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Camino a la perdición por zandaleesol

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La decepción que sentía Draco era tanta que estaba seguro que jamás podría volver a mirar a su padre a la cara. Aún estaba impactado por la revelación que Lucius le había hecho, encerrado en la que pronto dejaría de ser su habitación, estaba seguro que enloquecería de tanta que sentía, ahora sí con total propiedad podía sentirse el ser más infeliz del mundo la única persona en la que aún confiaba lo había traicionado miserablemente. Se preguntaba hasta el cansancio como podía ser que su padre Mortífago hasta la medula de los huesos terminaría traicionando al Señor Tenebroso por amor a Potter, qué era lo que tenía ese idiota que todos terminaban adorándolo.  

No era que su rabia hubiese disminuido simplemente ahora la curiosidad le ganaba, por más que intentaba imaginarlo no acertaba a descubrir como era que Potter después de todos esos años y sabiendo todo lo que sabía de su padre acabara amándolo también, era incomprensible que se enamorara de un Mortífago, más aún de su padre que había sido el más fiel al Señor Tenebroso, el responsable de que estuviera tanto tiempo secuestrado sólo esperando la hora de su final. Se preguntaba si podría ser que todo eso no fuera más que una treta de su padre par obtener beneficios, no era imposible después de todo, así como su padre le había dicho que debían aprovechar las oportunidades que se les presentaban en relación a lo de Fudge, también podía ser que en relación a Potter estuviera pensando de igual forma.  

Esta idea le abrió una pequeña esperanza de que todo eso que le había dicho su padre sólo fuera parte de una farsa, sí tal vez después de todo su padre no hubiese tenido la intención de salvar a Potter esa noche en que buscó al profesor de Pociones, quizá había intuido que su señor tenía la batalla perdida y simplemente decidió cambiar de bando, pero le había hecho creer al ingenuo de Potter que se había enamorado, esa era una gran posibilidad, él sabía que su padre era el señor de la manipulación después de todo, sólo había que  fijarse en lo que había conseguido de Fudge.   

Todas estas conjeturas, porque no dejaban de ser eso, fueron tomando cada vez más fuerza en su mente, tenía que ser eso no podía ser de otra manera, su padre usaba a Potter, si hasta le había asegurado que se casarían, como podía decirlo con tanta seguridad si había sido expulsado. Pero casarse con Potter el salvador del mundo mágico era lo que ayudaría a regresar triunfalmente al mundo del que había sido recién expulsado, daba lo mismo si Potter estaba enamorado o sólo encaprichado con su padre, desde el mismo Dumbledore hacia abajo harían la voluntad del “elegido”, ahora “el salvador”, estaba seguro de haber descubierto el jugo de su padre, sin duda había dado un golpe maestro.   

Pero entre todas estas ideas que ya daba por ciertas aún había algo que no comprendía, por qué su padre había fingido con él, no le había tenido confianza como para hablarle de sus verdaderos planes, quizá temía que él cometiera alguna indiscreción que estropeara su plan, se volvió a tender en la cama sintiendo algo de alivio, empezaba a comprender  que su padre no por nada había llegado a ser el hombre más influyente del mundo mágico, y seguramente con el camino que acaba de emprender pronto volvería a ocupar el puesto que había perdido, todo gracias a la ingenuidad de Potter.   

Aunque Draco debía reconocer que la idea de un matrimonio entre Potter y su padre  nunca lo haría feliz por muy conveniente que fuera. Pensó que ya que su padre estaba en vías de mejorar su vida y dispuesto a todo por conseguirlo él también debía hacer algo por si mismo, en unos días no tendría donde vivir, era hora de aceptar lo que antes le humillaba, la ayuda de Dumbledore. Le escribiría al viejo explicándole su miserable situación, no le negaría su ayuda. La única alternativa que tenía era regresar a Hogwarts, debía ser inteligente como lo era su padre y aprovechar las oportunidades que se le presentaran, por supuesto que ignoraría a todos aquellos idiotas que le habían dado la espalda, todos algún día deberían rendirse a sus pies otra vez y él tendría el inmenso placer de pisotearlos a todos.   

Con todas estas nuevas ideas en su mente se sintió infinitamente más alegre, se fue al comedor dispuesto a disfrutar una deliciosa cena, ya no importaba que debiera comer solo, había dejado de sentirse miserable, existían demasiado buenos motivos para sentirse animado, le daba igual que esos idiotas ambiciosos del Ministerio le quitaran toda su fortuna, había algo que nunca perdería, eso era su orgullo, pero no era un orgullo estúpido y banal como el de antes, sino el de saber que un Malfoy jamás perdía, aunque todos creyeran que habían sido derrotados él sabía que no y ese era el mayor triunfo de todos.  

