¿Había escuchado bien? Sus manos comenzaron a sudar, su corazón palpitaba a un ritmo acelerado.
Su frente escurría algo de sudor frío mientras sus manos se empuñaban y un rojo invadía sus órganos oculares.
-¿Porqué?- un hilo de voz salio de la boca del principe- ¿Porqué dices eso?- no podía esconder el nerviosismo de su voz.
-Es que....- Goku no se sentía cómodo en ese momento, desviaba la mirada y las palabras no salían de su garganta.
-Contéstame.- el príncipe se desesperaba con cada segundo que el otro quedaba enmudecido, le enfurecía el hecho de que el de clase baja no lo mirase. - ¿Acaso has dejado de sentir algo por mi?
-No, yo todavía te amo, Vegeta.
-¡¿Entonces dime porqué quieres eso, insecto?! - su mirada se dirigía fijo al menor, pero esta no era correspondida.
-Solo, pienso que necesitamos darnos un espacio.
-¿Espacio? ¿Acaso soy una molestia? ¿O es que te repugno?
-No es nada de eso. - el de cabellos alborotados paseaba su cabeza en negación, no pensaba nada de eso del príncipe, pero quería estar solo para pensar en aquella situación que su hijo le había mostrado.
-¿Entonces porqué? ¿Porque quieres separarte?- el príncipe no se alejaría así como así , debía haber una razón de por medio y la descubriría.
-Porque aunque yo te ame todavía, no se si tú lo hagas.
-¿Qué te hace pensar eso?
El príncipe estaba desesperado, apretaba con fuerza la ropa del menor, terminando por acorralarlo contra la pared.
-¡Con un demonio! ¡Respóndeme!
-¡Porque tocaste a mi hijo!
Esas palabras salieron din querer de la boca del menor, pero es algo que corroía por dentro.
Por un segundo, el de cabello de flama quedó estático, pero fue retomando la cordura.
-¿Quién te dijo eso?
-....- Goku ya no quería seguir hablando del asunto, pero también deseaba escuchar del príncipe que no era verdad, que se defendiese.
-Fue ese maldito mocoso ¿Verdad?- sin querer, Vegeta habló en voz alta, sacando de las nubes al menor.
-¿Es verdad? ¿Tú lo tocaste? - las lagrimas estaban al borde de derramarse, y la respuesta que el príncipe le dio basto para que rodaran por sus mejillas.
-No...bueno si, pero no es lo que..
El príncipe fue apartado bruscamente por Goku, se secó las lagrimas y se encaminó a las escaleras.
-Será mejor que me vaya.- se disponía a subir pero Vegeta lo tomó de la muñeca, halándolo hacia él.
-Espera, tienes que escucharme, no es lo que tu crees, no se que te hayan dicho pero tienes que oírme.
El príncipe miro al menor, su rostro solo emanaba tristeza y confusión, lo soltó lentamente de la muñeca y com voz firme habló.
-Entiendo, no necesitas irte, lo haré yo.- no espero por una respuesta y se encaminó a la habitación, aquella que habían estado compartiendo estos años, abrió el armario y tomo su ropa de pelea para ponérsela, al terminar bajó sin nada que llevarse, dándole una última mirada al de cabellos alborotados.
-Te dejaré por ahora, pero regresare a hablar contigo cuando enfríes tu cabeza.
Con esas ultimas palabras salió de la casa emprendiendo vuelo, dejando a Goku con un mar de dudas en su cerebro.
-Vegeta...
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-¡No puedo creer que hayas huido de casa! ¡¿Acaso creíste que no me iba a preocupar?!
Ya había pasado una hora de ese sermón que la pelinegra le daba al joven.
Después de jugar un rato con Pan, Goten había decidido regresar a su casa, ya sabia que lo regañaría pero en realidad sus pensamientos rondaban en otra cosa.
-¡Estás castigado!- con esas palabras finalizó el regaño la histérica mujer, dejando en paz al joven pelinegro.
De inmediato se dirigió a su habitación, hacía algo de calor por lo que se quitó la camisa y se tumbó boca abajo en su cama.
-Tal vez debería hablar con papá...-aun tenia los sucesos en su cabeza, el sueño que tuvo, pero lo que realmente le importaba era su padre, queria saber porque no le dijo sobre esa relación.
Aunque los mayores lo intentaron en realidad el joven nunca lograba darse cuenta y al pasar el tiempo pensaron que lo mejor era que no lo supiese, al menos hasta que ellos se dispusieran a decírselo ya de frente.
Goten empezaba a cerrar los ojos, no durmió mucho durante la noche y poco a poco se hacia más la pesadez hasta quedarse por fin dormido.
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-Amm...- un bocado de pastel había sido devorado por la peli azul, podía sentir el sabor de la fresa con cada mordida, era suave delicioso.
-¿Ya me puedo ir a mi habitación?- Trunks había esperado a que la panadería abriese, después de aquello que escuchó sólo queria ver a su <amigo> y ver si se encontraba bien. No sabia que fue lo que pasó realmente, ni que tanto fue lo que su padre tocó a su mejor amigo.
-Esta bien, puedes irte, será mejor que te pongas a estudiar que mañana vas a la escuela y no quiero que me reporten nada sobre faltas de atención.
-Si.- el joven se retiró, realmente tenía sueño pero tenia a Goten metido en sus pensamientos y no podía dejarlo de lado. - Que mal que no pueda ni salir a verte.
El joven solo daba vueltas en su cama, su preocupación por el pelinegro era inmensa, creia que era por el hecho de que descubrió la relación de sus padres de una mala forma, pero en realidad era más que eso, cuando pensaba en que su padre lo había tocado una ola de sentimientos llegaban a él causando un dolor de cabeza y un enojo extraño.
-No se cómo pero te iré a ver, Goten.
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Un nudo continuaba en su garganta, cada kilometro que se alejaba del de clase baja era una tortura para el príncipe.
-Maldita sea, te odio por hacerme sentir débil.- el príncipe no sabía bien que hacer, pero por el momento tendría que aceptar la oferta de Bulma y quedarse en la C.C.
Estaba enojado, por el hecho de que alguien se metiera en lo que no le incumbia y le dijera Goku ese asunto y por otro lado le enfurecía más que el de cabellos alborotados no lo dejara explicarse. Entendía que estaba confundido por lo que le habían dicho y probablemente necesitaba esperar para volver a hablar con él, pero igual le dolía la desconfianza de ese momento.
Su velocidad aumentó pero no se dirigía aun con su ex esposa, quería golpear algo, destruir es lo único que le venía a la mente y lo haría.
Cada montaña que encontraba a su paso era masacrada de forma brutal, tanto con golpes como con energía disparada.
¿Se arreglarían las cosas? ¿La relación se había terminado? Simplemente esas preguntas lo abrumaban, ese nudo aumentaba y las ganas de llorar amenazaban con mostrarse pero no lo haría, esperaría sólo por que realmente ama a aquel de cabellos alborotados, pero el temor seguía ahí, ese miedo a que de verdad lo dejase.