traje azul oscuro, quien estaba recargado en la pared con los brazos cruzados-¡Tu!-rápidamente corrió hacia el y le propino un certero golpe que solo lo atravesó-¿Qué demonios?

-¿Lo amas?

-¡No tengo que responder a eso, maldito bastardo! ¡Deja ir a Misaki o…

-¿O qué?-lo interrumpió-¿Qué vas a hacer? Ya estoy muerto, pero tu lindo amiguito no, aunque pronto lo estará, y no podrás hacer nada para salvarlo. Puedes pasarte toda la noche incluso 50 años golpeando esa pared, y jamás lograras romperla. Soy el único que puede retirarla, sin embargo, eso no quiere decir que vaya a hacerlo

 -¡CLARO QUE LO HARAS! PORQUE DE LO CONTRARIO-grito tratando de tomarlo del cuello de su camisa, pero nuevamente solo lo traspaso

-¿Eres idiota o solo te haces? ¿Cómo vas a obligarme si ni siquiera eres capaz de tocarme? En tal caso, puedo ofrecerte una solución. En este momento, yo estoy absorbiendo su vida, si quieres que me detenga debes darme algo a cambio

-¿Qué?

-Es fácil. Tu vida por la suya. ¿Estás dispuesto?-pregunto, extendiéndole un revolver-¿Qué tan fuerte es tu amor, Usami Akihiko?

Usagi no lo pensó dos veces, tomo el revólver, cargo las balas y lentamente  coloco el cañón en su cabeza. Regreso su mirada hacia el castaño, sintió el corazón detenerse al verlo sumamente pálido, con los ojos cerrados, ¿Acaso ya…¡No! No podía permitirlo. Él no podría vivir sin su pequeño, vaya que no. Lo necesitaba, siempre a su lado, sin importar nada, estaba dispuesto a dar lo que fuera por Misaki. Vivir sin él no podría, morir por el era su nica alternativa.-Perdóname Misaki, pero creo que no habrá un juntos para siempre-pensaba, mientras aquel dolor en su pecho se hacía cada vez más agudo. Sus relucientes ojos lilas sollozaron, hasta el punto de desbordarse lágrimas de ellos. El gran escritor Usami Akihiko estaba llorando, eso era algo poco creíble, pero ahí estaba. El peli plata cerro los ojos con fuerza, suspiro profundo, y…disparo. Cayo al instante, azotándose en el suelo mientras lentamente se llenaba de sangre y su vista se oscurecía. Escucho pasos acercarse a él, intento ver de quien se trataba, sin embargo, solo veía oscuridad, entonces sintió un escalofrió seguido por la voz de su pequeño susurrándole al oído:

 -Te acompañare hasta la muerte, Usagi-san

Misaki-inhalo su ultimo respiro, para luego caer en la inconciencia entregándose a la muerte…

 

Despertaron al otro día en su departamento, y solo una vez hablaron de lo sucedido en el hotel, para nunca volver a mencionarlo. Fue una experiencia que les demostró que en el Hotel Marukawa siempre rondaría la promesa más oscura en la historia del amor…

Te Acompañare Hasta la Muerte

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Extra-

-¿Ya estoy muerto? ¿Es en serio Ryuuchirou-sama?-pregunto molesto, cruzando los brazos y mirando a su amante, quien estaba recostado en la cama con las manos detrás de la cabeza

-¿Qué? ¿Acaso no lo estoy? Ya relájate Asahina-respondió despreocupadamente con una actitud infantil

-No, no me relajo. Ryuuchirou-sama, ¿algún día sucederá el milagro en el que usted se tome las cosas en serio?

-Que cruel-hizo un puchero-Ehhh, se supone que morí para divertirme, trata de relajarte, al fin, ya estamos muertos ¿no? Ahora, ¿vamos por un helado? se me antojo

-Ahhh-suspiro masajeando su cien-¿Para qué me molesto? Sin importar cuantos años pasen, usted siempre tendrá la mentalidad de un niño de 10 años, ¿lo sabía?