&&&&& 

Aquella noche pasada las nueve Harry dejaba la sala común de Gryffindor para dirigirse al despacho del director a donde había sido llamado, eso era lo que había dicho a sus amigos para explicar aquella salida después del horario permitido. Ron y Hermione pensaron que sólo era una excusa para justificarse, pensaron que seguramente aquella noche Harry volvería a ver a Lucius Malfoy, pero lo que ellos juzgaron como una excusa lo era pero sólo en parte, efectivamente vería a Lucius, su nerviosismo y emoción mal disimuladas lo dejaban en evidencia, pero el director en realidad le había llamado así que se dirigió hacía allá con el corazón lleno de ansiedad.  

Al llegar al despacho no encontró al director solo como había esperado, también estaban con Dumbledore el Medimago Karatiev y Severus Snape, sus nervios al instante afloraron le parecía extraño que el Medimago quisiera verlo a esas horas de la noche.   

-          Buenas noches señor –dijo el chico intentando parecer calmado 

-          Adelante, adelante Harry –dijo Dumbledore Aún antes de saludar al Medimago Harry miró con preocupación al director.   

-          Profesor Dumbledore… ¿ocurre algo malo? 

-          No Harry… claro que no… debes  pensar  eso por el horario algo extraño en que nos visita el doctor… me pareció más prudente… si lo ven seguido por aquí quizá llame mucho la atención y creo que por ahora es mejor actuar con precaución. 

-          Ah es eso… me alegro… pensé que sucedía algo malo… con mí bebé –dijo 

-          Harry mostrando alivio en su rostro. 

-          Nada de eso Harry… ya te expliqué que no hay nada de que preocuparse –dijo el Medimago 

-          Gracias doctor… me tranquiliza saber eso. 

-          Harry creo que el doctor te había explicado que serían necesarias algunas medidas básicas para mantenerte en un estado tan saludable como el que tienes ahora. 

-          Sí profesor… ya me había dicho algo de eso. 

-          Bueno algunas de esas medidas creo que ya puedes imaginarlas –dijo Dumbledore 

-          El doctor no dijo que no podía volar en escoba. 

-          Eso es una de las cosas que no podrás hacer –dijo Karatiev –ya te había comentado que no es conveniente que sigas habitando la torre de Gryffindor... demasiado escalones que subir a diario 

-          Eso significa que deberé dejar la torre. 

-          Sí Harry me temo que así debe ser a lo menos hasta que cumplas tres meses –dijo el Medimago  

A Harry la idea abandonar aquel lugar que era como su otro hogar dentro de Hogwarts no le entusiasmaba mucho, pero si era necesario para el bienestar de su bebé naturalmente no pondría objeciones.  

-          Si eso es lo mejor para mi bebé… haré todo lo necesario… pero dónde me quedaré entonces. 

-          Harry… eso quería explicarte –dijo Dumbledore –el profesor Snape posee en sus habitaciones privadas un cuarto extra… no es muy grande… pero creo que podemos hacer todo necesario para convertirlo en un lugar más acogedor  

Harry sintió algo de temor ante la posibilidad de tener tan cerca de Snape, no era que pensara que podía lastimarlo sino era que simplemente la relación de ellos siempre había sido muy difícil y tener que convivir en el mismo lugar no le parecía que fuera algo muy fácil. Sin embargo recordó que Snape era un hombre que sabía mucho de pociones, inclusive sobre enfermedades, la idea no le parecía tan mala quizá estar cerca de él en esas circunstancias fuera beneficioso para él, el doctor Karatiev decía que no había ningún problema con su bebé, sabía que los embarazos masculinos no eran comunes a lo menos no como su caso que se había producido por su condición de ser fértil naturalmente.  

-          Profesor yo estoy dispuesto a hacer lo necesario para que mi bebé este bien… pero creo que será muy extraño para todos que yo deje la torre… y que además me quede con… 

-          Harry… estoy seguro que esto sólo será una prueba más que deberás enfrentar… no será fácil para ti… correrán rumores y esas cosas –dijo Dumbledore  

-          Eso no sería nada nuevo… todavía algunas personas me miran de forma extraña… y la verdad no me importa demasiado… pero sí me gustaría preguntarle algo profesor. 

-          Sí Harry adelante… puedes preguntar. 

-          Yo quería saber si el… el profesor Snape está de acuerdo con esto… bueno como será con él con quien… 

-          No se preocupe Potter… no estoy siendo obligado a hacer esto… yo mismo ofrecí parte de mi espacio para que usted disponga de él –dijo Snape   

Harry se quedó tan asombrado que no sabía que decir, la actitud de Snape le tomaba por sorpresa aunque el ya había notado que la hostilidad que siempre le había manifestado desde la madrugada de la última batalla había tendido a desaparecer, pero igualmente se sintió algo confuso.  

-          Ah… bueno si es así… pues gracias –dijo Harry sintiendo alivio ya que en el primer momento le había preocupado que esa idea del director fuera impuesta a Snape sin el consentimiento de éste.  

-          Bueno Harry… entonces no habiendo problemas desde mañana mismo puedes trasladarte a los aposentos de Severus 

-          Sí profesor… quería preguntarle algo más… el equipo de Quiddich debe formarse en estos días… es evidente que ya no podré jugar… claro que no lo lamento en lo absoluto pero eso también traerá muchos rumores  

-          Harry… bueno como ya dijimos los rumores serán inevitables… y sobretodo cuando tu estado no pueda pasar inadvertido… 

-          Pensé que eso no le preocupaba. 

-          Me preocupo por ti Harry… temo que alguien llegue a pensar que tu bebé… es hijo de Voldemort –dijo Dumbledore   

Harry guardó silencio, lo cierto era que él ya había barajado esa posibilidad.  

-          Profesor… ¿qué pasará si la gente cree eso?... ¿si alguien deseará lastimar a mi bebé? 

-          Harry me preocupa pero no por que piense que alguien pudiera llegar a lastimarte… estas aquí en Hogwarts bajo mi protección… nadie te hará daño estando aquí… sólo temo que emocionalmente te dañe debido a tu estado será naturalmente más sensible a cierto tipo de situaciones.  

-          No se preocupe profesor… yo sé quien es el padre de mi bebé… sólo eso es importante… lo que puedan creer los demás no es importante –dijo Harry con seguridad   

Dumbledore sonrió complacido, él sabía que Harry era fuerte, siempre lo había demostrado.   

-          Bueno Harry ya que estamos claros en este asunto, pues ahora quiero hablarte del asunto de casamiento.  

Harry abrió los ojos un asombroso no imaginó que el director arreglaría todo tan pronto. 

-          ¿Cuándo será?... ¿será pronto cierto? –preguntó Harry ansiosamente 

-          Harry me temo que no podrá ser tan pronto –dijo Dumbledore 

-          ¿Por qué no… qué sucede? 

-          Bueno Harry… la persona que tiene la licencia para efectuar el enlace está de viaje, es alguien que conozco desde hace mucho y confió en ella, estoy seguro que comprendes que las circunstancias nos obligan a ser muy cuidadosos y discretos… al casarte con Lucius estarás incumpliendo una sentencia del Wizengamot… eso es algo serio debemos ser cuidadosos… no se podrá llevar antes de un mes. 

-          ¡un mes! –exclamó Harry espantado para él un mes era como un año –eso quiere decir que deberé esperar hasta mediados de octubre  

-          Harry lo lamento… pero no hay más alternativa que esperar –dijo Dumbledore 

-          Esta bien sino hay más alternativas… no puedo hacer otra cosa.  

-          Comprendo que estés algo decepcionado… pero para compensarte  y sé que esto te hará feliz… esta noche podrás ver a Lucius –dijo el director  Harry con sólo oír el nombre ya sintió emoción y su rostro naturalmente lo dejó ver.  

-          Ahora… pero yo… no traje mi capa… no sabía que… 

-          No te preocupes… naturalmente no sabías que saldrías esta noche… le encargué a la profesora McGonagall que fuera por ella a la torre…en cuanto llegué te irás con el profesor Snape.  

-          ¿Y dónde?...  

-          En el “Cabeza de Puerco”  sólo debemos esperar a la profesora McGonagall.  

Harry sintió gran emoción, moría de ganas de ver a Lucius y sabía que el rubio debía necesitarlo a la vez que extrañarlo también, las tres personas que estaban en la oficina con él dejaron de prestarle atención, no supo si de forma premeditada, pero hablaron de temas que a él le resultaban totalmente ajenos, ahora sólo podía pensar en Lucius.  