-Si, si. Vamos por el helado-dijo levantándose de la cama y pasándole de lado, pero fue retenido por el peli café, quien lo volteo, tomo su mentón y planto un dulce beso en sus labios, provocando que sus mejillas enrojecieran

-Pero supongo-rompió el beso-Que fue por esa razón que me enamore de usted. Lo amo, Ryuuchirou-sama

-¡Ba-baka!-desvió la mirada-Lo sé, siempre lo he sabido-Y y o también te amo Kaoru, también

OOOOOOOOOOOOOOOOO En algún lugar donde convergen los planos ancestrales y el tiempo

Aquella era una mesa digna de un rey, bufet de todo tipo; americanos, japoneses, italianos, hasta españoles, comida de todas partes del mundo, de verdad era hermoso. Era una mesa rectangular, rodeada de relucientes sillas de plata, y el escenario era un bello jardín de flores multicolores, ni el paraíso se le comparaba, aunque fuera solo una ilusión, ya que el verdadero paisaje era un cementerio oscuro y repleto de neblina, pero en ese momento, como cada 10 años, fingían un paraíso que jamás conocerían ni por todo el poder que tuvieran. Esa era otra de sus condenas, sin embargo, eso ya había dejado de importarles desde hace mucho tiempo. Ocupando sus respectivos lugares, cada pareja estaba sentada alrededor de la mesa; Kirishima, Yokozawa y Hiyori estaban ubicados en las primeras tres sillas del lado izquierdo de la mesa, a su lado se encontraban Nowaki y Hiroki, mientras en el lado    derecho estaban Miyagi y Shinobu en las primeras dos sillas, y a su lado Asahina e Isaka, dejando libre los asientos de enfrente y atrás

-¿Así que el famoso escritor Usami Akihiko llego a alojarse en su hotel? Que interesante-dijo Hiroki, tomando un sorbo a su copa

-¿Y cómo les fue, Isaka? Seguro le dieron el peor susto de su vida

-Por supuesto que si Shinobu. Estoy seguro que casi le da un paro cardiaco

-Ehhh, que suerte tienen. Nosotros no hemos vuelto a tener visitantes en el teatro-dijo Nowaki con la mirada fija en su plato

-Sí, yo te entiendo Kusama. A nosotros tampoco nos ha ido bien en el callejón, todo debido a que ya lo cerraron. Nos estamos muriendo del aburrimiento ahí-comento Miyagi con una expresión cómicamente deprimida

-Eso es imposible. Ya estamos muertos Miyagi-san. Por nuestra parte, a nosotros nos ha ido bien, ya nadie ha vuelto a comprar la mansión. No al menos en los últimos dos meses, lo que me dejo más tiempo para hacer mío a Takafumi-dijo, cubriendo su boca para evitar reírse cuando el aludido casi se ahoga con su vino al oír sus palabras

-¡OI, MALDITO KIRISHIMA!-gruño el oso

-Papa, no molestes a Oni-chan. Ya se puso rojo

-Bueno Kirishima-san-hablo Miyagi-No debería sentirse especial, creo que para todos aquí, el único placer que nos queda es hacer nuestros a nuestras lindas esposas

-Y penetrarlos-completo Asahina

-También hacerlos decir que nos aman-sonrió Nowaki

-No olviden someterlos, eso lo hace más interesante-termino Asahina. Entonces,  todos los seme cerraron los ojos y asintieron en total acuerdo

Por su parte, todos los ukes, Hiroki, Shinobu, Isaka y Yokozawa se pusieron rojos hasta las orejas, totalmente molestos por las descaradas palabras de sus novios. Todos se levantaron golpeando, haciendo que Hiyori se tapara los oídos al saber lo que vendría, inhalaron  profundo y gritaron al unisonido:

-¡¡¡MALDITOS DEGENERADOS PERVERTIDOOOOOOOOSSSSSSS!!!

Fin

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

SE RESPONDERA A TODO REVIEWS QUE NO CONTEGA NINGUNA PREGUNTA SOBRE LA AUTORIA


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