&&&&&  

Ya caminaba en dirección a Hogsmeade junto al profesor de Pociones en completo silencio, un silencio  que se le hacía un poco incómodo, además que se aunaban los naturales nervios y emoción que le recorrían el cuerpo. Aunque el curso  había comenzado apenas  hacía dos semanas en ese breve tiempo había notado un cierto cambio en la actitud de Snape, ya no lo miraba con el desprecio de antes y eso Harry lo consideraba un cambio muy significativo y le provoca cierto alivio, ahora que era feliz y Voldemort ya no era una sombra que lo perseguía implacablemente, se sentía más maduro y capaz de perdonar antiguos agravios; si había sido capaz de perdonar a Lucius y además enamorarse de él con mayor razón debía cambiar su forma de ver al profesor que tanto había detestado por seis años. Por otra parte Snape desde el día que había sospechado de su estado, ya no le trataba con ese aire despectivo, había sido bastante considerado con él, aún más, ahora inclusive había ofrecido parte de su intimidad para compartirla con él en pos del interés de procurarle más comodidad en aquel estado en que se encontraba, algo muy importante había cambiado en el profesor, parecía que definitivamente la guerra entre ellos había acabado y sentía alivio de que así fuera, ya no se sentía capaz de odiar, sólo de amar todo y a todos.   

Cuando ya estaba cerca de entrar al pueblo Snape le indicó a Harry que era conveniente que se pusiera la capa de invisibilidad, si alguien andaba por ahí, era poco probable pero podía suceder era menos sospechoso que lo vieran a él entrando en la taberna a esas horas. Harry antes de desaparecer bajo la capa, pensó que sería apropiado darle las gracias a su profesor por todo lo que estaba haciendo por él.  

-          Profesor Snape… yo quería darle las gracias por toda su ayuda… sé que no está obligado a preocuparse por mí y sin embargo lo hace.  

-          No es  nada Potter… creo que ha llegado el tiempo de que las cosas cambien entre nosotros y para mejorar por supuesto… usted a cambiado mucho  Potter… supongo que esa experiencia de estar secuestrado por tres meses influyó muchísimo me imagino que no fue una experiencia grata, no lo sería para nadie y usted la superó con valor… cualquier otro no  lo hubiese logrado… además acabó con el Señor Tenebroso cosa que finalmente me ha permitido recuperar mi libertad, nunca fue fácil ser espía…  como seguramente para usted no fue fácil ser el “niño que vivió” y luego “el elegido”…  

-          Es cierto… nunca fue fácil ser lo uno ni lo otro… la verdad cuando estuve secuestrado no fui tan valiente como todo el mundo supone profesor… tuve miedo… estaba seguro que moriría… sabía que debía enfrentar a Voldemort… y no tenía ningún conocimiento especial de magia, nunca fui superior a él… sólo fue suerte que sobreviviera… y quizá un poco de ayuda extra en los momentos precisos… 

-          No se menosprecie Potter… ha sido bastante valiente… mucho más que magos más adultos y calificados… nadie puede culparlo por sentir miedo estando frente al Señor Tenebroso… hasta sus más fieles seguidores le temían… me incluyo…  

-          A pesar de eso usted igual estuvo dispuesto a correr todos los riesgos. 

-          No se podía hacer otra cosa… además hay que reconocer el hecho de que Lucius Malfoy a última hora cambiara de bando ayudó mucho… si eso no hubiese ocurrido creo que la historia sería muy diferente… lo más probable es que yo estuviese muerto al igual que usted… ellos ya sabían que yo era fiel a Dumbledore… ese es otro merito que debo reconocerle… jamás imaginé que existiera alguien capaz de obrar semejante transformación en Lucius Malfoy… ese merito es únicamente suyo Potter… la evidencia de eso vendrá al mundo en unos meses.   

Harry sonrió, no sabía si la intención de su profesor había sido bromear puesto que ni siquiera sabía si Snape poseía sentido del humor, quizá sí, había muchas cosas que él no conocía del hombre que era su profesor desde que tenía once años, y al parecer ahora tendría recién la oportunidad de empezar a conocerlo más íntimamente pues cohabitarían en el mismo lugar, y estaba convencido de que debía agradecerle también por eso.   

-          Gracias profesor… por ceder parte de su intimidad para darme un lugar más cómodo… tampoco está obligado… muchas gracias.  

-          No es nada Potter… hay mucho espacio en las mazmorras… además no me vendrá mal un poco de compañía… será mejor que se ponga esa capa de una vez.  

Severus Snape se sentía bastante cómodo junto a Harry, el cambió que percibía en el chico le resultaba agradable, lo pensó por un momento, quizá fuera como había dicho antes él también era una persona diferente, ya no había odio ni rencor en su corazón, aunque nadie lo supiera él también amaba, parecía que el amor no sólo había cambiado al otrora cruel Lucius Malfoy, sino también a él, ya no se sentía como el amargado y oscuro profesor de Pociones, aunque él no había tenido la misma suerte de Potter, porque estaba seguro que jamás sería correspondido como el chico que caminaba a su lado, pero había vivido un momento de pasión sin igual, había vivido el amor porque él amaba a ese chico rubio y recuerdo de ese fugaz encuentro bastaba para llenar su corazón solitario.


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